La reforma migratoria en Estados Unidos llegará a 2014 como un pendiente más. A Barack Obama no le ha sido fácil sacar adelante una iniciativa que siquiera cubra la deuda que tiene con la comunidad latina que le ayudó a lograr la reelección. Y como si el panorama al respecto no estuviera complicado, ahora se suma la otra crisis migratoria; la que protagonizan no los que llegan, sino los que se van de Estados Unidos.
Mientras que el presidente estadunidense emitía un discurso en la ciudad californiana de San Francisco el lunes pasado -justo para pedir apoyo en favor de su propuesta migratoria- un activista lo interrumpió para pedirle cuentas y exigirle que usara el Poder Ejecutivo para detener la ola de deportaciones que, según contabilizan grupos pro inmigración, este año serán alrededor de 400 mil. Y es que para los grupos que vigilan la salida obligada de inmigrantes, ese fenómeno está alcanzando cifras récord, que no deben pasarse por alto. Y cómo no, si se tiene un conteo de 11.7 millones de inmigrantes indocumentados viviendo al interior del territorio estadunidense; de los cuales siete millones son de origen mexicano.
Ahora bien, también hay otro fenómeno que está afectado la densidad de la población indocumentada en nuestro país vecino. Se llama “migración de retorno”, o sea, el regreso de aquellos que dejaron su país en busca de un mejor futuro y que llega por la decepción de no haber encontrado solución a sus necesidades. Entre 2005 y 2010, cerca de 1.1 millones de personas cruzaron la línea fronteriza que nos separa de Estados Unidos; durante ese mismo periodo, un millón 390 mil personas regresaron a vivir a nuestro país.
Esta última cifra es alarmante, pues una década antes, la tasa de retorno marcaba 667 mil mexicanos repatriados. Razones hay muchas: desde la inestabilidad que provoca un país que desde 2008 ha atravesado una de sus más fuertes crisis, hasta aquella otra inestabilidad que viene por la incertidumbre del futuro que les espera a los millones de indocumentados, pues ni el mismo Barack Obama puede dar razón de para cuándo estaría resuelta la iniciativa. Los republicanos no han sido fáciles de roer, ni los demócratas han sabido esquivar los obstáculos para lograr la aprobación. El regreso de los mexicanos, trae entre sus pies también las remesas que deberían estar entrando a nuestro país. Cerca de 22 mil 430 mil millones de dólares es lo que entró a México en 2012 por este concepto.
Hoy nuestro país es el cuarto lugar mundial en la recepción de recursos de sus ciudadanos desde el exterior, apenas después de China, India y Filipinas. Con el fenómeno migratorio del que hablamos, el Banco Mundial espera una caída de al menos 2.3%, por lo que apenas se llegará a los 22 mil millones.
El problema migratorio en Estados Unidos, lejos de encontrar solución con Obama en la Casablanca -y tal como lo prometió en su campaña- está sumando obstáculos y cláusulas que deberán atender para calmar lo relacionado con los asuntos migratorios, que ya no sólo se reduce a lo que discuten en su Congreso.