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No era maratonista

Superiberia

Por: Catón  /  columnista

“¿Hacemos el amor?”. La linda chica no respondió a la pregunta que su novio le hizo. “¿Qué te pasa? -le preguntó el galán-. ¿Estás sorda?”. Replicó ella: “¿Y qué te pasa a ti? ¿Estás paralítico?”… Pepito dijo sus oraciones de la noche: “Por favor, Diosito, haz que mi papá me compre la bicicleta que le pedí. Y me permito recordarte que no es la primera vez que te trato este asunto”… La esposa de cierto político tenía amistad con la de un diplomático oriental. Un día le comentó: “Mi esposo anda muy tenso. El próximo mes tendrá una elección”. La esposa del diplomático se desconcertó. “¿Y pol qué esa tensión? -quiso saber-. Mi malido tiene una elección todas las noches, y anda tan tlanquilo”… Don Chinguetas gritó en la orilla de la playa: “¡Mi esposa se está ahogando! ¡Daré 100 mil pesos al que la salve!”. Un lanchero se arrojó a las olas y trajo a la señora sana y salva. Al verla exclamó con asombro don Chinguetas: “¡No es mi esposa! ¡Es mi suegra!”. “Ah, caramba, señor -se consternó el lanchero-. ¿Cuánto le debo?”… Un tipo iba corriendo por la calle en camiseta y calzoncillo. Otro que corría también le preguntó: “¿Entrenamiento para el maratón?”. “No –respondió el tipo-. Marido que llegó temprano”… En medio de dos tendencias se halla López Obrador. Una lo lleva a la derecha, según se ha visto en sus acercamientos con los empresarios. La otra, de izquierda radical, le reprocha esa luna de miel convertida en matrimonio y le pide que cumpla las promesas en que fincó al principio su campaña, entre ellas la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Difícil será para AMLO conciliar los dos extremos. Por un lado ha hecho demasiados ofrecimientos populistas que sus seguidores de la izquierda se encargarán de recordarle; por el otro, la realidad hará difícil, cuando no imposible, que pueda cumplir algunos de sus compromisos. En todo caso no habrá enfrentamientos entre él y sus partidarios. Si alguien tiene oficio político es López Obrador, y su fuerza es tal que ninguna corriente dentro de su Gobierno o su Partido se le podrá oponer. La voluntad del Presidente se impondrá siempre, y sólo la sociedad civil lo acotará si en sus acciones se aparta de la Ley y trata de imponer la suya. Ante la posibilidad -peligrosa posibilidad- de un personalismo autoritario es necesaria la presencia de ciudadanos libres y pensantes que mantengan una actitud crítica frente al poder, especialmente cuando éste se muestra demasiado poderoso…  Aquel antropófago no se portaba bien. Todos los días se embriagaba con agua de coco fermentada; reñía con los demás caníbales y perseguía a las mujeres de la tribu. Su esposa le comentó a una amiga: “No sé qué hacer con mi marido”. Le ofreció la otra: “Si quieres te presto mi recetario”… Ovonio Grandbolier, el hombre más haragán de la comarca, veía en la tele el partido de fútbol. Tenía una lata de cerveza en cada mano. Su mujer le preguntó por qué. Respondió Ovonio: “El médico me recomendó llevar una dieta balanceada”… Siguen ahora dos absurdos cuentecillos breves… “¿Por qué estás tomando clases de tenis?”. “Porque ya me cansé de ser zapato”… “¿Por qué Laurencio ya no anda en su moto?”. “Porque cayó con ella en una laguna y no la ha podido sacar”. “Ha de ser Honda”… Don Poseidón tenía tres vacas. Todos los sábados, en la mañana, las llevaba en su carretón de mulas a hacer una visita al toro semental. Uno de esos sábados don Poseidón se levantó más tarde que de costumbre. Lo que vio al salir de su casa lo dejó estupefacto: dos de las vacas se habían subido ya al carromato, y la tercera estaba unciendo a las mulas… FIN.

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