Orizaba.- Traer a la ciudad un sólo arbolito de Navidad implica el trabajo de tres años mínimo, el esfuerzo de toda una familia; los costos de producción son elevados y se pone a la venta en únicamente 200 pesos, a veces hasta menos porque hay mucha competencia.
Atrás de cada pino de la variedad “tullía” hay un sacrificio de inversión y cuidados ante las temperaturas extremas que imperan en la zona de Atzacan de donde proviene Yeni Eva Vázquez León, quien recuerda que desde niña, llegaba a la ciudad con sus padres a venderlos en las esquinas de Oriente 6 o la Casa del Campesino, ahora lo hace en el interior del mercado Cerritos.
Como toda madre de familia que trabaja, divide el tiempo entre el traslado, cuidado y vente de los arbolitos así como el de sus hijos. Su mamá mientras tanto ofrece los tradicionales pinos en el interior de la Casa del Campesino, pues tiene clientes de hace más de 30 años, mientras su padre y hermanos salen a ciudades como Zacatecas, México, Guanajuato y Acapulco a ofrecer su producción anual.
Los pinos nacionales o nativos de la zona del Pico de Orizaba se siguen ofreciendo porque hay muchas familias que gustan de que su casa huela a natural, además que luego pueden trasplantarlo en su jardín, pues tienen raíz y traen tierra con fertilizante y vitaminas, indicó mientras esperaba una venta, aunque ahora la gente sólo pregunta los precios, quizá esperan la quincena para poder comprar.
Colocarle fertilizantes naturales, propinarle cuidados permanentes ante las bajas temperaturas e irlo podando, es el trabajo del campesino que puede ser un adulto o un niño, pues en Atzacan se acostumbra que los menores aprendan estas faenas en el cultivo tanto de flores como pinos para la Navidad.
Matilde De los Santos P.
El Buen Tono