CDMX.- Las actividades humanas son las principales causantes de la aceleración del cambio climático, por ello, es cada vez mayor el deseo de las instituciones e industrias de contribuir para contrarrestar sus efectos.
La Organización Marítima Internacional (OMI) se encarga de establecer los lineamientos de seguridad y medio ambiente en el ámbito marítimo, y a partir de este año se ha fijado el objetivo de reducir el cambio climático por medio de la disminución de la velocidad en la navegación.
Según cifras de la OMI, el 30 por ciento de la flota mundial está formada por naves que transportan contenedores, granos, petróleo, gas licuado, entre otros, en 2015 se expulsaron poco más de 800 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, esto gracias a la velocidad de navegación que buques de gran tamaño ejecutan en sus travesías. Como consecuencia, se busca que la regulación de “velocidad máxima obligatoria”, se lleve a cabo en función del tamaño y tipo de buque.
Estados Unidos, la Unión Europea y varios Estados isleños del Pacífico, secundan este acuerdo que tiene como meta que el promedio de la temperatura global se encuentre por debajo de los 2 grados centígrados.
Además de luchar contra el cambio climático, esta iniciativa beneficia a algunas especies que se ven afectadas por dicha actividad; principalmente las ballenas, quienes al ser animales acústicos, se ven perjudicados por el ruido que es provocado por las embarcaciones, pues entorpecen su modo de comunicación y su capacidad de recolección de alimentos.