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LA REGRESIÓN

Ayer se cumplieron 102 años del inicio de la Revolución Mexicana y los valiosos principios que motivaron la levantisca en 1910 ya fueron sepultados por la estructura gobernante, corrupta y derechizada. El mismo Partido Revolucionario Institucional (PRI), que no merece seguir llevando el nominativo “revolucionario” se encargó de desmantelar la vocación de justicia social desde el gobierno de Miguel de la Madrid – pasando por el más innombrable de los innombrables, Carlos Salinas de Gortari y el grisáceo Ernesto Zedillo Ponce de León- hasta los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa.

Sobran ejemplos de que priístas y panistas traicionaron los postulados revolucionarios. Uno de los más importantes era el lema que durante décadas sirvió hasta para enmarcar los sellos oficiales y que se colocaban al calce del escudo nacional: “Sufragio efectivo, no reelección”. Azules y tricolores se encargaron de que el sufragio no sea efectivo pues ambos han arrebatado los cargos de elección popular por medio de escandalosos fraudes, burlando la decisión ciudadana.

Los dos también están en común acuerdo para eliminar los candados constitucionales que impiden la reelección de los representantes populares, bajo el lerdo argumento de que un periodo de tres, cuatro o seis años no alcanza para concretar los proyectos de gobierno o de quehacer legislativo, y de que la ciudadanía calificará en las urnas el desempeño de gobernantes y parlamentarios. De esta forma, el siguiente paso es oficializar la perpetuidad en el poder.

Por supuesto que ni a unos ni a los otros les interesa mantenerse en los cargos públicos para cumplir con la representatividad colectiva, trabajar a favor de sus electores o defender los intereses patrios. Lo que quieren es no despegarse de la nómina pública, de los privilegios que da el poder y por supuesto, de los negocios que se pueden hacer al amparo del mismo. Y también sobran ejemplos de políticos que se han mantenido enganchados al presupuesto público como verdaderas lapas chupa-sangre.

Los priistas Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón son las muestras actuales de la reelección disfrazada que hay en el sistema político vigente. Han pasado de la Cámara de Diputados al Senado y viceversa, sin ser elegidos por los ciudadanos sino impuestos por la vía plurinominal. No representan a nadie más que a los intereses de los grupos de poder a los que pertenecen, y además, este par se ha enriquecido del erario en los últimos cuarenta años.

En el PAN también abundan los ejemplos en todo el país pero uno de los más ominosos es el del cordobés, Juan Bueno Torio, integrante de una de las familias más acaudaladas de la entidad pero que se acostumbró a vivir del erario gubernamental. En las últimas dos décadas éste empresario ha medrado con cargos públicos. En el año 2006 llegó al Senado como segunda minoría – es decir, entró por una trama en la ley, no porque haya ganado la elección en Veracruz- y ahora que dejó la curul senatorial brincó hacia la Cámara de Diputados por la vía plurinominal – tampoco nadie lo eligió- y así se mantendrá hasta el hasta el 2014.

Por otro lado, la aplanadora formada entre el PRI y el PAN en el Congreso de la Unión aprobó la reforma laboral y de tajo eliminó derechos de los trabajadores que costaron muchas vidas desde la época revolucionaria. Los panistas y priistas sentaron la base legal para retornar a las prácticas esclavizantes como las que imperaban en la dictadura de Porfirio Díaz contra el cual se levantaron en armas hace 102 años. Azules y tricolores legislan para el regreso a las tiendas de raya, al trabajo extenuante sin garantías legales y al privilegio de los capitales sobre el factor humano.

Es la regresión al pasado porfirista, pre-revolucionario. Y todavía más, ya anticipan la reforma energética con la que buscarán privatizar a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tratando de echar por tierra la gesta heroica del único presidente postrevolucionario que cumplió con el deber de defender a la patria y hacer justicia social, Lázaro Cárdenas del Río.

De remate: la represión y encarcelamiento de jóvenes adheridos al movimiento #YoSoy132 en Xalapa durante el desfile conmemorativo al inicio de la Revolución Mexicana. La administración estatal con sus operadores “manos de tijera” – entiéndase el tenebroso subsecretario de gobierno, Enrique Ampudia y el indescriptible Arturo Bermúdez de Seguridad Pública- opta por aplastar las protestas ante la carencia de las maniobras políticas para responder a la inconformidad ciudadana y sobre todo, porque a los funcionarios los dejan hacer lo que quieran. No hay autoridad que sujete a estos señores y personas capaces de ejercer la política antes que la bota, los golpes y las rejas.

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