México es un país que se extraña. Se los digo.
Es un país entrañable por muchas razones. La calidez y hospitalidad de su gente es la principal razón.
Los mexicanos sí nos desvivimos por complacer a quienes nos visitan.
Somos un pueblo muy apapachador. Pero también porque es un país notablemente hermoso. No hay entidades que no tengan rincones espectaculares, bendecidos por climas amigables y trato familiar de sus pobladores.
Un gran país, sin duda.
No obstante, también somos un país que tenemos lógicas muy peculiares. Más allá, absurdas. Es decir, fuera de lógica, o contrario a ésta, y a la razón.
Me lo preguntaba al cruzar Migración en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Ya saben, entré a una muy hacinada zona para recoger equipaje, donde para tomar tu maleta tienes que empujar al prójimo o para desplazarte en el carrito es necesario pedir permiso cada medio metro. ¿Por qué en México no hemos construido otro aeropuerto para esta gran ciudad?, urge.
Y claro, Atenco viene a la mente. ¿Por qué unos macheteros se opusieron de tener el privilegio de recibir un aeropuerto en su municipio, lo que en automático significa un serio despegue económico? Hoy sigue ahí el Auditorio Emiliano Zapata ¿Y qué más? ¿Dónde estuvo el beneficio para la población el oponerse?
Tras pasar aduanas, me pongo al día. De botepronto, saltan dudas en la medida que leo la información. ¿Por qué los mismos que impulsaron al ingeniero Cárdenas, son los mismos que lo bloquean para llegar a la presidencia del sol azteca?
Sigo leyendo y, ¿por qué los agremiados de la CNTE marchan en el Día Internacional para eliminar la Violencia contra la Mujer? ¿Qué han hecho en ese rubro?
Carajo, ¿quién hace un picnic en Viaducto?
El país de los absurdos.
Aperitivo: La Tuta mediática
En general, en todo el mundo los criminales suelen vivir en la clandestinidad, en la obscuridad, justamente para no ser descubiertos. Por lo menos es la lógica general.
En México, no. Aquí los capos de organizaciones criminales se mandan a hacer corridos, hacen videos con su imagen y se dan el lujo de señalar públicamente, a través de las cámaras, a legisladores de la República.
Servando Gómez La Tuta, líder del grupo delictivo Los Caballeros Templarios hablaba con toda naturalidad frente a las cámaras. Hablando de moral, acusando con dedo flamígero a “los mentirosos” . Eso sí, aceptando sin pestañear los secuestros (llamándoles “retenciones”) como necesarios, mientras se refería a su cártel como La Empresa.
Instalado ya en papel de juez, el presunto criminal repartió sentencias a diestra y siniestra. Juzgó y condenó con celeridad a la senadora Luisa María Calderón, y aprobó al gobierno federal y estatal. Sus palmaditas. Podéis estar tranquilos. El capo los ha aprobado.
De hecho, ni la burla perdona. Se dio el lujo hasta de hacer llamados a las autoridades para que investiguen a la senadora y su entorno, cuyo pecado sería ¡haber dialogado con él!
El país de los absurdos.
Piatto forte : INE, el elefante blanco
La idea original tenía sentido. Crear un Instituto Nacional de Elecciones que se encargue de organizar todas las elecciones del país. Las federales, las estatales y las locales.
La intención sería evitar que gobernadores o caciques metan manos en las elecciones locales y que las manipularan en favor de sus respectivos partidos.
Suena lógico. Difícilmente un gobernante local podría manipular un ente nacional.
Para que esto funcionara, evidentemente tendrían que sustituir a los institutos locales, muchos de los cuales son en realidad cotos de poder de los gobernadores.
No obstante, para sorpresa de propios y extraños, el consenso que está en la mesa de los partidos políticos es que el INE va… pero sin desaparecer a los institutos locales electorales. ¿Y entonces? ¿Para qué lo cambiamos?
Para eso, dejamos al IFE, que ya es marca conocida y que se encargue de las federales, y a los locales que se encarguen de las locales… ¡Como estamos ahora!
No obstante, lo que está sobre la mesa es tener las dos opciones, que nos saldrá el doble de caro (no han dado a conocer el impacto presupuestal de semejante decisión) duplicaremos más funciones de las que duplicamos ahora y, sí… no resolverá la problemática para lo que fue propuesta.
El resultado será un elefante blanco federal y muchos elefantitos blancos en los estados. ¡Bien!
El país de los absurdos.
Dolce: el tripartidismo
Ciertamente una de las consecuencias del tripartidismo que vive México no sólo es la parálisis, sino también que se construyan absurdos de leyes que entran como propuestas y salen como engrudos.
¡Ay!, los absurdos. Un café es lo más sensato.
Twitter: @CiroDi