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LA SUERTE DE YUNES

Superiberia

Por: Andrés Timoteo  /  columnista

LA SUERTE DE YUNES

De todos los estados del País que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, recorrerá en su llamada “gira del agradecimiento”, sólo dos fueron excluidos: Puebla y Veracruz por obvias desavenencias con los que ejercen el poder. Sin embargo, en Puebla pese a que el tabasqueño tiene un resquemor por el triunfo de la alianza PAN-PRD sobre Morena ya se ha reunido con el gobernador en funciones, Antonio Gali.

Fue hace dos semanas en la famosa “Boda Fifí” de su vocero, César Yáñez, donde López Obrador coincidió con Gali Fayad, quien también fue testigo del matrimonio. Así, aun cuando el tabasqueño no toque Puebla en dicha gira y mantenga el enojo político porque la panista Martha Érika Alonso, esposa del exgobernador Rafael Moreno Valle, derrotó al abanderado morenista, Miguel Barbosa, ya tuvo un acercamiento extraoficial con el mandatario en funciones.

No así en Veracruz que será, aparentemente, la entidad excluida y con una nula relación diplomática con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, aun cuando en las últimas dos reuniones de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) de julio y agosto, el veracruzano estuvo en la salutación al mandatario electo.

Es más, López Obrador ya se encontró con otros gobernadores que en la campaña electoral lo descalificaron abiertamente como el de Campeche, el priista Alejandro Moreno Cárdenas, quien en mayo pasado recomendó que un siquiatra lo revisara, lo acusó de corrupto y le espetó que en su estado “encontraría la horma de su zapato”. Pues bien, Moreno y López Obrador ya se encontraron y se abrazaron para la fotografía.

Lo mismo sucedió hace unos días con Arturo Núñez, gobernador perredista de Tabasco, la tierra natal de López Obrador, quien hace seis años lo traicionó para sumarse al reconocimiento del Gobierno de Enrique Peña Nieto. Durante todo el sexenio Núñez y López Obrador estuvieron distanciados, pero ambos también ya se abrazaron para la fotografía y lo mismo ha sucedido con otros mandatarios que en su momento fueron acérrimos críticos del tabasqueño.

¿Por qué con el veracruzano no hay esa deferencia? Por el tamaño político, dicen algunos. Porque las acusaciones en la campaña electoral calaron en el orgullo del tabasqueño, aseguran otros y porque habrá persecución judicial, sostienen otros más. También hay quienes especulan que la exclusión de Yunes Linares de todo trato con el presidente electo forma parte del pacto que éste tiene con los fidelistas, en especial con el exgobernador Javier Duarte.

Y en medio de todas las elucubraciones, lo cierto es que López Obrador no pisará Veracruz hasta el 2 de diciembre, cuando encabece una reunión en Coatzacoalcos, al Sur del estado, ya que sea presidente constitucional y con el nuevo gobernador en funciones, Cuitláhuac García, según se ha dicho.

Muchos a nivel local auguran que el próximo mandatario federal hará una excepción en esa promesa de que no encarcelará a ningún exgobernante y que no buscará venganza, en la esperanza de que el aparato de Estado se cebe sobre Yunes Linares. Podría ser, aunque eso significaría abrir un frente de guerra del gobierno federal con el panismo nacional, no hay que olvidar que el hijo del mandatario veracruzano, Miguel Ángel Yunes Márquez, será integrante del próximo Comité Ejecutivo Nacional del PAN.

Por otro lado, es evidente que una persecución judicial contra Yunes Linares será traducida en el contexto político como la intención de castigar a quien contribuyó a que Duarte de Ochoa y varios de sus cómplices fueran indiciados judicialmente. Es decir, el lopezobradorismo perseguirá a los carceleros de Duarte para honrar ese pacto suscrito con el exgobernador. Al menos así se ponderará mediáticamente.

Sin embargo, hay quienes aseguran que la Procuraduría General de la República (PGR) en tiempos de López Obrador desempolvará la casi mítica “Carpeta Azul” que exhibió durante su campaña y que no es otra cosa que un expediente hecho por los operadores del innombrable contra Yunes Linares desde hace una década y que le hizo llegar al tabasqueño a través del exdirigente nacional del PAN, Manuel Espino.

En ese dossier se detallan las propiedades inmobiliarias de la familia Yunes Linares y su contenido fue usado en su momento por el mismo Duarte al final de su sexenio. La “Carpeta Azul” del innombrable, por la cual Espino Barrientos también presentó una denuncia penal sería, le apuestan algunos, un recurso que López Obrador aplicaría.

También a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hay una querella contra Yunes Linares que fue presentada por la dirigencia de la Sección 32 por enriquecimiento ilícito, derivada de su función como director del ISSSTE, hace diez años. La reactivación de dicho expediente sería azuzada por la exlideresa nacional el sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, nueva aliada del presidente electo.

Empero, los más moderados afirman que para indiciar judicialmente al gobernador veracruzano será esperar los resultados finales de las dos cuentas públicas de su mandato, del 2017 y 2018, a fin de tener un asidero jurídico para proceder ministerialmente. Al momento, según el reporte del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) hay observaciones por 338 millones que podrían resultar en daño patrimonial si no se sustentan en el plazo debido.

Tal señalamiento no es suficiente para indiciar a un exgobernador -antes serían llamados a cuentas los secretarios de despacho, directores y responsables administrativos- por lo que habrá que esperar el informe de la cuenta pública de este año, 2018, que será difundido hasta el 2019. Entonces, la suerte de Yunes Linares en el terreno de los castigos por el manejo financiero de la entidad dependerá de esos números.

En resumen, solo un manotazo sobre la mesa del presidente Andrés Manuel López Obrador hará que desde el ámbito Federal se proceda a perseguir judicialmente a Yunes Linares, mientras que a nivel local se tendrán que esperar las cuentas revisadas por el Orfis para proceder por la vía judicial y por delitos de daño patrimonial.

La forma es fondo, dicen los ideólogos de la política, y la maledicencia que impera entre López Obrador y Yunes Linares es muestra de que hubo una medición de fuerzas entre ambos y la seguirá habiendo en el futuro. No obstante, el poderío político será distinto en breve y podría darse la excepción de que el tabasqueño cobre los agravios recibidos durante la campaña electoral.

EL METICHE Y EL ALCAHUETE

La sabiduría popular es infalible y en Xalapa se cumple eso de que “se pelearon las comadres y destaparon los tamales”. El dirigente estatal de Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara acusa al senador Ricardo Ahued de “metiche” por criticar la labor del alcalde xalapeño, Hipólito Rodríguez Herrero y formar parte de la andanada mediática inventando un conflicto con el suministro de agua potable.

Como se sabe, la semana pasada el Ayuntamiento xalapeño se vio envuelto en un brete porque se clausuró el relleno sanitario de la comunidad El Tronconal, operado por la empresa Proactiva, cuyo dueño es Francisco Chico Pardo, protegido del presidente Peña Nieto, pero luego no tenían dónde depositar los desechos y la ciudad estuvo varios días con montones de basura en las calles.

Los ayuntamientos aledaños de Coatepec, Villa Aldama, Veracruz y Emiliano Zapata se negaron a recibir los desechos en terrenos de su jurisdicción y al alcalde Rodríguez Herrero no le quedó otra que negociar con Proactiva la reapertura del basurero a intermediación del Gobierno del Estado. En esa crisis, ni el gobernador electo ni diputados ni legisladores de Morena salieron en auxilio del presidente municipal de Xalapa. Lo dejaron solo en medio de la basura.

Solo uno de ellos, el Senador y también exalcalde Ricardo Ahued salió a declarar, pero en contra de Hipólito Rodríguez, criticándolo por sus decisiones y advirtiendo que Xalapa también se quedaría sin agua potable por la mala gestión municipal, lo que le valió que el dirigente morenista, Huerta Ladrón de Guevara, lo instara a no meterse ni descalificar una administración surgida Morena, que mejor criticara al gobierno de Yunes Linares.

Es más, le recordó a Ahued que él ni siquiera era militante de Morena, lo que molestó al hidalguense quien le respondió indignado al líder morenista tachándolo de “alcahuete” por tolerar los hechos del Ayuntamiento.

Al parecer se formó un bloque para la desgreñada entre los morenistas, Rodríguez-Huerta contra Ahued-Cuitláhuac García, pues el gobernador electo no quiere al edil xalapeño y ha azuzado a sus incondicionales para zarandearlo en medio del revoltijo de la basura.

Sin embargo, entre Ricardo Ahued e Hipólito Rodríguez o Manuel Huerta hay una diferencia abismal en cuanto a ética política. El alcalde de Xalapa podrá ser inexperto, tozudo y hasta torpe -también lo acusan los mismos morenistas de ser adicto a la marihuana-, pero nunca fue militante del PRI ni mucho menos servidor del innombrable o de Javier Duarte, como sí lo fue Ahued Bardahuil, y eso lo pone en un rasero mucho más alto que el del Senador.

Lo mismo con Huerta Ladrón de Guevara al que podrán acusar de perezoso, de sólo despachar en las cafeterías xalapeñas y hasta de boquiflojo. porque declara de todo y sin medida, pero nadie puede cuestionarle su militancia en la izquierda desde hace mucho tiempo ni su compromiso con los proyectos progresistas del País y de Veracruz.

No hay punto de comparación entre los tres, aunque hoy Ahued esté en los cuernos de la luna, del cosmos morenista, gracias al perdón de los pecados políticos decretado por el caudillo del sureste. Por cierto, si el alcalde de Xalapa escudriña los archivos municipales sobre el negocio de la empresa Proactiva con el erario municipal encontrará el nombre de Ricardo Ahued en primera línea. Entonces, el agua bendita con la que Morena bañó al hidalguense no es suficiente para lavar su pasado. Lo que sucede con la crisis de la basura en Xalapa y sus paralelos líos verbales entre el alcalde Hipólito Rodríguez, el dirigente estatal, Manuel Huerta y el senador Ricardo Ahued son un síntoma de la guerra intestina en ese partido y los pleitos personales que influyen en la discordia. La ‘República Amorosa’ en pleno.

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