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Reforma fiscal, o ¡el cajón de sorpresas!

Superiberia

La reforma fiscal me parece como la cajonera de Alicia en el País de las Maravillas, pues tiene muchas sorpresas que se metamorfosean cuando salen de cada cajón al antojo de la imaginación de quien lo abre, pero pocas veces muestran su verdadera cara o intención.

El lunes les comentaba en este espacio sobre los acercamientos entre el sector privado, encabezado por Gerardo Gutiérrez Candiani, del  Consejo Coordinador Empresarial, y la Secretaría de Hacienda, de Luis Videgaray en los diversos temas de la reforma hacendaria, y que hay menos aspavientos que aquellos que registran las páginas amarillas y ¡hasta rojas!

Un buen ejemplo de esto es lo que ha sucedido con el sector asegurador. Esta industria, encabezada por el presidente de la AMIS y de Seguros Banorte, Fernando Solís Soberón, ha sido de las más exitosas en su acercamiento con el equipo hacendario por dos razones muy simples:

La primera, llegaron con argumentos bien fundamentados y, además, sin hacer aspavientos, reclamos ni “chous” en los medios.

Fernando Solís Soberón es muy reconocido por su seriedad y profesionalismo, mismos que quedaron claros para el equipo del secretario Videgaray.

Esto facilitó que la SHCP esté reconsiderando el tema de la deducción de reservas técnicas de los seguros, que son aquellas a las que están obligadas las aseguradoras para garantizar el pago al público de los seguros, así como revisar los topes de deducibilidad que afectan a las pensiones, a ciertas cuentas de ahorro y a los gastos médicos y de salud.

Y aunque se sabe que los temas ya están en la cancha del Congreso de la Unión y que éste tendrá la última palabra, siempre ayuda que la SHCP los revalore.

Por cierto, durante la participación de Fernando Aportella, subsecrtario de Hacienda, en la mesa “Taxing Times” organizada por el Departamento Fiscal del IMF y encabezada por Christine Lagarde, fue la “Star in the middle of the stage”, en el sentido literal de la palabra, pues no son muchos los países que se encuentran en pleno proceso de negociación política de una reforma fiscal en la coyuntura mundial actual.

Debo decir que salió muy bien librado de los agudos comentarios y cuestionamientos que le realizó Tom Keene, editor–at–large de Bloomberg TV and radio, quien preparó para el efecto una serie de videos que mostraban una realidad que se repite: haciendas públicas magras, la gente pidiendo subsidios, salarios, servicios y empleo del gobierno y, las clases medias y altas quejándose de por qué siempre son los mismos.

La conclusión no fue sorpresa: ampliar la base requiere de un gran consenso político. En México se construye, pero tiene que eliminar todos los regímenes especiales, incluyendo el del IVA en alimentos y medicinas, algo que no tocó la reforma Peña con el argumento de proteger el poder adquisitivo de los pobres. Fue la única crítica real en el video de Naím al gobierno de México.

Regreso a la cajonera. Ahora, la nueva sorpresa que salió del cajón del sector privado son los párrafos que se incorporan al artículo 5º del Código Fiscal de la Federación, donde se inscribe la “cláusula anti-elusión”, hay una creciente percepción de que la redacción propuesta pretende encubrir la “antirreforma política”.

Dicen que la intensión es conseguir un “excesivo control” por parte del SAT sobre accionistas, administradores y empresas privadas, donde la posibilidad de aplicarles la cláusula anti-elusión o facilitar el perdón fiscal, dependerá más de un capricho político que de la auditoría y certeza fiscal, de manera tal que si alguien no apoya al grupo político en el poder o atiende los términos de control económico impuestos en el sector que opere, tendrá a la espada de Damocles encima y eventualmente a su verdugo. Como quiera se la paso al costo.

Es algo curioso. Me parece que el precepto de legalidad que establece la Constitución se mantiene en la redacción ampliada, pero que pudiera ser perfeccionado por los constitucionalistas de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores. Sólo me viene a la cabeza Raúl Cervantes, presidente del Senado, y seguro le pondrá super ojo al tema.

Estos párrafos establecen que si la autoridad fiscal detecta prácticas u operaciones del contribuyente que formalmente no actualicen el hecho imponible establecido en una norma tributaria y carezcan de “racionalidad de negocios”, determinará la existencia del crédito fiscal correspondiente a la actualización del hecho imponible eludido.

Y además puntualiza: Se entenderá que una práctica u operación “no tiene razón de negocios”, cuando carezca de utilidad o beneficio económico cuantificable para el o los contribuyentes involucrados, distinta de la elusión, diferimiento o devolución del  pago realizado.

Mire, a esto le entiendo poco. La simulación no es un medio para eludir la ley, sino un mecanismo para evadirla, y quien lo hace busca ocultar su violación, pero la queja que ayer levantó en concreto el diputado del PAN y presidente de la Comisión de Economía en la Cámara de Diputados, además de ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, es la “elevada discrecionalidad” que se otorgaría al SAT en la interpretación de lo que es o no elusión y relacionarla con un concepto como el de “racionalidad de los negocios”.

De Fondos a Fondo

Después de un largo peregrinar el fin de semana llegó a su fin el pleito interno por el liderazgo en la Cooperativa La Cruz Azul, lo interesante del caso es que quien tuvo un papel destacado para que las aguas volvieran a su cauce, al menos por el momento, fue el procurador de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos. El funcionario capitalino contribuyó a que el diferendo viera la luz al final del túnel al ejercer la acción penal contra los integrantes de la llamada “disidencia”, quienes actualmente se encuentran sujetos a proceso ante la juez Cuarto de Delitos No Graves del Distrito Federal. Por ello en la Asamblea General de la Cooperativa, realizada el pasado fin de semana, un buen número de socios hicieron un reconocimiento público al Procurador.

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