Córdoba.- Nervios, emoción y hasta falta de sueño experimentaron algunos pequeños antes de entrar a sus aulas. Unos a futuro tendrán nuevos amigos, otros vuelven a juntarse con amistades del pasado Ciclo Escolar.
Matías Vázquez Pérez accede a primer grado de Primaria, una experiencia nueva en su vida; mientras Ángela Gutiérrez Rayón avanzó a cuarto, se observa más tranquila y segura porque ya conoce el alumnado de su salón.
Referente a Matías, en su retorno a clases, su madre lo despertó a las 6:30 de la mañana, debe presentarse en la Primaria de la colonia Carranza.
Muestra nerviosismo, se pone la camisa, pantalón y zapatos para bajar a desayunar. El uniforme le quedó perfecto, además se sentía a gusto y ansioso por empezar a estudiar.
Una vez en la mesa, lo único que solicitó fue una taza de café con leche, pan y un sándwich; se terminó todo y posteriormente se fue a lavar los dientes.
“Ya estoy listo, nos podemos ir mamá”, fueron las palabras de Matías mientras tomaba su mochila, se la colocó y emprendió la caminata para la calle tomando la mano de su madre.
En el camino se encontró a sus compañeros de clase, algunos viejos conocidos porque cursaron con él el Jardín de Niños y estarán compartiendo aula todo el Ciclo Escolar. “Ellos eran mis compañeros de Kínder y ahora aquí en la Primaria también lo serán, estoy emocionado porque no pensé volver a verlos”, sentenció Matías.
Una vez adentro de la escuela, se formó con sus demás compañeros de salón y muy atento, al igual que sus amigos, escuchaban parte de la bienvenida de sus maestros. Al pelotón de primer grado se le mostró su aula y el profesor dio consejos.
A los alumnos de nuevo ingreso se les permitió estar un poco más con sus padres, pero llegó el momento de decir “adiós mamá”, así el pequeño Matías inició sus clases.
Los nervios desaparecieron mientras Matías entraba al salón con sus antiguos y nuevos amigos, esto le motivó para quitarse la ansiedad de cómo sería el arranque del año escolar delatándolo una sonrisa antes de acceder al aula.
Por otro lado, la familia Gutiérrez Rayón tiene a su hija Ángela, con mayor experiencia escolar; la niña, aunque se mostraba un poco nerviosa, se alistó para entrar a cuarto grado.
“No me gusta hablar mucho y aunque no lo parezca, me siento feliz”, externó Ángela.Una vez peinada y con su uniforme escolar, Ángela bajó a desayunar. Después tomó su mochila color plata, obsequio de su abuela, y emprendió el paso a la escuela acompañada de su madre y sus dos hermanas.
A paso apresurado, con mochilas en espalda y manos, las tres pequeñas: Ángela, Hanna y Gloria María, se dirigieron a la escuela para comenzar un año más de enseñanza escolar.