Por: Andrés Timoteo / columnista
LA RAPIÑA QUE RETRATA
En la zona Centro, concretamente en el municipio de Cuichapa, pobladores de varias comunidades se arremolinaron en torno al sitio donde un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) fue perforado clandestinamente por los saqueadores de combustible, popularmente llamados “huachicoleros”, para recoger en bidones el combustible derramado.
Hombres, mujeres, niños y ancianos participaron en la rapiña sin importar el riesgo de una explosión que los matara o los dejara desfigurados de por vida. Lo hicieron para vender combustible a terceros. Es más, muchos de los que acudieron a llenar bidones inmediatamente se dirigieron a los puntos carreteros para ofrecerlo a los automovilistas.
Lo venden a 10 pesos el litro, precio atractivo dada la cotización de ese hidrocarburo en las estaciones de servicio -la Magna en 19.44 pesos y la Premium casi en 21 pesos-. Así, con el ‘huachicoleo’ se allegaron algunos pesos al bolsillo. ¿Cuánto sería? Si llenaron dos galones de 20 litros entonces se ganaron 400 pesos. ¿Eso compensa el riesgo de exponerse a una explosión en el punto de fuga y terminar muertos o con quemaduras que los desfiguren para siempre? La práctica demuestra que sí.
Apenas el jueves de la semana pasada tres ‘huachicoleros’ murieron y otros siete resultaron con quemadura severas por la explosión generada cuando perforaron otro ducto en la zona rural de Ama-tlán de los Reyes, cerca de allí. Entre los heridos se encuentra un niño de 10 años que fue llevado por los adultos para participar en la sustracción ilegal de combustible.
Y no es el primer caso de una rapiña a costa de arriesgar la vida. Hace un mes también en la zona Centro hubo algo similar, pero con saldo mortal. El 6 de septiembre sobre la autopista Veracruz-Puebla, en las Cumbres de Maltrata, un tráiler se quedó sin frenos y accedió a la rampa de emergencia, lo que fue aprovechado por lugareños para robar la mercancía que transportaba.
En eso estaban cuando un segundo tractocamión tuvo una emergencia similar y tomó la misma rampa y embistió a la turbamulta que estaba haciendo la rapiña. Tres personas perecieron aplastadas por el vehículo y otros más resultaron golpeados. ¿Valió la pena? El tractocamión saqueado no transportaba mercancía de primera necesidad -comestibles, agua o medicamento- sino productos de limpieza.
Obviamente el robo de la mercancía fue para venderla a bajo precio, pero a diferencia de la gasolina, una botella de liquido para limpiar el piso o una escoba no tiene la misma demanda ni cotización. La rapiña en la Cumbre de Maltrata no fue por hambre como tampoco la realizada en Cuichapa, aunque el motivo haya sido económico. Más bien se enmarca en esa sinrazón que permea entre la sociedad: sacar ganancia de los accidentes y las contingencias.
Robarse la mercancía de un vehículo accidentado es lo mismo que saquear una casa que fue abandonada temporalmente por sus habitantes debido a una emergencia meteorológica, como las inundaciones. Además de que los rapiñeros ponen en riesgo su vida, demuestran no solo falta de solidaridad con los afectados a los que les roban, sino que participan gustosos en esa cadena de actitudes que facilitan la criminalidad y la violencia.
El mensaje es evidente: entre más fugas de combustible haya por el robo de combustible, mejor es para ellos porque les permite participar en el “huachicoleo”, convertirse en un eslabón más de esa práctica delictiva. Y mientras más accidentes de tractocamiones haya también es mejor para los que están pendientes para hacerse de lo que transportan.
La rapiña retrata a los veracruzanos. No es la pobreza, son los malos hábitos que, a su manera, respaldan la delincuencia común y al crimen organizado. Es un reflejo preocupante en un País donde la delincuencia copa territorios enteros porque confirma que los valores se han degradado tanto que están dispuestos a robar a la menor oportunidad. Vaya ejemplo para las nuevas generaciones.
LEGISLATIVO: LA ERA MARRÓN
Esta semana es la última de la 64 legislatura. Los actuales diputados cerraron funciones y solo podrían acudir al recinto para alguna sesión extraordinaria que se pudiera agendar. Sus oficinas ya prácticamente fueron desocupadas y se espera que entre hoy y mañana martes ingrese el nuevo personal administrativo para hacerse cargo de las instalaciones.
La era del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el Poder Legislativo de Veracruz iniciará en esta misma semana, pues. Tendrá que haber, como lo han prometido los diputados entrantes, una auditoria a las finanzas parlamentarias, tan jaloneadas por el panista Sergio Hernández, quien estuvo dos años al frente de la Junta de Coordinación Política y el administrador del congreso, Francisco Fuentes Urrutia.
Ambos se gastaron buena parte de los dineros legislativos en fiestas, prostitutas, alcohol y droga, según la denuncia de la diputada Cinthya Lobato. Sin embargo, en esta revisión a las finanzas del Congreso local, los diputados salientes de Morena también podrían salir raspados pues no hay que olvidar que hubo señalamientos de que las prerrogativas a su bancada eran usadas para costear las giras de Andrés Manuel López Obrador. Ya se verá si los morenistas se animan a hacer la auditoría exhaustiva y correr el riesgo de evidenciar a sus correligionarios.
En el transcurso de esta semana también podría conocerse quienes serán los que van a presidir la mesa directiva y la Junta de Coordinación Política (Jucopo) a partir del 5 de noviembre, aunque ya hay trascendidos en la prensa. Para el primer cargo se habla de la diputada por el distrito de Xalapa Urbano, la empresaria farmacéutica Rosalinda Galindo Silva. Ella cursó la carrera de Derecho, aunque, aparentemente, no la ha ejercido.
De todos modos, ya es ganancia que sepa de leyes porque la presidenta actual, la panista María Elisa Manterola no tiene estudios universitarios -dicen que a duras penas terminó la primaria-, y su antecesora -en la pasada legislatura-, la priista Octavia Ortega, es contadora pero nunca ejerció la contabilidad sino se desempeñó como maestra de tecnológicos, buen más bien como ‘grilla’ en el sindicato magisterial.
Pero al interior de Morena hay jaloneo por ese mismo cargo y al menos tres diputados electos varones lo disputan, aunque solo mencionarlos es un atentado a los buenos modales. Dos de ellos provocan pena ajena cada vez que hablan en público, José Magdaleno Rosales Torres, electo por el distrito de Medellín de Bravo, y Juan Javier Gómez Cazarín, aunque este último estará en la bancada del desaparecido Partido Encuentro Social (PES) por lo que será muy difícil que lo consideren.
El primero es azuzado por el todavía dirigente estatal del partido, Manuel Huerta y el segundo por allegados de la zacatecana Rocío Nahle, senadora por Veracruz, y del expriista, expanista y exdirigente del PES, Gonzalo Guízar Valladares, quien también será diputado por la vía plurinominal. Se sabe que el tal Gómez Cazarín lleva semanas haciendo reuniones con otros legisladores electos en una especie de campaña para que lo propongan al cargo.
El tercero es el expriista, pero fidelista a morir, José Manuel Pozos Castro, diputado por el distrito de Tuxpan. La mención de Pozos Castro para encabezar el Congreso local es hilarante, aunque en una de esas lo nombran en el cargo. Total, la ‘mafia del poder’ ya está hibridada en Morena, aunque no obedecerá ni al partido marrón ni al gobernador electo Cuitláhuac García sino al innombrable, quien de esa forma se haría del control en el congreso estatal.
La posición más peleada es la presidencia de la Junta de Coordinación Política pues en ella se deciden las iniciativas parlamentarias y el destino del presupuesto parlamentario. Muchos afirman que será el diputado Amado Cruz Malpica, reelecto por el distrito de Coatzacoalcos Urbano, quien la presidirá, aunque otros más lo ponen en duda porque cuestionan su desempeño como coordinador de la bancada morenista en la actual legislatura.
En esta legislatura, Cruz Malpica fue rebasado por los panistas y hasta exhibido en el manejo de las cuentas de la fracción legislativa. Tan es así que una vez que regresó de la campaña electoral, no lo dejaron retomar el control de la bancada morenista y su lugar lo ocupó el cordobés Zenyanzen Escobar. Aun así, el legislador sureño sería la opción más sensata dada su experiencia en temas parlamentarios.
Tampoco a nadie debería extrañar que personajes como Pozos Castro, Gómez Cazarín y hasta Rosales Torres -el famoso “Maleno”, como el apodan- lleguen a ser considerados para esa posición. La ignorancia es atrevida, dice la sabiduría popular, y en la próxima bancada morenista hay muchos ignorantes -y no es ofensa sino descripción-. Además, en los nuevos diputados no hay mucha tela de donde cortar, ni en experiencia parlamentaria ni en formación académica y en algunos, ni en ética personal y pública.
¿VIEJA MAÑA CON NUEVA MÁSCARA?
Ayer concluyó la “consulta pública” para determinar la sede del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, y según lo adelantado se habría cumplido la estimación de más de un millón de participantes durante los cuatro días en que se instalaron las mesas para recoger la opinión de la ciudadanía. En el transcurso de la semana se dará a conocer el resultado formal -que no oficial ni legal- de los participantes. Sin embargo, como en los viejos tiempos del priismo dominante, todos conocen el resultado de antemano.
Esto porque fue la base militante del Morena la que acudió a sufragar y fueron integrantes del mismo partido los que organizaron el evento y escrutaron las papeletas. Lo medular es que esta “consulta pública” delinea la nueva forma de ejercer el poder en México con el gobierno venidero: un carisma muy apegado a lo que durante décadas hizo el PRI, el Partido de Estado, decidir cupularmente y disfrazar esa decisión con un ‘baño de pueblo’.
Dice López Obrador que se eliminarán “candados” para que las figuras de consulta, referéndum y plebiscito sean de uso cotidiano y abran cause real a la democracia participativa, lo que será positivo para la nación. Lo preocupante es que en lugar de habilitar un verdadero andamiaje jurídico para que la sociedad participe y decida sobre los grandes temas públicos, se repita lo que se hizo en estos cuatro días: que el partido oficial decida en lugar del pueblo con una máscara institucional.