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QUEHACER LOCAL

Superiberia

Por Andrés Timoteo / columnista

QUEHACER LOCAL

El ayuntamiento de Camerino Z. Mendoza, conocido popularmente como Ciudad Mendoza fue el primero en dar el paso al solicitar que se decrete en “estado de emergencia” al municipio debido a la “ola” de inseguridad que castiga a los habitantes, los cuales están a merced de secuestros, balaceras, asesinatos, extorsiones y desaparición forzada, y tal petición fue adoptada por los demás pobladores de la región.

Desde hace días el alcalde del lugar, Melitón Reyes Larios -hermano del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios- salió al templete mediático para denunciar la crisis de seguridad que se evidenció por la serie de secuestros contra profesores, trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), obreros de la zona y estudiantes. Es más, ayer habitantes de Mendoza y de otros municipios aledaños como Nogales, Río Blanco, Acultzingo e Ixtaczoquitlán se manifestaron en el parque central para adherirse a la petición edilicia.

Los mendocinos hicieron circular un pliego petitorio dirigido al gobernador Cuitláhuac García con nueve puntos relativos a cuestiones de seguridad pública, entre los que destacan que se decrete al municipio en “estado de emergencia”, que haya presencia permanente de las fuerzas policiacas estatales, que se cree la policía municipal, que se instale un centro de control, conocido como C4 y, claro, que se gestione la llegada de la socorrida Guardia Nacional – ahora sí ¡lástima margaritos!, como diría el ínclito,  porque esa corporación estará dedicada a perseguir migrantes-.

Pero más allá del comentario jocoso, la exigencia de los mendocinos y de los pobladores de los municipios vecinos es seria y urgente. El corredor fabril está azotado por una cresta delictiva que mantiene a todos en la zozobra, incluyendo a Orizaba, la urbe más grande de la zona y cuyo alcalde, Igor Rojí, ya respaldó la petición para la llegada de la Guardia Nacional y hasta propuso la creación de un cuartel de la misma en el área de Rincón Chico para que tenga acceso directo a la autopista y por ende capacidad de movilización en los municipios conurbados.

La declaración el edil orizabeño es importante ya que por vez primera se reconoce la gravedad de la situación y la petición de ayuda policíaca. No hay que olvidar que en las últimas administraciones se negaba tal emergencia por las autoridades municipales e incluso se presumía que Orizaba era una especie de isla en materia de seguridad pública pese a los evidentes hechos violentos. Bueno, ahora se acepta la emergencia y se respalda la solicitud de ayuda.

Sin embargo, el ‘estado de emergencia’ no solo es necesario para el corredor fabril sino también para muchos puntos de la región centro que en las últimas semanas han sido noticia por la violencia exponencial: Córdoba, Fortín de las Flores, Tezonapa, Amatlán de los Reyes, Yanga y  Huatusco, por citar algunos donde las ‘ejecuciones’ -asesinatos con el sello del crimen organizado-, ‘levantones’ -secuestros- y balaceras a plena luz del día y extorsiones  -‘cobro de piso’- se han convertido en la cotidiana realidad.

Es imprescindible un plan de acción local para esos municipios que incluya la creación o reforzamiento de sus policías municipales, la coordinación intermunicipal en materia de patrullaje, vigilancia y reacción en caso de un acto delictivo. También un plan estatal que contemple el traslado de agentes, la coordinación con policías locales, pero sobre todo labores de inteligencia para prevenir la actividad criminal, desmantelar células delictivas y reaccionar a tiempo en alguna “situación de riesgo”, como le llaman ahora a las balaceras, homicidios o plagios.

La declaración de emergencia se quedará en mera anécdota mediática si no se aplica lo anterior. Hay que ser realistas, en el Plan Veracruzano de Desarrollo (PVD) no hay nada de lo anterior y entonces tanto ciudadanos como los ediles deben pugnar para que se diseñe una política estatal y municipal en materia de seguridad pública. Ah, y deben estar conscientes que la Guardia Nacional no es la panacea ni hay certeza de que pueda llegar a todos los lugares deseados.

Como se dijo líneas arriba, los agentes guardistas tienen ahora tareas migratorias que atender, además de que su número es insuficiente para atender todas las regiones álgidas del País. Por si algo faltara, su actuación no será efectiva -en el caso de que lleguen a desplegarse en la región- si no hay trabajo avanzado y coordinado con las fuerzas de seguridad locales.

Entonces, los ciudadanos de la zona Centro que están agobiados por la situación sí deben exigir al Gobierno Federal, pero también hay cosas insoslayables que pedir sin cejar al ayuntamiento y a la administración estatal. Ya Ciudad Mendoza dio el primer paso en la exigencia, aunque un mero decreto de emergencia no es suficiente. Si no se hace el quehacer local no funcionará el federal, así de simple.

EL EXILIO Y LA CARICATURA

Ayer se conmemoraron 80 años de la llegada del buque Sinaia a México, una de las embarcaciones más emblemáticas del exilio español en nuestro país. El barco llegó al puerto de Veracruz el 13 de junio de 1939, luego de que el 25 de mayo partió de Sète, Francia. Es el que transportó al grupo más numeroso de exiliados, mil 599 entre adultos y niños, y también fue el que dos años antes, en 1937,  trasladó a 457 pequeños españoles que fueron llamados “Los niños de Morelia”.

Hubo otros barcos como el Nyassa, Siboney, México, Isere, Orizaba y Flandre que ayudaron a la huida de los republicanos españoles de las garras del falangismo con Francisco Franco a la cabeza, quien se convertiría en dictador durante 36 años. En el puerto de Veracruz hubo celebración por ese hito histórico que es un símbolo de hermanamiento y solidaridad humanitaria de México con España, pese a la historia de la conquista y las reminiscencias de viejas heridas.

El exilio español sin duda enriqueció la vida mexicana, principalmente en las ciencias y la cultura, y México quedó grabado en la historia de España como de los pocos países que se mantuvo del lado de la República, rechazando la dictadura del sanguinario Generalísimo. Qué tiempos aquellos, cuándo nuestro país no se hincaba ante un tirano extranjero y no como hoy que capitula ante el norteamericano Donald Trump.

Por supuesto, para tal hazaña de soberanía y dignidad también tuvieron que haber grandes estadistas y patriotas. El principal de ellos fue el presidente Lázaro Cárdenas quien rompió relaciones con el régimen franquista -de hecho, México reestableció su diplomacia con España hasta después de la muerte de Francisco Franco-. Cárdenas dio refugio a los republicanos, les cedió patria y ayuda en tiempos de persecución.

 Otro fue el cónsul mexicano en Marsella, Gilberto Bosques, conocido como “El Schindler mexicano” porque logró salvar de la muerte a miles de personas que huyeron del falangismo, el nazismo y fascismo que diezmaban Europa. Los pasajeros del Sinaia traían salvoconductos firmados por Bosques. Frente a Cárdenas y Bosques, el tabasqueño López Obrador, ahora convertido en el supervisor de la policía migratoria de Estados Unidos, es una caricatura.

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