Sin dejarse desanimar por un trayecto de miles de kilómetros, las personas que huyen de las penurias económicas y los abusos a los derechos humanos en países africanos,ingresan a Estados Unidos a través de la frontera con México en números nunca antes vistos, para la sorpresa de los agentes de la Patrulla Fronteriza que están más acostumbrados a los migrantes hispanoparlantes.
Funcionarios de Texas, e incluso de Maine, pasan apuros para lidiar con el marcado incremento de migrantes africanos. Están llegando a Sudamérica después de cruzar el Atlántico vía aérea y embarcarse en una travesía que a menudo resulta desgarradora.