En 2014, las Afores cumplirán 17 años de vida; son instrumentos que nacieron para quedarse y cuyo crecimiento ha sido exponencial, ya operan más de dos billones de pesos, casi 13% del PIB. Empero, las áreas de mejora aún son enormes, el diseño es distante de lo requerido.
Las Afores, buscan fortalecer las cuentas individuales de ahorro de los trabajadores, para que sean parte esencial en el patrimonio de las familias, además de eje financiero para el sistema de seguridad social. Para ello, se requieren las aportaciones obligatorias, pero también el ahorro voluntario de las personas.
Ya sea por falta de cultura financiera u otros motivos, lo anterior no se está logrando. Al cierre de 2013, el ahorro voluntario apenas registra 0.6% de los recursos que administran las Afores. Es claro que los mexicanos no hallamos incentivos para ahorrar, o quizá ignoramos la necesidad futura de hacerlo.
En 16 años, el rendimiento de las Afores ni siquiera duplicó la tasa de Cetes a 28 días, la más conservadora del país. Es un retorno exiguo para servir de eje patrimonial y financiero.
Al ver cómo se distribuyen las inversiones de las Afores, resalta lo poco que se invierte en instrumentos de rendimiento variable. Por ejemplo, alguien de 20 años de edad, sólo puede tener el 40% de su ahorro en tales instrumentos, ello a pesar de que le restan quizá 45 años para tener que utilizar el dinero.
Esto es fundamental, pues si no se coloca mayor porcentaje en portafolios de renta variable, un ahorro a tan largo plazo jamás alcanzará beneficios óptimos. Una estrategia idéntica, pero operada en el sector privado, sugeriría el doble o más en tales portafolios. El rendimiento no se logra evitando el riesgo, sino diversificándolo.
La falla es lógica, pues en diversificación de inversiones, las Afores han ido despacio. Apenas en 2005 se comenzó a invertir en renta variable, y hasta 2013 en derivados financieros. No es tema de enfoques, sino de apremio, pues el 80% de las Afores, son de gente menor de 49 años. El dinero necesita crecer y producir.
En lo estructural igual hay por hacer, pues los recursos que gestionan las Afores, también se pueden invertir en financiar proyectos productivos para el país, públicos y privados. Son el 13% del PIB, bastantes para el mercado interno y útiles para crear una sinergia productiva.
En la reforma hacendaria recién aprobada, ya se aborda mucho de lo expuesto, y qué bueno, pues aunque somos país en vías de desarrollo, sí requerimos Afores de primer mundo.
Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.