Orizaba.- La Diócesis clausuró el Año de la Fe y emprendió el de La Familia, por lo que parroquias, rectorías, capillas y la Pastoral Familiar recibieron de manos del obispo electo de Colima y administrador apostólico de Orizaba, Marcelino Hernández Rodríguez una imagen de la Sagrada Familia y la encomienda de tener a Cristo como centro de su vida.
La familia está en crisis, dijo también en el marco de la misa solemne de este acontecimiento, el vicario de la Pastoral Diocesana, Demetrio Landa González, quien hizo una breve evaluación de los alcances del Año de la Fe que termina y que impulsa a realizar estas nuevas acciones para fortalecer el núcleo sagrado (la familia) y enfrentar los desafíos que como sociedad se tienen en la Diócesis, pero también en el país.
Como Iglesia el desafío es ofrecer una evangelización integral a la familia que como muchas otras instituciones está en crisis, insistió. Por ello habrá un año de trabajo y búsqueda de atender a los miembros de la familia, pues niños, adolescentes y ancianos tienen una necesidad diferente, agregó Landa González.
En tanto el obispo, Marcelino Hernández Rodríguez pidió ser agradecidos por un año vivido de fe, pero ahora se debe poner en manos de Dios buenos propósitos para que la familia tan golpeada, herida y tan fuera de control, se llene de un gran espíritu y comience a cambiar para poder mejorar el mundo que se va heredando a los niños, por ejemplo.
No descuidar la oración y acercamiento con Dios, pues sin Él nada puede hacerse y eso la familia lo tiene presente.
Monseñor, Marcelino Hernández junto con sacerdotes de toda la Diócesis de Orizaba y cientos de familias católicas, despidió los signos de ese año que fueron una lámpara y el estandarte.
Matilde De los Santos
El Buen Tono