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Modus operandi: romper la ley

Superiberia

 

Hágase justicia… en los bueyes de mi compadre! Esa parece ser la consigna del momento. En todos los niveles. Y con absoluto cinismo.

Tan sólo ayer nos enteramos de que nuestros diputados se sirven con la cuchara grande, gracias a chanchullos que les permite ser ellos quienes definen el Presupuesto de Egresos de la Federación.

Según da cuenta el periódico Reforma de ayer. Los legisladores demandan de los alcaldes favorecer o sus obras o a sus contratistas a cambio de que les asignen recursos a sus municipios. Una vil extorsión del Legislativo federal al Ejecutivo local.

En esa misma primera plana se daba cuenta, ayer, de la denuncia que está presentando la empresa Gas Natural Fenosa por lo mismo, por extorsión, que le han hecho funcionarios de siete delegaciones del Distrito Federal.

La exigencia ha llegado, de acuerdo con el responsable de gestión social de la empresa, hasta los diez millones de pesos, computadoras y autos a cambio de licencias para las obras que ha solicitado hacer Gas Natural Fenosa.

Y en Ensenada, vitivinicultores del Valle de Guadalupe han estado intentando frenar al alcalde priista, Enrique Pelayo, quien, a 15 días de dejar el municipio, está intentando cambiar el uso de suelo de la zona para permitir la construcción de condominios horizontales, campo de golf y centro comercial en el lugar en donde actualmente se produce 90% del vino mexicano.

Los vitivinicultores han presentado pruebas de la corrupción que envuelve este caso, pero hasta ahora sólo les queda la esperanza de que el cambio en el uso de suelo no se publique en el diario oficial del estado, porque de lo contrario, Pelayo y sus allegados se saldrán con la suya a pesar de la oposición de la ciudadanía a la que supuestamente debe representar.

En la Asamblea Legislativa del DF los fondos de becas de 2011-2012, que supuestamente otorgaban, desaparecieron; 250 millones de pesos que nadie sabe en dónde están. Desde enero se conoce que no están los registros del Fideicomiso del Fondo de Apoyo a la Educación y al Empleo de las y los Jóvenes, y hasta ahora nada ha sucedido, salvo el señalamiento del faltante.

Unos millones por aquí y otros millones por allá, lo cierto es que la corrupción es en México un mal generalizado. Hace unos días un grupo de corresponsales extranjeros fueron unánimes en decir que si una sola cosa fuera la que se pudiese cambiar de México para hacer que el país despegue, esto sería la falta de compromiso con la ley y el Estado de derecho.

México tiene un PIB per cápita de 15 mil dólares, de acuerdo con el World Factbook que publica la Agencia Central de Inteligencia (CIA); Chile lo tiene de 18 mil 400 dólares. La explicación de esta diferencia, según los analistas, es el respeto a la ley en Chile y la corrupción en México.

Tenemos todo para ser un mejor país; con crecimiento y desarrollo. Todo menos las ganas de dejar nuestro lado corrupto atrás, que es ya nuestro modus operandi.

            Twitter: @AnaPOrdorica

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