CDMX.- “Flor” tenía nueve años de edad, cuando tuvo que interrumpir un embarazo producto de una violación sexual por parte de su tío y por temor a una represalia su madre decidió no denunciar ante las autoridades. Semanas después la menor fue asesinada por el propio agresor sexual.
“Flor” era la mayor de cinco hermanos y a su corta edad ya cuidaba de ellos todos los días, mientras sus padres, floricultores, trabajaban en los invernaderos de una comunidad rural de Villa Guerrero, Estado de México.
Una tarde mientras sus padres trabajaban, su tío, hermano de su padre, abusó sexualmente de ella. La niña por temor decidió no decir nada.
Además “tenía miedo de que si ella decía que fue violada por su tío no le iban a creer o la iban a responsabilizar”, cuenta Esperanza Arias Velázquez, integrante de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser) quien ha dado asesoría legal y social a la familia de la menor al concretarse el arresto y el juicio del agresor, y quien purga una pena de 60 años en la cárcel.
Meses después del ataque sexual de su tío, “Flor” acudió con su mamá al Centro de Salud de Villa Guerrero, debido a un sangrado y fuerte dolor abdominal, el personal del Centro les informó que la menor tenía un embarazo de 13 semanas de gestación.
Al mes y medio que se aplicó la interrupción del embarazo, el agresor asesinó a la menor.
El tío tenía una casa cercana al domicilio de la familia de su hermano, un día en estado etílico, acudió a casa de “Flor” y se la llevó para asesinarla.
