Una monja ya no se confiesa tan seguido, luego de que un sacerdote italiano se aprovecho de ella cuando era más vulnerable y contaba sus pecados en un salón de clases.
Solo contó lo sucedido a sus superior y director, por lo que fue silenciada por la cultura de secreto de la iglesia católica, por sus votos de obediencia y por repulsión y vergüenza.
Tras décadas de silencio, la monja es una de muchas religiosas que han hecho público un asunto que la iglesia católica no ha aceptado: el abuso sexual de monjas por parte de sacerdotes y obispos.
Tras una investigación de la AP, encontró que han surgidos casos en Europa, Africa, America del Sur y Asia, que muestra que el problema es global y extenso.