Con excepción de 2010, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) ha crecido de manera sostenida de 2006 a la fecha.
Para aquel año, la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto ligeramente superior a los dos billones de pesos, lo que representó 17.21% del Producto Interno Bruto (11 billones 619 mil millones de pesos, de acuerdo con el INEGI).
Para 2007, el PEF fue de dos billones 234 mil millones de pesos. Dicha cantidad equivalía a 18.67% del PIB. En 2007, el país creció 3.3%, mientras el presupuesto aumentó 11.5 por ciento.
La votación en la Cámara de Diputados fue de 449 votos a favor y 20 en contra.
El PEF para 2008 fue fijado en dos billones 569 mil millones de pesos, un incremento de 15% respecto del año anterior. El crecimiento del país fue de 1.35 por ciento.
El presupuesto, que representaba 21% del PIB, pasó en San Lázaro por 312 votos a favor y 130 en contra.
Para 2009, la Cámara de Diputados aprobó el mayor incremento del presupuesto del país en la historia reciente. De 2.569 billones de pesos, pasó a 3.191 billones de pesos. Dicha cifra equivalía al 27.2% del Producto Interno Bruto, y significaba un incremento del 24% respecto del PEF anterior.
Votaron a favor 436 diputados y solamente 44 lo hicieron en contra. Ese año, la economía mexicana se contrajo 6.2% como resultado de la recesión mundial desatada en septiembre de 2008.
El año de 2010 ha sido el único de este periodo en el que el PEF fue inferior al del año anterior. De 3.191 billones de pesos, bajó a 3.176 billones de pesos. También descendió, ligeramente, su proporción respecto del PIB (26.22%). Ese año la economía creció 5.5 por ciento.
En San Lázaro, el presupuesto pasó por 437 votos a favor y 25 en contra.
En 2011, el PEF volvió a crecer. Los diputados lo fijaron en tres billones 438 mil millones de pesos, un incremento del 8.5% sobre el del año anterior. El monto equivalía a 27.31% del PIB, que ese año creció 3.9 por ciento.
Nuevamente los diputados votaron abrumadoramente a favor del presupuesto: 454 votos a favor y solamente 13 en contra.
En 2012, el gobierno tuvo para gastar y cumplir con sus obligaciones la cantidad de 3.706 billones de pesos, un aumento similar al del año anterior. El PEF representó esa vez 28.32% del PIB, que creció en 2012 un 3.9 por ciento.
La votación en San Lázaro fue de 425 votos a favor del presupuesto y 27 votos en contra.
Para 2013, el PEF volvió a subir. De 3.706 billones de pesos pasó a 3.956 billones de pesos, un incremento de 6.5 por ciento. Este año, se espera que la economía crezca entre 1.2% 7 1.7%, de acuerdo con distintas previsiones. Sin embargo, si comparamos ese presupuesto con el último dato del PIB publicado por INEGI, alcanza 30.05 por ciento.
La votación en San Lázaro registró la menor oposición para un PEF en años recientes. Apenas diez votos en contra y 460 a favor.
Antenoche, los diputados aprobaron el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2014. Lo hicieron, otra vez, de manera aplastante, haciendo bueno casi todo el aumento que solicitó el Ejecutivo. Apenas le regatearon 12 mil 728 millones de pesos. El PEF aprobado para 2014 es de 4.467 billones de pesos, un aumento de 12% sobre el presupuesto del año anterior.
Ni una sola bancada votó unida en contra del Presupuesto, que el gobierno federal ha planteado como “social” y como “una herramienta fundamental para acelerar el crecimiento de México y por el bienestar de los mexicanos”.
Las cifras no mienten. Salvo por un ligero declive en 2010, el Presupuesto de Egresos de la Federación ha aumentado, año tras año, desde 2006. También ha aumentado en mayor medida que el crecimiento del país. Y su proporción respecto del PIB pasó de 17.21% a 30.05 por ciento.
Esperemos que esta vez el enorme presupuesto aprobado sirva para detonar el crecimiento. La historia anterior permite poner en suspenso el cumplimiento de ese propósito.
Me preocupa que un mayor gasto en infraestructura —sin duda necesario—no vaya aparejado con la creación de más y mejores instrumentos de transparencia, y que aún no hayamos avanzado hacia el establecimiento de un sistema nacional de rendición de cuentas.
¿Quién y cómo se vigilará la gran cantidad de licitaciones que tendrán que venir para gastar el dinero contemplado en partidas como el de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (casi 119 mil millones de pesos)?
Esperemos, yo lo espero, que esta vez sea distinto. Que se privilegie el gasto en inversiones que puedan dejarse a las siguientes generaciones y que no nos enteremos, a toro pasado, de ineficiencias y desvíos de recursos o, en el mejor de los casos, que esa enorme cantidad de dinero sólo dio para obras chiquititas o de relumbrón.
Eso espero, aunque a juzgar por lo contentas que quedaron todas las bancadas en San Lázaro con el reparto del pastel, me abrume la duda.