Por: Aleluya Moreno Lorenses Oropesa / columnista
Aun mes de culminar la farsa electoral mexicana 2018 el fastidio ha hecho presa de actores, pregoneros, escenarios, medios propagandísticos, espectadores y ensayos: entre propios confundidos por no saber si votar por el menos malo o por AMLO el menos mejor, emergen expresiones de rechazo y abstención.
Sin organización social de clase, en las calles no se miran más que pálidas brigadas de chamacos y propios, ajenos a quienes quieren convencer de votar por su candidato.
Ni la corte del poder Gubernamental cree en locaciones, augurios, peleas y estadísticas premonitorias sobre campañas montadas en televisión y redes sociales.
Fake news megalómano. De libreto falso, el relevo se mueve tras del poder político gubernamental centrado en un Señor Presidente, capaz de pasar la estafeta a quien decida.
Nada más alejado de la realidad, donde los representantes públicos son juguetes del poder de Estado.
Linajes modernos. A veces miembros de la oligarquía ocupan los cargos públicos por así servir a sus intereses, inclusive, cediéndoselos a sus cachorros en nostálgico reconocimiento de la poquedad de sus proyectos.
Los Cárdenas Batel, el caso más sonado de estirpe azteca fallida no tuvo el éxito del tata Lázaro, a pesar de su poderoso páramo michoacano y ascendente Nacional.
Como ancestro lagarto priista, López obra en conciencia a favor de sus hijos para heredarles un emporio labrado con recursos públicos cedidos a fondo perdido, en aras de la mascarada democrática y la legitimación del régimen, del Estado y del Sistema.
Operadores de la sucesión. Para asegurar el pase de estafetas, cada régimen Gubernamental se apoya en la estructura legal constitucional, en el INE, en partidos políticos registrados y sus bases militantes, así como en una red Nacional de operadores clandestinos de la lista nominal electoral capaces de movilizar a miles de gentes dispuestas al mejor postor para llenar plazas, marchas, mítines, congresos, y en su momento, urnas o de no llenarlas.
Con su cooperación mercenaria, durante los últimos cincuenta años se aplicaron en asegurar base social al modelo neoliberal concentrador de la riqueza económica en pocas carteritas: teléfonos Slim, Azcárraga televisión, Larrea mineras, Salinas de Gortari, Salinas Pliego, aluminio Alemán, soy palacio Bailleres, González Maseca, Lebrijte Bimbo.
Perdón por próximos abusos. Hace medio siglo la deuda Nacional era de 53 mil 285 millones de dólares.
Peña Nieto la deja en tres billones ochocientos treinta mil millones de dólares. Quinientos mil millones de pesos pagamos por los intereses de la deuda.
Tan sólo Veracruz eroga 18 millones diarios por intereses de la deuda de 47 mil millones de pesos, herencia de los tecnócratas neoliberales.
Alguien carga con la cruz, además de labrarla. Juan Pueblo está integrado por 180 millones de mexicas, cincuenta millones deambulan por todo el planeta, la mayoría adheridos a la economía de los Estados Unidos en calidad de sirvientes desechables.
130 millones sobrevivimos encimados en la penca del nopal; treinta millones en la zona conurbada de la Ciudad de México, el Valle de Cuernavaca, Chalco, Puebla, Texcoco Teotihuacán y Toluca Querétaro San Luis Potosí.
Se calcula en 59 millones la Población Económicamente Activa (PEA) que, con su trabajo, aporta valor a la economía nacional. 30 millones realizan actividades informales.
El 62% gana menos de tres salarios mínimos. Ocho millones apenas un salario.
La Comisión de Salarios Mínimos ya dictó sentencia: no hay aumento salarial, ni siquiera del 88.36 a 98 pesitos. Éstas que son políticas de Estado mundial, se nos endilgan como decisiones personales del habitante de los Pinos, cuando la mayoría de las veces éste ni de lo que firma se entera, por andar pasmado de tanta estampa.
El payaso de la feria. Con certeza podemos calcular en 100 millones de mexicanos viviendo en pobreza y penuria, mientras la implacable selección de quienes se hicieron del poder y la riqueza continúan todos los días repitiendo su receta de vida: gana lo más que puedas en el menor tiempo posible, y los demás, que se chinguen.
De éstos, un 7% siente simpatías por el presidente saliente (Pew Research), seguramente porque su Administración de la abundancia les permitió legalizar, ampliar y potenciar blindadas próximas inversiones, como es el caso del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México (NAICM).
Entre pinos y empinados te mires. Aunque el populistas embute con su ofrecimiento de no ocuparla pues para empinar al respetable le basta la finta de su casa de interés social, tras de los Pinos rodando va la misma bola de boliches trampas, mercenarios, redes tendidas para legitimar la comparsa democrática exigida para el posicionamiento crediticio, a pesar del desfalco.
Administradores honestos de la quiebra. La leche bronca de 2018 aporta mano dura a riesgo de perderla junto con el cuerpo entero para todo aquel administrador de carteritas Gubernamentales, que se pasen de lanzas con los fondos públicos.
Pero, ¿por qué?, si florecita del sistema es el robo de la riqueza creada, la corrupción acompañante de todo modo de hacerse de un extra, y la deshonestidad es propiedad privada de quien así se allega de superfluidades a costas de negar lo indispensable al excluido.
Las leyes del capital, no se decretan, ni votan. Desmontar la nacionalización petrolera se hizo al costo histórico de robar bienes nacionales a favor del capital financiero, que, Odebrecht mediante, forrajeó camadas de archi super ricos, iniciando con el Presidente. Cierto.
Pero, nada que ver con las toneladas de dólares substraídos de la riqueza nacional, por quienes son dueños del capital y controlan al Estado.
Bailen coquetas marionetas. Mientras las precisas reglas impuestas por los inversionistas no se toquen, prometan en campaña, lo que no van a cumplir.
Con sujetos atados al sistema y a sus desfalcos, el menos interesado en propagar la especie de ser lo mismo que el siguiente, es quien, a sabiendas, cargó con el costo histórico del robo maquinado.
Cambiando de partido y frente se colocan para accionar en su momento, a favor de lo mismo de siempre. Es cuando Juan Pueblo se pregunta: si son lo mismo, ¿porque tanto iris para parecer distintos?
Porque si bien al ratón le conviene correr por instinto con los mismos, a la rata mercenaria no: aprendió que la distancia es al olvido.
Quebrado el modelo neoliberal, bienvenido su relevo. Con sus bases corrompidas, el PRI se atascó de panistas arrepentidos, perredistas acomodaticios y antorchas espartaquistas.
El puntero dedicado a comer arrocito pre-cocido, no se cansa de mandar mensajes de consolación a quien por besarle la mano y pedirle perdón sacaría de la “mafia del poder”, santificando así su ego presidencialista para ocultar la verdadera relación de poder subordinado al capital.
Con Anaya al frente, Dante Delgado reimpulsa la instalación del modelo socialdemócrata, con todas las posibilidades de ganar sin la mancha populista de López, ni de la costra priista.
Siendo los tres modelos de la misma marca imperial, ¿qué los diferencia? El nacionalista se encierra tras de muros, a lo Trump, cortando con el mundo para subordinarlo mediante cruzadas nucleares y acuerdos comerciales punitivos.
Al neoliberal le basta con extraer la riqueza Nacional, sin importar el retorno de capitales.
El socialdemócrata es negociador de ambos extremos para darle chance a la circulación de dinero en el mercado interno, en delicada conexión tecnológica/digital con el mercado internacional, asegurada con el próximo Gobierno de coalición, donde todos los boliches entran.
Final feliz. Con tantos intereses creados, al final del día uno del próximo julio, los tres frentes –por el bien de todos- conciliarán sus intereses sacrificando, como siempre, a muchos de sus hasta entonces cuates.