Reza el refrán popular: “Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe”. Y el cántaro se rompió. Y es que lo que sucede con el Metro de la Ciudad de México; es botón de muestra de cómo se han pervertido los llamados subsidios que otorgan los gobiernos a sus gobernados, bajo el argumento de que hay que apoyar a quienes menos tienen. Sí, el espíritu original del “subsidio” no es malo. Sin embargo, como todo lo que toca la forma de hacer política en este país, los apoyos económicos que otorgan los políticos se “pervierten” y son utilizados como “control” de las masas a las que dicen representar, pero de las cuales se sirven para sus más perversos intereses.
Y eso fue lo que sucedió con un transporte, el más noble de todo el país, que ha servido para que los “vividores profesionales” de la política se enriquezcan a costillas del erario público. Sean sindicatos o administradores de la red, todos han lucrado durante décadas de un sistema de transporte que ya corrompieron y volvieron ineficiente. Desde los “saltimbanquis” que brincan de un partido a otro con tal de mantener el “fuero” hasta quienes, sin mayor experiencia en la materia, llegan a las direcciones a “hacer y deshacer” mientras el sistema se “desbarata” cada año hasta llegar al estado en que se encuentra.
Sólo que cuando los gobernantes anuncian con base en supuestas “encuestas” que van a subir las tarifas y todo mundo “pega el grito en el cielo”, ahí sí nos acordamos que la operación diaria del Metro de la capital del país nos cuesta a los contribuyentes miles de millones de pesos que, obviamente, no salen de los bolsillos de los gobernantes, sino de lo que pagamos todos los contribuyentes, aún el dinero con el que “subsidian” su operación cotidiana.
Y peor aún, esas “mafias” cobijadas por jefes de Estación e “inspectores”, que se han enriquecido por “debajo del agua” al cobrar “cuotas” a más de tres mil vendedores ambulantes que desde hace décadas han hecho de las estaciones del sistema su centro laboral ante la falta de empleo formal que hay en el país y particularmente en la Ciudad de México.
Algunas cifras, estimado lector, para que usted se dé una idea de cómo están las cosas:
1. Dieciocho por ciento de los viajes realizados en transporte público en la zona metropolitana del Valle de México se realizan en Metro. En 2011 este medio de transporte, inaugurado en 1969, transportó mil 488 millones de pasajeros y en 2012 alcanzó su máximo, transportando mil 609 millones de pasajeros.
2. Las finanzas del Metro han dependido —desde su nacimiento— de diferentes apoyos gubernamentales, tanto para su operación como para su construcción. Durante los primeros años los ingresos por pasaje crecieron por la demanda del servicio, pero a partir de 1973 comenzaron a caer. Esto, aunado a crecientes costos financieros derivados de las inversiones en obra, lo que generó enormes pérdidas que orillaron al Metro a contratar deuda para cubrirlas. La situación continuó hasta 1978 cuando el gobierno federal absorbe la deuda acumulada del Metro desde su inauguración, de mil 194 millones de pesos (a precios de 2010), para sanear sus finanzas y continuar con la expansión del sistema.
3. Pese a lo anterior, la política tarifaria desde un inicio fue mantener el precio del pasaje fijo. Entre 1969 y 1986 el precio fue de 0.01 centavos de pesos actuales, sin tomar en cuenta la inflación o el incremento de costos. Esto generaba que los ingresos recaudados por tarifa se redujeran en términos reales, por lo que para operar se necesitaban transferencias del entonces Departamento del Distrito Federal o del gobierno federal, lo cual constituía un subsidio a la operación. Esta política también ocasionó serios problemas financieros cuando la inflación acumulada por años y en especial la de la crisis financiera de 1982, “desgastó” el valor real del boleto y de los ingresos. Las transferencias pasaron de representar 181% de los ingresos por pasajes del Metro en 1980 a mil 606% en 1985. La situación fue insostenible en 1987 y tuvo que ser compensado con diversos incrementos del precio del pasaje hasta llegar a un peso (10 mil por ciento de aumento).
En la siguiente entrega, más datos reveladores de la debacle que enfrenta el mayor sistema de transporte de todo el país.