Por Andrés Timoteo / columnista
Está en su apogeo la ‘fiesta de la carne’ en Veracruz. El sábado y ayer domingo se realizaron los desfiles magnos sobre el bulevar Manuel Ávila Camacho del puerto jarocho. Antes se coronaron a los monarcas del festejo, la Reina de la Alegría, Ilse I, y el Rey Feo, Buchaca I. El Carnaval de Veracruz es la fiesta más importante de la entidad y el principal escaparate turístico.
Son ocho días de jolgorio antes del Miércoles de Ceniza cuando se entierra a Juan Pueblo y comienzan los cuarenta días del periodo litúrgico para la limitación carnal y la expiación de los pecados cometidos con el Rey Momo. Aunque no cae en fin de semana, mañana es el día principal: Martes de Carnaval o Mardi Gras como se le conoce en la lengua francófona.
Martes de Carnaval es el día previo a que termine la fiesta e inicie la Cuaresma, entonces es el último día de relajo y desfogue sexual. De ahí su preponderancia pues como dice la sabiduría de algunos beodos, la primera y la última copa son las mejores. A diferencia de otros años, la Secretaría de Educación de Veracruz solo suspendió clases en los municipios de Veracruz, Boca del Río, Xalapa y Medellín de Bravo.
Oficialmente, según la autoridad, el festejo se restringe a esos cuatro municipios. Y claro, esa decisión es totalmente política. No hay que olvidar que hay un enfrentamiento entre el Ayuntamiento porteño, que encabeza el panista Fernando Yunes Márquez, y el gobernante estatal, emanado de Morena, por el apoyo financiero a la fiesta. En esta edición, el mandatario tampoco acudió ni a coronar a la Reina de la Alegría ni a presenciar el desfile alegórico de la mañana del domingo como marcaba la tradición.
Así, la Fiesta del Rey Momo estuvo entrampada en pleitos políticos. Por cierto, en Mazatlán fueron más valientes que en Veracruz, pues en el carnaval de aquel puerto del Pacífico quemaron como Mal Humor al expresidente Enrique Peña Nieto. Acá, los organizadores jarochos siguen padeciendo de mojigatería política y le han mutilado al carnaval su sátira política que le era inherente desde la época colonial.
Esta edición, la fiesta jarocha fue llamada el Carnaval de los 500 Años porque, como ya se dijo anteriormente, se cumplen cinco siglos de la fundación de la Villa Rica de la Veracruz, aunque por las mismas diferencias políticas se hizo sin respaldo Estatal ni Federal. La federación realizará eventos paralelos para festejar los 500 años de la ciudad porteña cuya conmemoración oficial será el próximo 22 de abril.
Pero con o sin escaramuzas político-partidistas, el Carnaval de Veracruz aglomera a miles de personas, entre lugareños y visitantes -según estimaciones serán 1.5 millones de turistas en la semana de fiesta-, ajenos la mayoría de ellos a los escarceos de los políticos y funcionarios. En carnaval, la política es para reírse no para sufrirla, diría el clásico.
CARNAVALES AFROMESTIZOS
Y no sólo en el puerto jarocho hay carnaval, pues en al menos cincuenta municipios se realizan fiestas carnavalescas igualmente, la mayoría modestas, pero eso no impide que los lugareños las disfruten. Una de las más coloridas es el Carnaval de Coyolillo, fiesta afromestiza que tiene más de 150 años realizándose en ese poblado de Actopan. Allí la población conserva sus rasgos negroides producto de la migración africana en la época colonial.
Coyolillo es una población sumida en la pobreza y el olvido, pero no deja de festejar. “Negro ha de aguantar, si los abuelos que vinieron de África aguantaron”, reza un popular consejo desde tiempos de los palenques y bateyes. Este año, en el afán de llamar la atención de las autoridades para que los apoyen, los organizadores del Carnaval de Coyolillo anunciaron que enviaron una invitación al expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, el primer mandatario norteamericano que es afrodescendiente, para que ser el invitado especial del festejo.
En Amolonga, municipio de Naolinco, se realiza otro de los carnavales afromestizos de Veracruz. Ambos, Amolonga y Coyolillo, son eventos cargados de la cultura híbrida de tres raíces: la indígena mexicana, la española y la africana. Los trajes y las máscaras talladas por los artesanos de esos lugares son verdaderas obras de arte. Disfrutar de los carnavales negros o cimarrones, como también les llaman, es una de las opciones que los veracruzanos deben aprovechar.
Por cierto, en el tema negativo está la suspensión en este año de los carnavales de Coatzacoalcos y Minatitlán, debido a la “ola” de violencia que ahoga a los dos municipios ubicados en el Sur de la entidad. La inseguridad pasa factura y la fiesta es, también, una de sus víctimas.