Por: Andrés Timoteo / columnista
GAVILLEROS, DE FIESTA
Ayer fue día de fiesta para los gavilleros, pero no los que hicieron la Revolución hace un siglo -acuérdense que los porfiristas llamaban así a los campesinos que se levantaron en armas- sino a los actuales y que son verdaderos pillos. Se trata de los mafiosos de la política, funcionarios y exfuncionarios que han incurrido en un sinnúmero de tropelías, pero que serán “perdonados” por el futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador.
El tabasqueño ratificó su intención de exculparlos de todo lo que han hecho. “Sí, es un perdón, un punto final (para) que se acabe la historia trágica, horrenda de corrupción e impunidad porque si no todo va a ser puro escándalo”, dijo. De esta manera, con un decreto personalísimo, el caudillo confirma la amnistía que había prometido a la que mucho tiempo llamó la “mafia del poder”.
No castigará a los corruptos, dice, porque sería “perder el tiempo” en procesos judiciales y prefiere mejor abocarse a construir la “Cuarta Transformación” del País. Es un argumento hilarante, por no decir trágico, ya que el que prometió el “cambio verdadero” -todas las palabras y frases entrecomilladas no son para fastidiar al lector, sino para citar textualmente lo que dijo o ha dicho López Obrador -, ahora abraza la impunidad y rechaza la aplicación del Estado de Derecho.
Para él es una cuestión de “escándalo” aplicar la Ley y no un asunto de urgente justicia al pueblo maltratado por décadas. Y bueno, ¿si están de moda las consultas populares por qué no realiza una para preguntarle a los mexicanos si quieren perdonar a los políticos corruptos? ¿No vale la pena escuchar al pueblo como lo estuvo diciendo durante los 18 años de campaña electoral?
Enrique Peña Nieto y todos los de su gabinete se irán a gozar de lo robado sin preocupación, pues los amparará el perdón lopezobradorista. Javier Duarte, César Duarte, Roberto Borge y otros exgobernadores seguramente saldrán de la cárcel, pues no habrá nuevos procesos judiciales pese a todo lo que hicieron. Karime Macías continuará disfrutando del botín en Gran Bretaña, pues será agraciada con el perdón del tabasqueño. ¿A poco no es para que los gavilleros salten de contentos y hagan fiesta?
Si se acude a los parámetros del sistema republicano, donde debe imperar el Estado de Derecho, a López Obrador no le corresponde otorgar perdones. La Ley no lo faculta para ello. La amnistía la concede el Poder Legislativo que es, se supone, donde radica el poder del pueblo. Además, para llegar a una concesión de perdones se debe pasar por el filtro del Poder Judicial. Que se haga por la orden de un gobernante no corresponde a una democracia sino a una dictadura.
En anticipo de un perdón generalista por obra y gracia del caudillo tropical es por lo cual se repite la imperiosa necesidad de que haya contrapesos. El Congreso de la Unión y el Poder Judicial deberían -se habla en condicional porque en realidad no hay garantía que lo hagan- oponerse inmediatamente a esa exculpación por decreto.
Empero, el predominio del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en las cámaras de diputados y senadores atajará cualquier intento de contradecir al caudillo y seguramente los legisladores, algunos con una larga trayectoria en la exigencia del castigo a los corruptos, tendrán que esconder sus estandartes de lucha para no incomodar al presidente imperial.
Lo siguiente que vendrá es el otro perdón, ahora para los capos del crimen organizado, como también ya lo ha anticipado López Obrador y aun cuando dicha propuesta ha sido rechazada por las víctimas y sus familiares en los foros de escucha y en todas las tribunas usadas para exigir justicia por los asesinatos, desapariciones y demás violencia perpetrados por las organizaciones delictivas.
A nivel estatal las cosas van por el mismo rumbo, pues también se anticipa el perdón a los mafiosos de la política. En los últimos días, Patrocinio Cisneros, quien será el próximo secretario de Gobierno ha dicho que los exfuncionarios estatales -los del duartismo- saldrán libres en breve. Claro, usa la muletilla de que los liberarán por fallas en las carpetas de investigación abiertas por la Fiscalía, pero en realidad es porque desde el cuitlahuismo y el lopezobradorismo se pugnará para que así sea.
Lo que hace Cisneros es anticipar excusas para cuando vengan los cuestionamientos sobre los corruptos que beneficiarán con el perdón político, pero hasta eso lo hace mal ya que este señor sabe de leyes lo mismo que de física cuántica y su retórica se basa en reportes periodísticos y denuncias en redes sociales, sin contar con que sus asesores son los hermanos Gidi y los abogados de la fidelidad, Fidel Ordóñez y Jorge Reyes Peralta. Habrase visto tanta obviedad.
En fin, vendrán días venturosos para los corruptos duartistas y fidelistas: los que están presos recuperarán su libertad, los que están escondidos caminarán libremente por las calles, los que están expatriados regresarán a Veracruz y los que están desempleados serán llamados a la mesa del señor… Cuitláhuac García, al gabinete pues, para administrar la abundancia de nueva cuenta. Eso, la gavilla local se los agradece.
LOS CHALECOS AMARILLOS
La cólera popular lleva cuatro días en Francia. Desde el fin de semana hay protestas realizadas por los “Chalecos Amarillos” (Gilets jaunes), manifestantes que usan esta prenda con vivos amarillo fosforescente -como los que usan los trabajadores en carreteras para que los automovilistas los distingan a la distancia- que ha desquiciado el alto tráfico en las periferias de Paris y otras ciudades galas.
La movilización es contra la decisión gubernamental para el aumento en el precio de los combustibles -gasolina y diésel, principalmente- y el bloqueo de autopistas amenaza ya a la economía francesa, pues miles de empresas han ralentizado el movimiento de mercancía o sus servicios. El fin de semana fueron 300 mil los manifestantes en acción, el lunes 27 mil y ayer martes 11 mil personas que se movilizaron.
En total, durante los tres días de manifestaciones se bloquearon 2 mil puntos carreteros y estaciones de servicio. Al interior de las ciudades, entre ellas París, también se han realizado marchas y concentraciones en las plazas públicas, y la marea de gente ha provocado, obviamente, el enfrentamiento con las fuerzas del orden. El reporte oficial dice que hay un saldo, hasta el momento, de 600 heridos, 17 de ellos graves. Hay también dos personas muertas y decenas de detenidos
El movimiento de los “Chalecos Amarillos” es peculiar porque no está ligado ni a los partidos políticos ni a las organizaciones sindicales, sino que es netamente ciudadano y además en su mayoría son jóvenes quienes lo integran. Ellos, jóvenes y ciudadanos sin ligas partidistas o gremiales han asumido la responsabilidad de ser los portadores de la ira popular.
La convocatoria fue posible a través de las redes sociales y de acuerdo con las mediciones de empresas especializadas durante los tres días hubo un tráfico de un millón de tuits informando sobre el movimiento, puntos a concentrarse y demás datos para sumarse a las acciones de protesta. Así, los enchalecados llevan tres días desquiciando a Francia. Aquí, el precio del litro de gasolinas sin plomo Súper 98, Súper 95 y Súper 10 -equivalentes a la Premium mexicana – oscila entre 1.45 y 1.5 euros -entre 33 y 25 pesos mexicanos- el litro.
Esta movilización ciudadana tiene como antecedente aquella famosa “Nuit Debout” (Noche de pie) que durante varias semanas concentró a miles de jóvenes en la Plaza de la República en París en el 2016 para organizar las protestas por la reforma a la Ley del Trabajo impulsada por el entonces gobierno de François Hollande, pero ahora ya tomaron las autopistas y calles, y amenazan con elevar la presión al gobierno.
ENCANTO EFÍMERO
Hoy los “Chalecos Amarillos” son el símbolo de repudio a la política económica del presidente Emmanuel Macron y la presión ha hecho que las organizaciones patronales salgan a quejarse por las pérdidas financieras que conllevan los bloqueos carreteros y el asunto cala en el Palacio del Eliseo por un dato preocupante: el desplome en 30 puntos de la popularidad del presidente Emmanuel Macron a un año y medio del inicio de su gobierno.
Macron inició su gobierno en mayo del 2017 con una popularidad del 64 por ciento y en octubre pasado tenía 34 puntos. Así, 7 de cada 10 franceses lo reprueban y estaría a solo dos puntos de igualar a su antecesor Hollande, quien terminó su gobierno con sólo 28 por ciento de aceptación, ya que los expertos estiman que en este noviembre el mandatario galo perdería otros 4 puntos en su porcentaje de aceptación popular.
Ya se acabó la magia de ese Macron que organizó un movimiento independiente a los partidos políticos tradicionales y los derrotó en las elecciones presidenciales de 2017. Hoy por hoy Macron es el gran repudiado por los franceses. Vaya, aunque no les guste a muchos, Francia debe ser un referente para México donde sucedió un fenómeno electoral similar al francés de 2017.
El tabasqueño López Obrador creó un movimiento personal -el de Regeneración Nacional- y el primero de julio pasado derrotó a todos los partidos tradicionales y se convirtió en presidente electo con la mayor popularidad histórica. ¿Cuánto tardará en desplomarse en la aceptación ciudadana? Posiblemente no durará mucho esa bonanza en el apoyo popular, pues aun cuando todavía no asume el cargo ya se ha ido desgastando.
Lo anterior a causa de desdecirse de sus compromisos de campaña electoral. Uno de ellos, por cierto, tiene que ver con el precio de los combustibles, pues prometió acabar con los llamados ‘gasolinazos’ -el aumento mensual -, pero ya se desdijo. La encargada de recular en esa promesa de campaña fue Rocío Nahle, senadora advenediza por Veracruz y futura secretaria de Energía, quien afirmó que no se eliminará el Impuesto Especial de Productos y Servicios (IEPS) que grava las gasolinas y causa el incremento mensual en su precio.
La zacatecana dijo que mantendrán el gravamen porque lo recaudado servirá para financiar los proyectos de la Cuarta Transformación. Ajá, sí, un argumento pueril para engañar a la opinión pública. Entonces, hay que voltear a ver lo que sucede en Francia porque posiblemente en un año López Obrador y sus allegados sean tan impopulares como Macron, o peor aún, como el mismo Enrique Peña Nieto -que ahora anda en un 23 por ciento de aceptación-.
El encanto de los caudillos es efímero en estos tiempos y la Cuarta Transformación podría acabar tan desdorada como la frase esa de “Mover a México”. ¿Habrá “Chalecos Amarillos” en México que obliguen a López Obrador a cumplir sus promesas? La ciudadanía -y en especial los jóvenes- debe estar lista para ser portadora del enojo popular.