Orizaba.- La tradición de “El Viejo” nació en el Puerto de Veracruz, cuando trabajadores de los muelles iniciaron una protesta haciendo ruido con latas, y tapaderas de metal, porque no recibían aguinaldo.
Como la primera vez no obtuvieron resultados, el siguiente año volvieron a manifestarse. Y esta vez consiguieron que los patrones les obsequiaran botellas de licor y alimentos con la finalidad de evitar escándalo.
Desde entonces, cada año en fechas de Navidad, un grupo de personas (amigos, familia o vecinos) se viste de manera graciosa, y sale a las calles a pedir aguinaldo de forma alegre y jocosa; comúnmente las personas van vestidas de sus personajes favoritos, pero al menos uno de ellos, va disfrazado de viejito, con un bastón y una cinta con el nombre del año que se acaba: Este año es 2018.
La comitiva que acompaña al “viejito”, se hace resaltar con tambores, latas, guitarras, panderos, y demás instrumentos que animan la canción: “una limosna para este pobre viejo”.
En algunas regiones de Veracruz, cuatro días antes de que termine el año, las familias ponen frente a las casas un muñeco relleno de papel, cohetes y trapos viejos para representar al año que termina.
“El viejo” debe portar una leyenda que diga: “Una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos para el año nuevo”. Y va acompañado de una lata para que los vecinos hagan sus cooperaciones.
A la media noche del 31 de diciembre, a “El viejo” se le prende fuego, haciendo que exploten los petardos y que el estruendo cause tal bulla y risas que todos se diviertan con la despedida del Año Viejo.