Para la mayoría un tema irrelevante, para otro tanto un caso cerrado, algunos más lo consideran un cuento sin fundamentos, pero para los más crédulos y aventureros es un misterio que yace aun hoy día entre una de las zonas más recónditas e inexploradas de México.
Esta historia comenzó a gestarse en Sevilla, España, el 10 de junio de 1933, cuando un avión bautizado con el nombre de Cuatro Vientos se disponía a concretar el mayor vuelo transoceánico jamás emprendido hasta entonces, los hombres designados para tal proeza fueron los pilotos Mariano Barberán y Joaquín Collar.
La misión era realizar una travesía sin escalas por el Océano Atlántico, entre Sevilla, España, y Camagüey, Cuba, y de ahí el viaje tendría una ruta que cruzaría el espacio aéreo de Yucatán, Tabasco, Veracruz, Orizaba, Puebla, para aterrizar en el aeródromo de Balbuena en la ciudad de México y finalmente concluir su recorrido en la ciudad de Chicago.
Despues de haber completado la primera fase de la ruta y llegar con bien hasta la Habana Cuba, El día 22 de Junio por la mañana el cuatro vientos levanto el vuelo de la pista y se perdió en el horizonte rumbo a México. Sin embargo, cerca de las 11:45 am Villahermosa, Tabasco sería el último lugar donde fuera vista la mítica nave. A partir de ese último dato, nada se sabe hasta el día de hoy sobre el paradero del avión ni sus tripulantes.
La reacción de las autoridades Mexicanas no se hizo esperar e inmediatamente se dispuso de la fuerza aérea mexicana para realizar la búsqueda, misma que resulto infructuosa y que finalizo con el veredicto de que el avión había caído en aguas del Golfo de México.
Años más tarde la prensa nacional publico una serie de relatos y testimonios de habitantes de la recóndita región mazateca en Oaxaca. Mismos que afirmaban ser testigos de la caída de un avión en la montaña de la guacamaya en la sierra negra de Puebla. Lo que llevo a un sinfín de investigadores, periodistas, militares y aventureros a realizar expediciones a la zona, donde fueron recolectadas diversas versiones sobre los hechos sucedidos, sin que hasta el día de hoy se pueda aportar evidencia solida que demuestre que en esta región sucumbió el cuatro vientos.
Han pasado 80 años de la tragedia que marcó una de las mayores hazañas en la historia de la aviación mundial, nada se sabe con exactitud sobre el paradero del cuatro vientos, sin embargo muchos indicios apuntan a que las escarpadas y vírgenes montañas de la sierra Negra y la sierra Mazateca, siguen guardando celosamente los restos del histórico avión.
Incluso, se piensa que desde el día del accidente un aire enrarecido se apodero de los habitantes de aquellas regiones que son discretos para hablar del tema. Han pasado más de siete décadas y hoy día la historia del cuatro vientos sigue fascinando a todos aquellos que piensan que no solo de pan vive el hombre.