- Durante casi un siglo nos acostumbraron a que, cuando el partidazo anunciaba su candidato, lo demás era comparsa incluido el presidente saliente. Jubilándose tranquilo un año antes de terminar su mandato, se retiraba a gozar en familia de su seguro vitalicio millonario, con el pretexto de cuidar secretos de Estado.
Alejandro Solís
Columnista
De la serie: “más de lo mismo 1/2018-24”
AMLO: “El pueblo votó por el cambio de grupo de poder, haciéndose partícipes de su propio mandato en aras de un Gobierno honrado y justo, hartos de la prepotencia, el influyentismo (sic), la deshonestidad y la ineficiencia, y desean (sic) con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad”.
Apabulla tanto la propaganda en medios de comunicación de masas, que, cuando de ideología se trata, la memoria a corto plazo omite la identidad de clase y de plazos alargados.
Ungido el siguiente, discreto el presente se alejaba. Durante casi un siglo nos acostumbraron a que, cuando el partidazo anunciaba su candidato, lo demás era comparsa incluido el presidente saliente. Jubilándose tranquilo un año antes de terminar su mandato, se retiraba a gozar en familia de su seguro vitalicio millonario, con el pretexto de cuidar secretos de Estado.
Así funcionó la sucesión presidencial hasta el inefable León Rojo Miguel de la Madrid Hurtado, quien a Miguel Barbosa le vendió su casa ubicada en la calle de Francisco Sosa del apacible barrio de Coyoacán. Salinas no ha dado su brazo a torcer. Zedillo, Fox y Calderón, tampoco; dedicados a cabildear favores para sus grupos de poder.
¿Por qué se molesta la clase política desplazada con decisiones organizativas e incorporación de personajes repudiados en el círculo del nuevo gobernante?
“El pueblo votó por el cambio de grupo de poder”: AMLO. Después de 100 años de férreo control de masas, las viejas instituciones se desgastaron al punto de llevar al País a una guerra civil no reconocida, ensartado miles de muertos, desaparecidos e inconformes al rosario sexenal.
El genocidio del 68 palidece comparado con los crímenes de Ayotzinapa, Tlayaya, Chihuahua, Veracruz, Nochixtlán, así como los robos a las arcas nacionales mediante la estafa maestra, carteras gubernamentales, Odebrecht y la contrata cazada de insumos y servicios del gasto corriente.
Perdón y olvido. El dispendio Echeverrista para reformar a los inconformes de entonces no se compara con la deuda pública y privada contratada por la tecnocracia, atando el futuro de quienes aún no nacen al injusto oneroso pago por despojos.
Con tanta afrenta, la inconformidad popular se sintetiza en el rechazo preelectoral de los aparatos de Estado, del conjunto del Gobierno Federal saliente; así como en la repulsa del 93% de los mexicanos a Enrique Peña Nieto (Pew Research), al punto peligroso para el sistema socio-económico impuesto de que la condena general lo ubique como el centro verdadero, de tempestad cosechada.
Es cuando el arte de la ideología ha hecho de lo posible para el capital en tales condiciones, lo deseable para las mayorías sometidas, que, encantadas votaron por aparentes promesas de cambio, a estructuras endurecidas.
Morena capitaneó el descontento, traduciéndolo a votos. En tanto la organización electoral de AMLO se traduzca en gabinetes de Gobierno Federal, Estatal, Municipal y en Parlamentos, hemos de mirar pálidas versiones de los acuerdos y alianzas tejidas debajo de la mesa política para darle carpetazo genial a décadas de afrentas.
Mientras en el verbo se dice que el TLCAN es de tres o de ninguno. Trump, nombra como Caballero Absoluto a Obrador ¿de qué reino? ¿Por haber facilitado las negociaciones México-EU relegando a segundo término las de Canadá? O, porque va a la caza de millones de simpatizantes morenos ciudadanizados norteamericanos.
Mientras, en casa: Romo amaña con el Consejo Mexicano de Negocios buenos tratos a cambio de congraciarse sin temores con la nueva Administración honesta, transparente, sincera; barata, resultado de una estricta disciplina fiscal sin aumento de impuestos.
Ahorrando en dispendios y corrupción de Estado y, a la vez, disminuyendo el gasto corriente para pasar haberes al pago estricto de intereses de la deuda.
¿Molestan al Patrón, gerente, administradores y contadores probos? Hasta el impopular Peña Nieto cierra festivo su sexenio con frases que habrán de pasar a la Historia:
“La transición ordenada y eficaz del régimen muestra la vitalidad democrática mexicana”. Y en plenitud abundante, amenaza con contribuir “a que la futura Administración pueda tener un comienzo y una gestión exitosa”.
La truculenta sucesión presidencial, así valida y delimita al nuevo régimen: solo administrará a favor de todos, pues, aunque la mayoría relativa de quienes votaron impacta, nomás resulta la tercera parte absoluta de los 90 millones listados por el padrón electoral. Yeso sin dejar de considerar a los miles de palomas y halcones disfrazados de morenos.
No más en tiempos neoliberales. Borrando cualquier cuestionamiento al resultado electoral último, el alto tribunal judicial electoral mexicano (TEPJF) otorgó constancia de presidente electo por decisión de “deseosos de superar una larga etapa histórica de injusticias, falta de libertad y democracia”, (AMLO).
Los tigres dormitan, satisfechos. Aunque portavoces insistan en la idea triunfalista de masas conscientes finalmente organizadas tras del triunfo (John Ackeman, dixit) abultado, se sacrificó al candidato perfecto de perfil hacendario tecnócrata de un partido absolutamente repudiado dando carpetazo al período histórico nacionalista neoliberal financiero exitoso, a costas de quebrar a un pueblo masacrado; pues, sobre cualquier negocito familiarizado, la inestabilidad convulsa del patio principal gringo resulta inadmisible en un mundo tri-polarizado.
2018: hastío popular & elección de Estado. Que uno de cada tres mexicanos en edad de votar lo hayan hecho al unísono daría pie a una gran fiesta; pero, numerología básica no oculta lo que natura económica del sistema dicta: en los dominios del imperio sólo el Patrón manda; lo demás, son chairadas.
Contrariando intereses burocratizados, el grupo de poder constituido entorno de AMLO captó los ánimos anti-partidistas generalizados, concretando alianzas de personajes, organizaciones de cuadros y de masas; superando su antipatía sectaria, enojona, cambiándola a un estilo de político gracioso, enfático y experimentado en lides gobernantes, exitosas.
La Estrategia destiló excelentes alianzas tácticas. Más que la personalidad santona y moralina del dispuesto a perdonar -pero no a olvidar- derramando paz y amor a diestra y siniestra, la magia del Estado profundo orquestó el cambio de la vieja nomenclatura combinando una camada novel de políticos con grados universitarios y posgrados, muchos investigadores científicos, con viejos cuadros rescatados de la resaca y procesos judiciales, donde fueron refundidos durante 5 sexenios por soberbios tecnócratas neoliberales.
Inhábiles para el control político de los inconformes, negados a cuadrar las políticas públicas capitalistas con lenguaje nacionalista de mentiras, santificaron su cadalso, además, aposentándose en el extranjero para cuidar a distancia asegurada sus fraudulentos haberes; abandonado la barca en vez de hacer lo que el mártir capitán reclama: evitar su naufragio o morir en el intento.
Ideario del Gobierno en turno. La tesitura del primer discurso de AMLO como presidente de facto cuadra en la disertación que propone hacer el bien sin mirar a quien, poniendo sin chistar la mejilla después de golpeada la primera. Omitiendo que es de justos, evitar escudado el reiterado insulto.
Así, en espera del Plan Nacional de Desarrollo que apunta a resultar transexenal signado como garantía exigida por la inversión financiera, el discurso de AMLO al recibir del TEPJF indica sus principales propósitos de Gobierno encuadrados en cómodas líneas de acción federal constituidas desde enantes: ni una se dedica a renegociar el programa de paguitos de la onerosa deuda Nacional, herencia de quienes, graciosos, dejan que la debacle sea administrada por noveles, para, a su debido tiempo retornar al control de los puestos públicos del enmendado Gobierno.
La fórmula aplica exactamente como cuando el Gobierno adquiere caros ingenios azucareros quebrados. Los resana, recompone, reabastece y, solventes, los revende baratos a sus antiguos dueños.