En las últimas semanas la agenda política del país ha estado cargada hacia el ámbito económico. La discusión que llevó a la aprobación de la reforma hacendaria hizo que se centrara la atención en ella. Cuando hace un par de semanas hablaba con Luis Videgaray, en la Segunda Emisión de Cadena tres Noticias, justo en la coyuntura de aquella aprobación, el secretario de Hacienda decía que las modificaciones al esquema y la obtención de recursos que esperan con la reforma, son todas de carácter social.
La madrugada de ayer, cuando se aprobaba el presupuesto para 2014 —serán cuatro billones 467 mil 226 millones de pesos, un 8.8% más de lo que se tuvo para este año; de ahí se obtendrán los siete mil millones que serán destinados para atender los daños causados por Manuel e Ingrid—, volvimos a escuchar esto: la mayor parte del dinero que tuvo luz verde en el Congreso será destinado para ello, sobre todo, para educación e infraestructura. Todo a congruencia pues, porque es la única forma de validar los cambios.
Y es que, claro, para el gobierno, entre la prioridad y la obligación, esos dos rubros son los que con sus resultados se convertirán en el mejor argumento para los detractores de ésta —la hacendaria— y las reformas ya aprobadas, y las que siguen en la lista de espera. La energética, sobre todo, aunque antes deberá resolverse, según lo pide el PAN, la político-electoral.
Pero la agenda de desarrollo económico y social no ha estado sólo del lado del gobierno. También la industria privada le ha dado importancia. Ayer, por sexto año consecutivo, se realizó el Value Investing Forum 2013 (VIF), presidido por Alejandro Legorreta —y que es ya un referente internacional que pone a México como destino atractivo para recibir inversiones—, donde empresarios y personajes de la vida política de importancia mundial debaten sobre los mejores caminos para que, desde la trinchera empresarial, se aprovechen mejor las decisiones, para que el desarrollo que de ellas se tenga, logre un alcance integral: llegue, pues, al sector empresarial, económico, político y social. Pero sobre todo, para que éstas —las inversiones— tengan todas conciencia social, que hagan que el progreso que se busca no sea momentáneo. Un desarrollo sustentable como vía para la estabilidad en todo sentido.
El debate —el VIF—, en esta ocasión, no puedo haberse realizado en mejor momento, pues llega justo cuando son tantas las reformas y cambios que tienen la atención de la vida política del país. Este año, con la presencia de personajes como Henry Merritt Hank Paulson Jr., ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien implementó acciones de rescate y liquidez para el sistema financiero americano durante la crisis mundial de 2008, sin duda se habrán generado resoluciones que, a la par de las reformas aprobadas en el Congreso, deberán resultar en una vía para el desarrollo del país. Y es que el progreso no se da sólo con la obtención de recursos, sino en los caminos correctos para la utilización de ellos.