Por: Andrés Timoteo / columnista
PILLOS ENGALLADOS
Se alborotó el gallinero duartista tras la absolución de la exlideresa magisterial, Elba Esther Gordillo, sucedida la semana pasada luego de permanecer cinco años “privada de su libertad” -así, entre comillas, porque estuvo presa primero en la suite de un hospital privado y luego en su penthouse de Polanco-. Ya que está exculpada de todos sus delitos, en la víspera del arribo del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) al poder, otros pillos están emocionados esperando el perdón.
A nivel Estatal, uno de ellos es el exgobernador por 45 días, Flavino Ríos Alvarado, quien el viernes pasado apareció en los juzgados adscritos al reclusorio de Pacho Viejo, en Coatepec, donde fue nuevamente vinculado a proceso por haber ayudado a huir su antecesor, a Javier Duarte de Ochoa, y aprovechó para anticipar su próxima exoneración.
“Es cuestión de tiempo nada más. Soy inocente. Falta poco tiempo para que lo pueda demostrar”, dijo el oaxaqueño. Traducción: en cuanto llegue Cuitláhuac García al Gobierno Estatal se acabará su proceso judicial. Claro, legalmente sería posible si antes el próximo Mandatario logra tumbar de su cargo al fiscal general del estado, Jorge Winckler y uncir al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña.
Ambos, según se ha dicho, darían la pelea jurídica para no dejar sus encomiendas o, en su caso, no sujetarse a la voluntad del próximo titular del Ejecutivo Estatal. Sin embargo, Ríos Alvarado ha comentado a sus allegados que sería el primer duartista exonerado en el nuevo Gobierno Estatal e incluso asegura que le devolverán la Notaría Pública con sede en Minatitlán, la cual ha regenteado desde hace varios años y que le fue suspendida tras su detención en marzo del 2017.
Como todos recuerdan, a Ríos Alvarado se le acusa de haber facilitado la fuga de Duarte de Ochoa el 13 de octubre de 2016, prestándole una aeronave propiedad del Gobierno Estatal para trasladarlo a Chiapas, hasta el rancho de su suegro, Antonio Macías, desde donde huyó hacia Guatemala con ayuda de un grupo armado de la zona para cruzar la frontera Sur.
Y no sólo Flavino Ríos está emocionado con el cambio de Gobierno Estatal, sino que también otros pillos andan engallados. Personajes como Gabriel Deantes, su primo Alberto Silva, Tarek Abdalá, Edgar Spinoso, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, esperan que los expedientes judiciales en su contra sean cerrados y sellados. Vaya, en la prensa ya corren versiones de que el propio Duarte de Ochoa saldrá libre a principios del 2019.
A esa amnistía cuitlahuista entrarían los otros huéspedes del penal de Pacho Viejo que fueron parte del gabinete duartista y que están esperando sentencias por los delitos cometidos. De acuerdo con lo difundido, la apuesta es que la mayoría de ellos no lleguen al juicio formal y sean liberados anticipadamente. Al menos es lo que están difundiendo y aunque pareciera una versión fantasiosa y hasta temeraria, los aludidos afirman que son pactos suscritos desde el 2016 que el futuro Gobernador tendrá que cumplir. ¿Será?
ARQUEO AZUL
El fin semana se realizó el Consejo Nacional del PAN en la Ciudad de México para evaluar la posición del Partido a un mes de la elección del primero de julio y sus secuelas, entre ellas la derrota en la disputa presidencial. Además de la catarsis y el arqueo azul, los 300 consejeros establecieron la ruta para la renovación de la dirigencia nacional del Partido.
Para ello integraron la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del Comité Ejecutivo que será presidida por una de las panistas más ultraconservadoras del Partido -miembro de la agrupación conocida como “El Yunque”- Cecilia Romero, quien ya fue dirigente nacional del instituto político y estaría representando el ala sinarquista del mismo.
Durante esta semana se podría expedir la convocatoria para renovar el CEN panista y ahí, en la contienda interna, vendría el ajuste de cuentas hacia el grupo que todavía ostenta el control del Partido y que está liderado por el excandidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, quien a pesar de todo fue recibido con una ovación en la encerrona azul.
Hay corrientes internas que exigen hacer a un lado al grupo anayista y entre las más belicosas están la que encabeza el expresidente Felipe Calderón y la de los “Cristeros” o “Bárbaros del Norte” que lidera el exgobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Appel y que aglutina, entre otros, a los exgobernadores Carlos Medina Placencia y Juan Carlos Romero Hicks de Guanajuato, Marcelo de los Santos de San Luis Potosí y Marco Antonio Adame de Morelos, así como al exdirigente nacional, Gustavo Madero.
Ellos acusan a Anaya Cortés de haber convertido la estructura de Acción Nacional en el soporte de sus intereses personales y usarla para imponer su postulación de manera forzada, lastimando a grupos y personajes del panismo nacional. Los ajustes de cuentas se vaticinan, aunque también dicha asamblea servirá para medir el control que todavía tiene Anaya y Zepeda en el Partido.
Obviamente el grupo anayista buscará mantener el control del Partido, aun permitiendo la renovación de la dirigencia nacional. Por ello, uno de los aspirantes a suceder a Damián Zepeda en el CEN es Marko Cortés Mendoza, actual coordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados.
El otro aspirante a tomar las riendas del panismo es el propio Ruffo Appel, mientras que el calderonismo impulsa al senador Roberto Gil Zuarth. El tercer candidato más fuerte -pues hay cuatro más que han manifestado su intención de contender por el liderazgo azul- es el exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien lleva como respaldo haber derrotado a Morena en su Entidad y hacer ganar a su esposa, Erika Alonso Hidalgo.
Algunos dicen que entre Marko Cortés y Ruffo Appel está el próximo dirigente panista, y el que llegue jugará un papel primordial, pues será encargado de conducir a la segunda fuerza política del País e iniciar su reestructuración con mira a las elecciones venideras, además de ponerse al frente de una oposición parlamentaria al lopezobradorismo tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
REFERENDO 2021
A nivel Estatal también se tendrá que dar paso a la renovación de la dirigencia y ya suenan dos aspirantes a la misma: el todavía secretario de Desarrollo Agropecuario del Estado y exalcalde de Tantoyuca, Joaquín Guzmán Avilés, y el actual secretario del Comité Directivo Estatal, Carlos Valenzuela González. Hay también versiones que ubican al excandidato a la Gubernatura, Miguel Ángel Yunes Márquez, como posible dirigente estatal, sobre todo porque tiene 1.4 millones de votos acumulados en la pasada elección.
Si bien esos nombres se mencionan en los corrillos políticos, pero no hay nada oficial porque el dirigente actual, Jesús Mancha Alarcón, se aferra al cargo partidista por dos años más y niega convocar a una renovación anticipada, aun siendo un lastre para el panismo. Los escándalos de corrupción que lo envuelven también lo inhabilitan para fortalecer al Partido y guiarlo en su estatus de primera fuerza opositora de la Entidad.
El tuxpeño Mancha Alarcón tiene que irse para que los panistas puedan iniciar el plan de reconfiguración del Partido, a fin de afrontar las elecciones del 2021 de diputados locales y presidentes municipales. No hay que olvidar que, si bien Morena tendrá la Gubernatura y la mayoría en el Congreso Local, el panismo cuenta con más de cien alcaldías, entre ellas algunas de los municipios más poblados y con mayor influencia política, económica y mediática.
A partir de septiembre y noviembre tendrá también diputados federales y locales, y la representación de diez distritos electorales. Todo eso es suficiente para dar pelea en la siguiente justa comicial. Vaya, los panistas tenían un tercio de esas posiciones en el 2016 cuando ganaron la Gubernatura, sabrán -con la dirigencia correcta- cómo dar pelea como oposición para dentro de tres años.
Para esa fecha el Gobierno del morenista Cuitláhuac García podría estar en su desgate creciente si no se cumplen las expectativas generadas. El 2021 será el inevitable referendo sobre su gestión, y también sobre el desempeño del presidente Andrés Manuel López Obrador y ahí habrá maniobra para que la oposición dé avitualle.
Si la corrupción persiste, si la violencia no se detiene, si la economía sigue estancada, si la pobreza no merma y si los criminales son perdonados, entonces vendrá el ajuste de cuentas en las ánforas comiciales para García Jiménez y López Obrador. En pocas palabras, si no se cumplen las promesas de campaña, éstas se convertirán automáticamente en banderas de la oposición.
Tampoco hay que olvidar que al menos en el primer ensayo de Gobierno que tuvo Morena en Veracruz, encabezando 17 alcaldías, el saldo es calamitoso. Los presidentes municipales de Xalapa, Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica, por citar a los municipios más importantes, se han ganado a pulso el repudio de sus gobernados. Y no son nada queridos por sus votantes.
Los resultados electorales del pasado primero de julio no fueron por el desempeño de los ediles morenistas, sino por el llamado “fenómeno AMLO” y el hartazgo ciudadano. Si en esos municipios no se corrigen las pifias, sus ediles serán pasivos tóxicos para los comicios del 2021 y Morena podría ser en las urnas. Claro, todo depende de la calidad de la oposición que haya, es decir, si el PAN logra renovarse y convertirse en el contrapeso requerido.