- Es que no es lo mismo un radical entre santones devotos, que un izquierdoso negado a captar, que, en el reino del Imperio arrebatos pasajeros no pasan de comparsas.
- Un País, persona o cosa que debe más de la mitad de lo que produce está obligado a pagar intereses, aun a costas de seguir pidiendo más prestado tan solo para continuar pagando intereses: sin dudas, está en crisis no pasajera, sino terminal, lo que es sinónimo de quiebra.
- No se sienta tan mal, peor están los millones de compatriotas obligados a caminar grandes distancias de su casa a su trabajo por falta de dinero para subirse a un inseguro, e infecto, transporte público; nada que ver con quienes deambulan sin ton, ni son, buscando un milagroso mendrugo.
Alejandro Solís
Columnista
Tropezando en el Congreso de la Unión, salas de prensa y giras, AMLO, miembros y simpatizantes de Morena sufren de entretelas burlescas, del desdén y pésimos augurios sobre su autodenominada “cuarta transformación de la República”, hoy matizada como sólo de la “vida pública”.
Propagada en campaña electoral de “regeneración nacional dirigida por agentes del cambio verdadero”, tiende a acabar como lo que ahora solapa: conversión de cuarta, entre cuatreros de la misma camada.
Ideología mata carita. Con tanto incrustado oportunista renegado en el largo sendero del Peje hacia la silla preciada, y, en medio de lo que cada vez cuadra más como un movimiento táctico reformista preventivo antisubversivo de Estado, la chunga del poder gubernamental así cedido sufre el embate de técnicas creadas para jugar a la cesión del mando entre hermanos y primos; pero inútiles y desgastantes, cuando se trata de darle comba a enemigos necesarios.
Es que no es lo mismo un radical entre santones devotos, que un izquierdoso negado a captar, que, en el reino del Imperio arrebatos pasajeros no pasan de comparsas.
De Electo, a Presidente Constitucional. Una de las técnicas del poder abolladas es la distancia calendárica entre los resultados de la elección del primero de julio pasado y el día primero de diciembre próximo, establecido para sacralizar la magna unción del mando así designado para administrar seis años más del régimen predestinado.
No hay día sin broncas causadas por dinosaurios priistas y panistas, negados a aceptar que sus tiempos han pasado. Llaman la atención las ahora minorías parlamentarias exigiendo paridad, respeto, igualdad, cuando nunca la concedieron: ejercieron su poder de facto, cuando las estructuras sociales del viejo PRI destapaban al candidato, un año antes del día electorero.
El mayoriteo ralo de los morenos nada tiene que ver con la pequeña crisis entre mercenarios sufrida durante los enroques de Zedillo a Fox y de Calderón a Peña Nieto, planeados para sostener un sistema socio económico agotado y a un régimen neoliberal en crisis.
La fórmula de compartir entre semejantes el control de masas, nomás funcionó para doce patibularios años, dejando peor a la nación que antes del remedio, sumándose, dice AMLO, en 30 años de decrecimiento nacional que nos tiene quebrados.
Si hasta entonces se hablaba de una crisis política social resultado de la corrupta estructura de poder presidencialista, pasado el trago amargo de la alineación constitucional neoliberal de Peña Nieto, la cosa se pone peor en el contexto de la contracción del mercado global.
¿El País está en bancarrota o en pasajera crisis? O sólo tiene un ataque de tosecita, como dijo Agustín Carstens, maquinador oficial desde Hacienda y el Banco de México del quebranto nacional en contra de la propiedad e intereses presentes y futuros de la mayoría de los mexicanos.
Excelso Gerente General del Banco de Pagos Internacionales (o sea, del banco central de todos los bancos centrales del mundo), ha de estar replicando sus exitosas fórmulas financieras ideadas y ensayadas en México, para seguir quebrantando al mundo, sin destruirlo.
Dominados por esa masa astral, ¿cuánto suman los beneficios de unos?, y, ¿cuánto, los perjuicios de los otros?
Macroeconómicamente. Hace un año la deuda pública equivalía al 50.5% del PIB, con un Producto Interno Bruto de 21 billones, 553 millones de pesos.
Obrador dice: la deuda pasó en los últimos 18 años de 1.7 billones a 11 billones de pesos, obligándonos a pagar 647 mil 500 millones de pesos por sus intereses, comisiones y amortizaciones, durante 2018.
Un País, persona o cosa que debe más de la mitad de lo que produce está obligado a pagar intereses, aun a costas de seguir pidiendo más prestado tan sólo para continuar pagando intereses: sin dudas, está en crisis no pasajera, sino terminal, lo que es sinónimo de quiebra.
Sin embargo, rodeados de miserables, los principales grupos financieros ganaron 83 mil millones de pesos, tan sólo en los primeros meses del 2018.
Microeconómicamente. Si Usted desea saber si es partecita de una élite en jauja o, de un País en quiebra, basta con meter la mano en sus bolsillos rascándoles para ver con cuántas monedas cuenta antes de recibir su próximo salario.
Si topa con más agujeros que centavos el mismo día que se raya, Usted está en quiebra técnica, así tenga en el garaje de su residencia hipotecada estacionado un automóvil de último modelo, inmóvil por falta de liquidez para disponer de algún permiso de Tránsito, repararle algún desperfecto, o, comprarle gasolina inflada.
Igual, no lo saca a la calle, pues ¿cómo para qué, sin motivos de negocio?
No se sienta tan mal, peor están los millones de compatriotas obligados a caminar grandes distancias de su casa a su trabajo por falta de dinero para subirse a un inseguro, e infecto, transporte público; nada que ver con quienes deambulan sin ton, ni son, buscando un milagroso mendrugo.
¡Ah qué País tan disparejo! Gran parte de la población ya no dispone de recursos para procurarse buen alimento, vestido, salud y su retiro.
Otra parte sí. Un dos por ciento de la población aun tiene para pagar gasolina costosa, gas inflado, casetas y servicios encarecidos.
Si, por lo contrario, forma parte del 1% (OXFAM), le sobra de su bolsa para pagarse el lujo de estacionados yates en el Mediterráneo, sin que sus cuentas y reservas adolezcan ni por la sombra policial de trabajadoras raramente liquidadas.
Usted seguramente va del lado de para quienes México está en radiante opulencia; aunque, a veces, sufran quebrantos causados por la voracidad de los mismos de su especie; como es el caso de las penosamente cuestionadas inversiones del NAICM y de las rondas petroleras.
Como sea, consuélese: ni Usted, ni el País estamos en quiebra, sólo sufrimos de su amenaza técnica mientras haya playas, tierras, minas, pozos petroleros, aguas dulces y marinas, bienes raíces qué vender y salarios futuros qué empeñar a cambio de exiguos créditos, destinados en su gran parte tan sólo a pagar más intereses por las deudas.
Es más, haga de cuentas que ni las reservas, ni los activos nacionales dan para más que aceptar la quiebra total, por la magia de la sociedad de mercado aun dispondremos de dos mercancías muy apreciadas.
1) Del fondo de reserva internacional para situaciones de incapacidad de pago, cedidos por el Banco Mundial en forma de más deuda.
2) He aquí el secreto de tanta bonanza, entre innombrables quiebras. Disponemos de sobre de la causa de toda riqueza humana: de fuerza de trabajo mal calificada y peor pagada.
Ajustándole las riendas al macho. Ni la más turbulenta regeneración de la cosa pública bordada entorno de quimeras pantanosas hará que la gran barca del desfalco deje de succionar la riqueza nacional; sobre todo, si en aras de acuerdos signados en secreto se protege operadores activos, etiquetados de chivos expiatorios.
Es cuando la duda prevalece, ¿a favor de quiénes, si ya no más de los neoliberales, seguirá el desfalco?
Los neoliberales han sido señalados, que no acusados, y, menos encausados, como responsables del quebranto nacional; y, como el Estado benefactor revolucionario ya no da para más que recuerdos chochos, ¿acaso la declaratoria proteccionista ha de coronar el régimen entrante?
Tampoco, pues si Donald Trump ya se hizo del copyright del slogan, ¿acaso sólo nos queda plegarnos incondicionalmente a sus intereses, para no seguir en bancarrota?