in

De la red que comunica a la que controla y vigila

Superiberia

 

Que las agencias de inteligencia espíen no sorprende a nadie, pues, como han dicho muchos en estos últimos días, para eso están y a eso se dedican. Pero el tema no es ese.

Lo verdaderamente novedoso sobre el conocimiento que hemos adquirido en los últimos cuatro meses sobre el espionaje estadunidense en el mundo no es que exista sino la laxitud y amplitud con que opera.

No sorprende, sino indigna la hipocresía de Washington, que evoca el derecho internacional cuando le conviene y lo viola cuando no.

Hipocresía, pues un Presidente estadunidense renunció a su cargo en 1974 por haber mandado espiar a la dirigencia del partido opositor, pero hoy la Casa Blanca propone como definición de normalidad que sus servicios de inteligencia se metan al correo electrónico del Presidente de un país vecino y socio comercial.

Una visión teñida de cinismo –como editorializó el otro día el diario The Washington Post– lleva a muchos a asumir que Estados Unidos lo hace porque puede, pero como afirmó alguna vez el ex presidente Bill Clinton, no hay peor justificación para hacer algo que esa.

Más allá del derecho internacional, de la convivencia pacífica de las naciones, hay una parte de esta historia que nos involucra a todos de una forma muy íntima.

Los gobiernos (léase Estados Unidos) y un puñado de transnacionales de las tecnologías de la información (TI) han violado el espíritu de internet al convertir esta red mundial en un vigoroso mecanismo de vigilancia.

“La idea original del internet era ser un espacio de colaboración para que la gente pudiera comunicarse mediante el intercambio de información”, describió Sir Timothy Berners-Lee, el hombre que desarrolló las ideas fundamentales que estructuran la web.

Sin embargo, el científico británico pronto llegó a la conclusión de que la red había hecho posible controlar a las personas mediante el monitoreo de la actividad que realizan en línea.

Sin duda, estamos frente a un problema político de grandes dimensiones. Y también frente a uno de ingeniería.

Se requiere de voluntad política y soluciones tecnológicas para arrancar de las manos de gobiernos –principalmente el de Estados Unidos– e intereses privados la infraestructura de internet y el almacenamiento de datos.

Hace unos días leía una entrevista con Byron Holland, presidente de la Canadian Internet Registration Authority (CIRA), organización que maneja el dominio .ca, y establece las políticas que regulan el funcionamiento de la comunidad web en Canadá.

Holland propone que Canadá construya su propia infraestructura de internet para evitar actos de espionaje como los de la NSA.

“Toda la información que hemos recibido sobre el programa PRISM nos lleva a concluir que es una buena idea mantener el tráfico en tu propia jurisdicción lo más que se pueda”, dice.

La CIRA lanzó recientemente un foro de discusión con la intención de propiciar un debate sobre el espionaje gubernamental en la era de internet. Entre sus propuestas está crear un mayor número de Puntos de Interconexión de Internet (IXP), sitios físicos donde los proveedores de servicio intercambian tráfico entre sus redes con el fin de que el tráfico local no sea triangulado por conductos extranjeros, lo cual ayuda, entre otras cosas, a abaratar costos.

Si bien Canadá tiene actualmente cinco IXP, Holland afirma que aún 40% del tráfico canadiense usa infraestructura estadunidense. “Si yo mando un mail dentro de Ottawa, hay muchas posibilidades de que pase por EU”, afirma. Construir un mayor número de sitios IXP en Canadá reduciría esa incidencia y haría más complicado a los servicios de inteligencia estadunidenses acceder a datos.

(Por cierto, México apenas va a tener su primer IXP, que estará alojado en el centro de cómputo de la tecnológica Kio Networks, en la zona de Santa Fe.)

El manejo de la web en Canadá fue inicialmente una tarea de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, ciudad que a principios de noviembre será sede de una importante reunión mundial del Grupo de Trabajo de Ingeniería en Internet (IETF), organización que vela para que la arquitectura de la red y los protocolos que la conforman funcionen correctamente.

Grupos que defienden la privacidad en internet están exigiendo que allí se discutan cambios en sistemas y protocolos para hacer más difícil el monitoreo de datos por parte de aparatos de seguridad como la NSA.

Mientras tanto, está claro que naciones soberanas como México no pueden apelar a la amistad para evitar el espionaje.

Necesitamos desarrollar y poner en marcha sistemas de protección para que, cuando menos en las áreas gubernamentales que tienen que ver con la seguridad nacional, se transmitan datos de manera encriptada.

Tip: En la UNAM y en el Politécnico hay expertos que pueden ayudar en eso, y así no depender de las transnacionales de las TI, a las que, evidentemente, ya no podemos confiar como guardianes de la ética en internet.

CANAL OFICIAL

Marginalia: Indignatarios

Buscan capacitar a sus conductores