Luego del avance de la caravana de centroamericanos hacia los Estados Unidos, el Partido Republicano, con el mandatario estadounidense, Donald Trump, a la cabeza, endureció su posición sobre el tema migratorio y lo convirtió en un pilar de su campaña para detener el avance demócrata en las legislativas.
Según los analistas, a nivel local y estatal, los candidatos republicanos han adoptado el “juego racista” del Presidente, convencidos de que jugar duro galvaniza el voto conservador, tal y como sucediera en 2016 cuando Trump llegó a la Casa Blanca.