CDMX.- “Polvo eres y en polvo te convertirás”. “Conviértete y cree en el evangelio”. Esas frases, pronunciadas por sacerdotes mientras dibujan con ceniza la señal de la cruz en la frente de los feligreses, representan todo el Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma (los 40 días en los que los católicos se preparan para la pasión, muerte y resurrección de Jesús).
Cada año, en el Miércoles de Ceniza se dejan ver por las calles miles de católicos con esta señal en su rostro, pero, ¿qué significa todo esto?
Las cenizas son el resultado de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior, se imponen sobre los católicos como un recordatorio de que la vida terrenal es temporal: “La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentre en el cielo”, explican en la web catholic.net.
Al igual que la mayoría de tradiciones de la Iglesia Católica, su origen está ligado al judaísmo, en la antigüedad, estos tenían por costumbre cubrirse con cenizas cuando habían pecado.
Era un símbolo “de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios”, agregan en dicho portal web. La Iglesia Católica adoptó esta práctica y, al principio, “sólo los penitentes que comenzaran su remordimiento público recibían la ceniza”.
Fue años después, en 384 a.C., cuando, “la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos” y, aún más tarde, ya en el siglo XI, cuando la Iglesia de Roma adoptó la costumbre actual de imponer las cenizas. Las cenizas, aquello que se desvanece, como señal de una vida terrenal caracterizada por la “inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte”.
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día, mientras que la abstinencia se basa en no comer carne y es obligatoria a partir de los 14 años y, el ayuno, de los 18 a los 59 años. Los católicos entienden que, mediante estos sacrificios, se purifican y piden “perdón a Dios”.