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Una virgen hecha a mano

Superiberia

Tepatlaxco.- La fe y decisión fueron la base que llevó a un hombre y sus cuatro hijos varones a edificar la imponente imagen de casi 14 metros de alto, de la virgen de la Inmaculada Concepción, que hoy resguarda el poblado de La Palma y que el paso de los años ha convertido en un ícono de la religión católica y centro de atracción turística. Proyecto que fue iniciativa de la familia Sampiere y auspiciado por todos los pobladores.

Pero fue José Mario Morales Marchena, quien tomó la responsabilidad del proyecto y con sólo tres años de escuela primaria, agarró lápiz, papel y su experiencia de 20 años de albañilería, para edificar lo que hoy es la imponente imagen de la virgen que se levanta en un óvalo que figura al mundo y pisa una víbora, con un mensaje intrínseco del bien sobre el mal.

Y es que será este 1 de noviembre, cuando el obispo Eduardo Porfirio Patiño Leal, acuda a bendecir la imagen que se levanta en un cerro que está atrás de la congregación de La Palma, como parte de los festejos y el rompimiento en honor a San Martín Obispo, patrono de Tepatlaxco.

 

La construcción

 

Un tiempo aproximado de 10 meses, fue el que llevó a Mario Morales y sus cuatro hijos, Rafael, Blas, Mario y Salvador, a construir parte por parte la imagen de la virgen, aunque en algunos momentos fueron apoyados por chalanes, pintores y vecinos, pero sin el apoyo directo de un arquitecto.

Fueron las manos de un experto albañil, quien moldeó cada una de las partes de la Inmaculada, que a decir de su creador, mide en total 13 metros con 60 centímetros de alto, sus manos (juntas), pesan unos 280 kilos, la cara 260 y el total del cuerpo rebasa las 7 toneladas, además de los cimientos de un metro 80, que se ubican bajo la imagen, y la torre central que la sostiene.

Para ello, fue necesario el trabajo diario de Mario, quien dedicó toda su experiencia en materia de construcción, así como la parte ruda de sus hijos y vecinos, quienes laboraron bajo la mirada atónita de cientos de feligreses que desde el poblado de La Palma, eran testigos del inusual evento.

Así, un 4 de junio del 2012, Mario tomó el proyecto, con el firme deseo de “poner una inigualable huella” y dejar historia en su pueblo, que lo han visto caer y levantarse de problemas tales como el alcoholismo, la desolación, el abandono personal y la falta de fe, que hoy a recuperado gracias a este proyecto.

“Un día cualquiera, llegaron hasta mi casa en La Garita, los señores Joaquín Sampieri, Serafín Vásquez y Ventura Alducín para hablar conmigo y
proponerme el trabajo, les pregunté por qué a mí, habiendo tantos albañiles experimentados, pero nadie le “atoró”, tenían miedo, jamás me imaginé construir esta imagen y lo pensé, pero se trataba de un acto de fe y decisión, así que me arriesgué, pero sólo pedí algo, que nadie se metiera en mi trabajo, que me dejarán hacer todo solo”, dijo.

En momentos con la voz cortada y ojos llorosos, recordó los difíciles momentos que tuvo al llevar la construcción en hombros, el momento en que se paró en el terreno y la forma en cómo se comenzaron a instalar los castillos, camotes y puntos exactos que evitan la caída de la imagen en el paso de un temblor.

“Los del comité me dieron una imagen pequeñita y de ahí saqué la escala, se que no es algo muy refinado, quizá es rústica, pero es el resultado del esfuerzo de un pueblo, de La Palma y sus alrededores, pues para sacar el dinero, muchos de ellos hacían jornadas, talachas y colados en varios pueblos cercanos, el dinero que se ganaba lo metían todo para el material, es un logro muy grande para nosotros”, dijo sonriente.

La imagen de la Inmaculada Concepción, es una réplica de la que existe en la iglesia de la comunidad, está construida del cuerpo con cemento, block y varilla de media, su manto y velo llevan malla de tela, además de granito, cemento blanco y otros materiales fuertes.

El rostro de la imagen, fue de lo más difícil de realizar, “todos me decían que lo construyera allá arriba -en el cerro-, pero no, fue a mi manera, en la palma agarré barro que es fuerte y saqué el molde, lo dibujé con mis manos después fui rellenando con cemento, una vez concluido, entre muchos vecinos me ayudaron a subirla, en muchos momentos se nos vencieron las vigas, nos apoyamos de un montacargas y poco a poco llegó al cerro”.

“Lo mismo sucedió con la manos, ambas, fueron formadas por separado en el rancho La Garita, cada una pesa 140 kilos, de igual forma primero fueron colocadas, pero coladas para su ubicación”.

“Las montamos, pero sin colarlas, las dejamos colgadas con reatas y vigas, después bajé a La Palma y me apoyé de la señora Beatriz Gasperín, quien tiene un visor, con eso pudimos notar a que distancia estaban del cuerpo y del piso, las abrimos más para que se viera de más lejos, eso nos da mayor vista a las carreteras”.

Así, cada una de las piezas de la virgen fueron colocadas, sus manos, su rostro, la corona y poco a poco fue quedando, a lo largo de los 10 meses que se trabajaron.

La imagen se ubica en un terreno que es denominado como esquina, donde se unen las propiedades de José García, Enrique Hernández, Ofelia Pacheco y Manuel Reyes y que será donado al comité encargado de resguardar la imagen y llevar el mantenimiento de la misma.

Para llegar a ella existe un camino pavimentado, que entra por La Palma, debidamente señalizado, hasta llegar a la cañada, donde se sube en coche y posteriormente un camino de piedra que es a pié, el recorrido final es de 10 minutos, aproximadamente mil metros sobre el nivel del mar.

Al llegar a la imagen, se construyó un recinto, con capilla, mirador, bancas y jardines, baño y otros beneficios para los visitantes, que podrán gozar de un maravilloso espectáculo de la naturaleza, llevado por la mano del hombre, resultado de la fe y la voluntad de todo un pueblo que es La Palma.

José Vicente Osorio Vargas

El Buen Tono

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