Cosolapa.- Una duda legítima de todos los veracruzanos es: ¿A dónde van a parar los miles de litros de huachicol que decomisan las autoridades?
Nunca se informa si es destruido, como cuando queman la marihuana.
Desde luego que no es vendido, pues nunca aparece una licitación pública.
Nunca se dice cuál es su destino.
Recién se denunció a los integrantes del Ejército por verter huachicol decomisado a los arroyos de la región, lo cual es reprobable, puesto que contaminan el medio ambiente.
Pero, entonces, ¿A dónde hubieran ido a parar los miles de litros de combustible que decomisaron?
Como siempre, a los bolsillos de Cristian Betancourt, concesionario de las grúas que tienen la exclusividad de contratos con el Gobierno, a los fiscales corruptos y a los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Cuando la SSP decomisa huachicol, son recogidos los vehículos y bidones por las grúas de ByB de Betancourt y son puestos a disposición de un Fiscal.
Desde luego que al ser combustible robado nunca es reclamado por los ladrones ni por ninguna otra persona.
Así que ese material es vendido por Betancourt y las ganancias se las reparten entre él, el Fiscal en turno y los mandos de la SSP.
Así de grande es la mafia y por eso el cargo de Fiscal es codiciado por abogados corruptos.
De ahí que la ganancia en la concesión de las grúas está en lo que se roban… controlando el negocio están los mandos de la Secretaría de Seguridad Pública.