El expresidente peruano Alan García dejó una carta antes de suicidarse este miércoles, en la que afirmó que no tenía que sufrir “la injusticia” de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.
“He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”, señaló la carta leída por su hija Luciana García Nores.
En dicho escrito, García, quien gobernó Perú en los períodos 1985-1990 y 2006-2011, señaló que creía que “conducir al aprismo al gobierno en dos ocasiones” fue “la misión” de su existencia y que por ese motivo sus adversarios “optaron por la estrategia” de denunciarlo durante más de 30 años, pero “jamás encontraron nada”.
“En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades”, enfatizó.
El ex mandatario escribió antes de morir que en ese sentido, “no hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza, la historia tiene más valor que cualquier riqueza material”.
“Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano, por eso repetí otros se venden, yo no”, señaló García.