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El minutero: cuenta regresiva

Superiberia

 

CUENTA REGRESIVA

 

El pasado fin de semana  inició el último tramo del trienio de los actuales  presidentes municipales. Los últimos quince días de lo que fue, en la mayoría de los casos, una pesadilla para los ciudadanos porque los ediles salientes se comportaron como verdaderos pillos y los menos como unos soberanos burros, con una disculpa a esos nobles cuadrúpedos por compararlos con los políticos. De ahí que el 31 de diciembre será significativo no sólo por la fiesta tradicional de fin de año sino porque se irán personajes verdaderamente nocivos. 

Sólo por citar a los casos más extremos están la oaxaqueña Carolina Gudiño, la jalapeña Elizabeth Morales, Anselmo Estandía, el apéndice infectado de Salvador Manzur en Boca del Río como Guillermo Rivas lo es del terrablanquense Francisco Portilla, de quien nunca se quiso desligar completamente, Marcos Theurel en Coatzacoalcos, Regina Vázquez en Acayucan o Tito Delfín en Tierra Blanca.

Claro, otros del mismo pelo dieron antes el salto chapulinesco hacia otros cargos de representación popular o encomiendas gubernamentales pese al sello de la corrupción que portan en la frente. Entre ellos figuran Portilla Bonilla quien perdió la diputación en Córdoba y lo nombraron al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública para que no se suicidara al vivir fuera del presupuesto. 

También Alfredo Gándara en Poza Rica que es actualmente diputado local al igual que Adolfo Ramírez de Paso de Ovejas y el huatusqueño Miguel Ángel Sedas, Alberto Silva de Tuxpan y quien es secretario de Desarrollo Social. Hubo quienes salieron a destiempo de las alcaldías  y aún no pueden regresar al templete público como César Torrecilla de Fortín de las Flores, obligado a renunciar por el escandaloso saqueo de las arcas municipales.  A él se le atribuye un desfalco de 90 millones de pesos pero sigue nadando en impunidad. Se separó del cargo alegando una enfermedad cardíaca. 

El otro es el de Salvador Manzur de Boca del Río a quien pretendían preparar para la sucesión gubernamental del 2016 pero se quedó en el camino por la sarta de pifias y delitos cometidos. Sin atributos profesionales lo hicieron secretario de Finanzas y salió vergonzosamente de esa dependencia luego de ser exhibido en un video planeando el uso de dinero público para las campañas priistas. Obviamente se aplicó la ley no escrita de que en política no se castiga el pecado sino el escándalo y el de Manzur pesó a nivel nacional. 

Lo anterior sin contar con que fue un triunfo para los Yunes panistas porque le echaron a perder una de las opciones sucesorias al cordobés Javier Duarte de Ochoa. Ahora, el compadre quiere revivir políticamente al boqueño con la diligencia estatal del PRI pero sólo un milagro reparará el daño y lo haría regresar a la carrera por el 2016. Pero volviendo al tema de los que se van, la mayoría son de la camada de la fidelidad. Es decir fueron colocados por el innombrable al que le rendían cuentas, lo siguieron obedeciendo y beneficiando con contratos de obra pública entregados a compañías de cómplices o manejadas con prestanombres. Además de que hicieron honor a su padrino imitándolo en el saqueo de las tesorerías. 

La buena nueva es que todos ellos se van, la mayoría por la puerta trasera y con el repudio de los ciudadanos. Por esta razón, la realización de ceremonias para “rendir su tercer informe gubernamental” es literalmente una burla para la población. Aunque a la única edil que la policía estará cazando al terminar su gestión es la alvaradeña Sara Luz Herrera, lo ideal es que se hiciera una redada simultánea para atrapar a los demás pillos que durante tres años se robaron el presupuesto.

 La mala nueva es que los que llegarán no pintan para mejor. Tal vez la alternativa esté en aquellos municipios donde habrá cambio de partido político como en Córdoba o Boca del Río y en donde los nuevos munícipes surgieron de la iniciativa privada, y aunque fueron postulados por el tricolor tienen la opción de no someterse a las corrupciones que distinguen a ese partido, a los desatinos  gobernante en turno o la ominosa injerencia del innombrable.  Es por eso que hay algunas expectativas positivas -no tantas- para personajes como Armel Cid en Fortín de las Flores o Ramón Poo en el puerto de Veracruz.

 En fin, continúa el tic…tac del reloj municipal que acompañan el deseo enorme de los veracruzanos para que se vaya esta bola de rateros y buenos para nada. Lo malo, como siempre sucede en estos casos, el tiempo en la cuenta regresiva transcurre muy l-e-n-t-a-m-e-n-t-e.

 

NUNCA UN YUNES

 

Ya se ha dicho pero es necesario repetirlo. Los senadores y diputados federales y locales que votaron a favor de la llamada reforma energética, y con ello la entrega del patrimonio nacional a los empresarios,  condenando a la miseria a todos, deben ser tratados como traidores a la patria. No hay otro epíteto para definirlos.  Ninguno debe seguir vigente en la política y en especial, los tres Yunes -José Yunes Zorrilla, Fernando Yunes Márquez y Héctor Yunes Landa- que aspiran a participar en los comicios del 2016 para renovar la gubernatura.

 Ellos  no tienen derecho -ni cara- para presentarse de nueva cuenta ante los ciudadanos y pedirles el voto. Nunca más  deben ser incluidos en ninguna planilla, ni siquiera para competir como Rey Feo de un carnaval o para ser jefes de manzana de sus vecindarios. Si alguno de ellos llegara a figurar en las boletas del 2016 -lo que es posible porque son descarados y tendrán la osadía de anotarse y porque sus partidos son santuarios de la traición- entonces los veracruzanos se deben cobrar la afrenta y castigarlos enviándonos al basurero de la historia.

 Y vaya que la política es cambiante y de paradojas – y parajodas- porque aquella frase que rumiaba en todo momento el obsesionado innombrable cobra vigencia pese a su indeseado emisor: “Nunca un Yunes en la gubernatura”. Claro hablando de los tres traidores: José, Fernando y Héctor. Nunca uno de ellos como gobernador de los veracruzanos. En cuanto a la actuación de los diputados locales, priistas y panistas, del congreso local que se apresuraron a votar la minuta enviada por las cámaras federales, no vale ni siquiera la pena indignarse con ellos o reclamarles. La presidenta de la mesa directiva, Ana Guadalupe Ingram y el resto de su bancada así como la fracción azul se portaron como lo que son: unos fámulos a los que les truenan los dedos, alzan la mano y mueven la cola.

 

TODO EL MUNDO LO SABE

 

Lo publicado por la revista norteamericana Forbes sobre la lista de los políticos más corruptos de México, en la que ubica al ex gobernante estatal, aquel que no debe ser nombrado, en el octavo sitio es cuento viejo. Como dice el corrido de El Pueblo y el Mal Gobierno: “ni crean que nos dan la  llave/ de un descubrimiento inmenso/ no sé porque se hacen mensos/ si todo el mundo lo sabe”.

 Todos los veracruzanos saben las atrocidades que perpetró el innombrable y padecen las consecuencias económicas, sociales, de seguridad pública, culturales y hasta religiosas de su fatídico sexenio. Todo lo que infiltró la fidelidad, lo pudrió, incluida la prensa y las iglesias.  Entonces, la noticia no es que su nombre aparezca en la lista de los diez más corruptos sino que de esos sólo dos, Elba Esther Gordillo, la ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y Andrés Granier, ex gobenador de Tabasco, estén encarcelados.

 El resto de los enlistados -Carlos Romero Deschamps, Raúl Salinas de Gortari, Genaro García Luna, Tomás Yarrington, Humberto Moreira, Arturo Montiel, Alejandra Sota  junto con el innombrable- están cubiertos por el manto de la impunidad de los gobiernos federal y estatal. Todos ellos acumularían un milenio de prisión y varios son candidatos a ser extraditados a Estados Unidos por delitos más graves que el saqueo de los erarios. Así de simple.

 En resumen, lo que divulgó la publicación Forbes es algo que ya era del dominio público pese a que provocó revuelvo en todos los círculos políticos y mediáticos. El otro dato novedoso es de inercia pues con este reportaje la embajada a la que aspiraba el innombrable terminó de hacerse humo. Cosecha lo que sembró y todavía le falta, dirían los conocedores.

 

¡AHÍ VIENE LA RAMA!

 

El lunes 16 iniciaron las tradicionales Posadas correspondientes a los nueve días que, en las creencias cristianas, recuerdan la caminata que hace dos milenios hicieron María y José  a Belén donde nacería el profeta Jesús.  La novena es el comienzo de los festejos navideños en México y en este contexto hay una  propuesta ecológica y sumamente interesantes que busca cambiar el patrón de consumo voraz en estas fechas.

Se trata de que las familias que acostumbran a colocar en sus hogares un árbol navideño no opten por uno que sea cortado del bosque, incluso si éstos son cultivados para ese fin. Es algo atroz matar a un árbol para festejar la Navidad cuando lo que esta fiesta es el pregón de la esperanza, la  paz y el respeto a la vida. Lo que se recomienda es adquirir pinos que estén plantados con raíz para luego resembrarlos en el bosque o jardines, evitando  su muerte.

 El trasplante de pinos de la tierra a una maceta o bolsa con tierra debe hacerlo gente conocedora –se sabe que lo que hace morir a las raíces es el contacto directo con el aire- pero es posible, además de seguir ciertas recomendaciones para ubicar al árbol cerca de una fuente de luz natural como ventanas, puertas o tragaluces y alimentarlo con agua moderada y nutrientes para que resista el mes y medio que duran los festejos.

 Hay organizaciones ambientalistas que proponen pasar a recoger los árboles vivos después del periodo navideño para llevarlos a resembrar en las zonas boscosas en el caso de que la familia no tenga dónde plantarlo. También agrupaciones como Siempre Verde impulsa un proyecto para que cada familia pueda adoptar un árbol en navidad y hacerse responsable del mismo durante toda la vida. Verlo crecer contando su edad desde el invierno que lo adoptaron es una opción para alimentar el espíritu navideño cuidando un ser vivo.

 La tercera opción que es más colorida, cultural y cercana a nuestra idiosincrasia es la de recuperar la tradición mexicana de adornar La Rama, es decir, sólo cortarle un brazo a un árbol adulto para ataviarlo con luces multicolores, esferas y regalos sin tener que matar al pino. Los viejos no se equivocan y la tradición de siempre de usar ramas para simbolizar la Navidad también era una acción para cuidar el entorno natural. 

Es más, si se revisa el sustento evangélico para representar a Jesús en una planta se tiene que el profeta Isaías anticipó que “una rama (brote) saldrá del tronco de Jesé (el padre de David)” al anunciar la llegada de El Mesías, y entonces la propuesta de rescatar la mexicanísima Rama no sólo es una bella idea para mantener la tradición sino también para no asesinar árboles, serruchándolos en nombre de la Navidad. ¿No creen?

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