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¿Quién para el vandalismo de la CNTE?

Superiberia

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, los maestros disidentes de la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que más bien por sus acciones y actitudes parecen vándalos y no docentes, creyeron que ocuparían el lugar oficialista que dejó el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), y que por ocurrencia del Presidente y avalado en una consulta popular, podrían hacer lo que les diera la gana con la educación, como lo hacía el SNTE, poniendo y quitando secretarios, subsecretarios, directores de la SEP, directores en las escuelas, decidir a que plaza mandarían a un maestro, y sobretodo, el gran negociazo: que la nómina multimillonaria de los docentes pasara por ellos.

Y eso  no ocurrió.

Si es un hecho que desplazan a el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de las preferencias de AMLO, pero de ahí a que los dejen hacer en todo el País, lo que hacen en Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, parece que no se dará.

Y es que el negocio de la educación es de ganancias multimillonarias, tanto legales como ilegales, por eso, el interés de ser el que lo dirija con la anuencia del Gobierno.

En el pasado, el SNTE era un coto de poder político, porque generaba muchos votos, es el sindicato más grande de América Latina y el más obediente, por encima de los petroleros, y eso es mucho decir.

Pero la CNTE no tiene el poder que tuvo el SNTE, ni en su peor momento.

Y mientras sigan siendo vándalos no lo tendrán.

Y desde luego que si hay maestros dignos, que aman su trabajo, que eligieron esta profesión como un apostolado y están en el Sindicato porque no había otra forma de tener trabajo y dar clases en este País. El descuento para el Sindicato es vía nómina, no les preguntan a los maestros si quieren pagar cuota, se las cobran quieran o no. Parece como si fuera una extorsión o pago por derecho de piso a los delincuentes para que te dejen trabajar.

Con la Reforma Educativa derogada de Peña Nieto, se habían acabado la venta de plazas, pero la CNTE quiere que regrese esa venta y ser ellos los que la controlen.

Así como la nómina magisterial, y aunque los defienda Andrés Manuel López Obrador y diga que no es cierto, miente, porque sí quieren tener acceso a esos recursos multimillonarios, si no para que quieren el poder.

Y aunque en el Gobierno de Morena hay un salto al pasado de muchos años gracias a la mayoría de sus decisiones, México no puede ser el último en la tabla de los países desarrollados o en vías de desarrollo por su nula calidad en la educación y proyecto educativo.

Con la toma de la Cámara de Diputados ayer por vándalos, que es continuidad de lo que hicieron la semana pasada, se va a poner a prueba el Estado de Derecho en este País; y aunque ya vimos que en el Gobierno se lo pasan por el “arco del triunfo”, acomodando las leyes a las decisiones presidenciales y no al revés, para que el proyecto de Gobierno de AMLO, la Cuarta Transformación avance, tiene que considerar un gran programa educativo con el que se saque del ostracismo a los mexicanos.

Apenas inicia esta batalla por el control de la educación. Si creíamos que el SNTE era la peor corrupción posible en el magisterio, puede ser que no hayamos visto nada comparado con la CNTE.

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