Por Andrés Timoteo / Columnista
MÉDICO DE CUERPOS Y ALMAS
Lucano fue un sanador griego que se impuso el reto de arrebatarle a Dios todas las vidas que le fueran posibles. No dejaría morir a la gente y curarla era su guerra contra lo divino. Tal reto lo llevó precisamente a eso, a encontrarse con lo divino, y después fue conocido como San Lucas, el tercer evangelista de las escrituras. Portavoz de lo que antes rechazaba.
“Médico de cuerpos y almas” es una de las novelas históricas más completas sobre San Lucas, escrita por Taylor Caldwell. El comentario viene al caso por la labor del doctor Raúl Rodríguez Balmori, originario de la bella Tlacotalpan, pero que tiene su consultorio en la Ciudad de los Treinta Caballeros, concretamente en el fraccionamiento Alameda, donde brinda no solo sus servicios como especialista sino un trato humano y amable a los pacientes que allí acuden.
Desde este espacio expresamos nuestra gratitud para con el doctor Rodríguez Balmori por las atenciones recibidas. Un saludo y deseamos que siga cosechando éxitos en esa profesión, casi apostolado, de sanar el cuerpo y, de paso, apaciguar el espíritu de las personas que por alguna dolencia llegan hasta él.
ZONGOLICA EN EL RADAR
A decir del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la Sierra de Zongolica está en la lista de lugares prioritarios para el ingreso de los agentes de la Guardia Nacional, una vez que dicho organismo policíaco-militar quede legalmente constituido. La región serrana de Zongolica está a la misma altura de prioridad que la montaña guerrerense o las zonas devastadas por la violencia en Tamaulipas, Michoacán y Chihuahua.
Claro, la inseguridad lleva años azotando a los zongoliqueños, aunque no al grado de que se den masacres tremendas como en Guerrero, Michoacán o Tamaulipas. La referencia que hizo el tabasqueño fue por lo sucedido la semana pasada cuando pobladores de Soledad Atzompa se hicieron justicia por cuenta propia al linchar y quemar a seis secuestradores.
Como ya se mencionó en un texto anterior, el ajusticiamiento popular es reprobable, pero entendible dado el abandono oficial de ese y otros municipios en la región serrana. Las guardias comunitarias son la opción que les ha quedado a los pobladores ante la insuficiencia de policías y la indiferencia gubernamental para atender los añejos reclamos de vigilancia y justicia.
Soledad Atzompa es una comunidad históricamente llena de agravios. Solo hay que recordar la violación sexual y asesinato de la anciana Ernestina Ascensión Rosario cometido por elementos del Ejército en febrero del 2007 en el poblado Tetlatzinga. El pasado día 6 se cumplieron 12 años de aquel crimen que sigue sin castigo y que en su momento puso en jaque al gobierno del panista Felipe Calderón quien maniobró por exculpar al Ejército, al que ocuparía en su llamada “guerra contra el narcotráfico”.
La manipulación de la justicia en la muerte de doña Ernestina sirvió para afianzar al calderonismo con los militares mientras que, a nivel local, el innombrable que en ese momento gobernaba, lo usó para allegarse poder y permiso de maniobra. A cambio de alterar pesquisas para dejar sin castigo a los soldados violadores, al innombrable lo dejó la federación consolidar sus acuerdos con el crimen organizado, el cual a su vez le ayudó a ganar -a punta de pistola- las elecciones de ese año. En eso comicios hubo “carro completo” para el PRI en las alcaldías y el congreso local.
VENDETTA ANUNCIADA
Así que la ira popular y el allegarse justicia por cuenta propia no es algo inexplicable en Soledad Atzompa. Ellos, antes de ser victimarios son víctimas del abandono oficial y las injusticias históricas. Más aún cuando los linchados están ligados a una célula del crimen organizado, según se ha conocido tras la identificación de los mismos.
Ahora, el deber oficial es proteger a ese pueblo, porque seguramente habrá revancha por parte de los demás criminales de la misma banda. Es más, ya se habla de amenazas directas contra todos los habitantes de Soledad Atzompa. Si el Estado no logra garantizarles protección, los lugareños se organizarán para repeler un ataque -esperado con certeza- y la zona se convertirá en un campo de batalla con saldos inimaginables.
Es cierto, el gobernador Cuitláhuac García acudió al lugar para entrevistarse con autoridades municipales y comunitarias y prometió reforzar la seguridad con el envío de al menos seis patrullas y un séquito de policías estatales, pero hasta ayer estos no habían llegado y la alerta seguía encendida en el poblado. La mitad de los maestros de las escuelas no acudió por temor a ser víctimas de esa vendetta anunciada.
La promesa misma de que llegará la Guardia Nacional es insuficiente porque se trata de una medida a mediano plazo. Pasarán como mínimo tres o cuatro meses para que esté constituida la corporación y mientras tanto puede pasar de todo en Soledad Atzompa. Lo que se requiere es de un plan integral de Seguridad Pública para la zona serrana, un blindaje elaborado por el gobierno estatal y aposado en autoridades municipales y guardias comunitarias.
Esa es la tarea emergente de la autoridad estatal, la cual hasta el momento se ha limitado a pasarle la responsabilidad a la federación. Además, no solo es la sierra de Zongolica donde la justicia por mano propia es la opción ante el abandono gubernamental, sino que hay sitios en otras regiones rurales donde se habla ya de guardias comunitarias y hasta grupos para policiacos de autodefensa.
Ya no se diga de las zonas urbanas donde los habitantes se organizan en grupos de vigilancia vecinal para atrapar y linchar a ladrones y secuestradores. Ese contexto no es nuevo, pero si se ha potencializado ahora que se percibe una indiferencia de la administración estatal en el tema de la seguridad. La Guardia Nacional no solo tardará para llegar, sino que tampoco alcanzará para cubrir todos los puntos de emergencia por la violencia y la inseguridad. Por eso, el gobierno del estado debe hacer su parte.