Hace apenas un par de semanas, escribíamos de la gravedad que ha alcanzado el asunto del bullying escolar. Volvemos a decir que ya no sólo es un tema que se queda entre las cuatro paredes del salón de clases ni en los patios o las calles. Tristemente, este problema arroja cifras y casos que nos estremecen, porque no concebimos que quienes deberían ser compañeros de juego, se conviertan en víctima y agresor.
En la Segunda Emisión de Cadenatres Noticias, informábamos de un caso más: Antonio de Jesús López Monje, un niño de apenas 12 años de edad, quien hoy presenta parálisis en la mitad de su cuerpo. Pasó varios días en estado de coma, todo esto tras haber sido golpeado por sus compañeros de escuela, una secundaria ubicada en la capital del estado de Puebla. Le practicaron una cirugía, su traumatismo fue tal que se produjo un coágulo en su cerebro; después de la práctica quirúrgica cayó en estado de inconsciencia. Ayer, cuando despertó, no reconoció a ninguno de los integrantes de su familia; no tampoco habla, sólo balbucea.
A Antonio lo golpearon sus compañeros, pero también lo calló el miedo. Y es que sabemos, gracias a otras tristes historias, que es justo la creencia del “no pasa nada” o “es sólo un juego” la que ocasiona que muchos de los casos de bullying sucedan y lleguen a consecuencias que a veces son irreversibles. Las instituciones educativas tienen hoy la obligación de planear y ejecutar estrategias que fomenten la confianza de los estudiantes y sus autoridades. Se hace ya en otras partes del mundo, como en la Unión Europea, que aprendió del tema gracias y tristemente por el alza en casos de bullying en sus escuelas.
Y es que este es un problema que ha ido creciendo en todo el mundo, no sólo en México (y no es alivio). Las consecuencias a las que se ha llegado han alarmado incluso a la Organización de las Naciones Unidas, quien a través de sus organismos, como la OMS o UNICEF, se han encargado de estudiar causa y efectos de este terrible fenómeno.
En 2012, sus conteos anotaron que en todo el globo 600 mil niños y jóvenes se quitaron la vida, más de 50% de ellos fue por causas referentes al bullying. Los cálculos que no sólo ellos, también organismos como la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), han concluido que, de seguir esta tendencia, para el año 2025 los suicidios por bullying rebasarían los 850 mil, un número de muertes que casi podría considerarse epidémico.
Hasta hace apenas unos meses, a nivel latinoamericano, los primeros lugares en incidencia de casos de bullying los ocupaban Chile y Venezuela, con 50 y 38 casos por cada 100 mil estudiantes, respectivamente. Hace unas semanas, según los datos que dio a conocer la OCDE, México ocupa ahora el penoso primer lugar. Justo ésta es la razón por la que hace un par de semanas escribimos al respecto.
No es un tema nuevo, se sabe que desde hace unos 40 años fue que se empezó a analizar este fenómeno. Lo que alarma es que cada vez sean más recurrentes los casos y que sus consecuencias sean mucho más trágicas, porque resulta impensable que hablemos de niños y jóvenes peleando contra personas de su misma edad.