Por: Andrés Timoteo / columnista
Según la documentación del llamado Jesús Histórico, es decir, aquellas investigaciones científicas sobre el profeta de Nazaret, ajenas a los asuntos de fe, durante un lunes se dio la expulsión de los mercaderes del templo de Jerusalén. Enojado porque el recinto se había convertido en un mercado donde los cambistas -los banqueros antiguos- y vendedores de ofrendas -ganado y aves para el sacrificio- hacían negocios.Los evangelistas cuentan que Jesús tomó un látigo para azuzar a los animales hacía fuera del edificio, tiró las mesas de los monetaristas y los corrió del lugar. Eso fue lo que detonó su detención, días más tarde, no porque haya predicado abiertamente sobre el Reino de los Cielos, sino porque se metió con el dinero obtenido a costa de la fe. En ese entonces – y como ahora- había todo un engranaje para hacer negocio con la religión. Tal fue el inicio del Lunes Santo, un día después de que Jesús entró entre vítores a Jerusalén.
En esa ciudad, el culto era el gran negocio. Con éste se enriquecían desde el cambista de monedas y el vendedor de ganado hasta los sumos sacerdotes, que recibían parte de las ganancias por permitir la mercantilización de los oficios, y los soldados y recaudadores de impuestos que también se llevaban su parte. Han pasado 2 mil años y nada ha cambiado. Los templos siguen siendo cuevas de ladrones y la fe continúa siendo un negocio muy
rentable.
Y el que se atreve a denunciar esa anomalía sale crucificado, si no pregúntenle al sacerdote Alejandro Solalinde quien tiene prohibido por el obispo porteño oficiar misa en su territorio -en Orizaba hasta le han cerrado los templos para evitar que haga eucaristías- todo por haber denunciado el silencio cómplice del clero veracruzano frente a las iniquidades que cometieron el innombrable y Javier Duarte de Ochoa. Durante doce años, según Solalinde, los lobos se cebaron sobre el rebaño y los pastores no hicieron nada por defender a las ovejas, hablando en parábolas bíblicas.
Si fueran otros tiempos, el obispo veracruzano ya hubiera ordenado la detención de Solalinde y lo hubiera mandado al Gólgota para ser escarmentado. Al igual que hace dos milenios, entre el clero actual no sólo vende oficios y sacramentos sino también la influencia ideológica. Los ensotanados han sido los grandes silentes ante la manipulación y los agravios del pueblo. Se han sentado a ver como satanás devora al pueblo de Dios.
Por cierto, hablando de diablos, no fue un derrame cerebral el que sufrió el innombrable la semana pasada que lo llevó hasta el hospital sino un ‘pasón’ de polvo, aseguran los bien enterados. Vaya que los infiernos reclaman lo suyo, pero aún no es tiempo y rezamos para que se reestablezca pronto, pues tiene mucho que pagar en el plano terrenal. La cárcel lo espera. Todos al unísono: ¡Te lo pedimos Señor!
SAN ROMERO DE AMÉRICA
Siguiendo con temas espirituales, el sábado pasado se cumplieron 38 años del asesinato del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido como San Romero de América, uno de los pocos santos populares que hay en el mundo, es decir, que fue santificado por el pueblo no por la jerarquía católica. Casi desde su muerte, el 24 de marzo de 1980, la gente en Latinoamérica comenzó a llamarlo “santo”.
Lo anterior, pese a que Monseñor Romero fue un apestado para el Vaticano durante los reinados de Juan Pablo II y Benedictino XVI. Ambos lo persiguieron y acosaron en vida. Ya muerto, lo ignoraron y la causa para su santificación nunca prosperó. Fue hasta el arribo del Papa argentino Francisco cuando se dio curso a su ascenso oficial a los altares. En mayo del 2016, la Santa Sede autorizó su beatificación.
No se conoce la fecha exacta de la ceremonia, pero se espera que ésta sea en octubre próximo, durante el Sínodo de los Obispos para la Juventud en Roma o en enero de 2019 cuando el pontífice acuda a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud. ¿Por qué es importante la canonización de Monseñor Romero? Porque la Iglesia Católica le da un lugar en sus pedestales a un verdadero pastor que testificó con su vida el quehacer que le fue encomendado, de hablar por el pueblo y defenderlo hasta la muerte.
Hace 38 años un comando armado asesinó a Romero mientras oficiaba misa en la capilla de la Divina Providencia de San Salvador. El obispo se había convertido en una voz sumamente incómoda para el gobierno que reprimía al pueblo. El mismo año de su muerte estalló la guerra civil en El Salvador que duró doce años y dejó decenas de miles de muertos y desaparecidos, aunque desde antes la represión contra la población era brutal. A esa se opuso Monseñor Romero, la denunció en público y sin miedo. Sus homilías dominicales en la Catedral eran recuentos de denuncias por las atrocidades.
Oscar Ranulfo Romero representa todo lo que la mayoría de los actuales obispos y cardenales católicos no lo son: acompañante y defensor de los más desprotegidos. El mismo Romero contó en su momento que tuvo la epifanía cuando dos jóvenes fueron ejecutados por un ‘escuadrón de la muerte’ en las puertas de la catedral de San Salvador y de ser un obispo de élites, vestido de oropel y cercano al poder, se convirtió en un verdadero pastor. Eso le costó la vida, pero cumplió con su ministerio. En breve será santo formalmente, aunque ya lo era por canonización popular.
¿Cuándo habrá un Romero en México? Los escasos que se tuvieron ya están retirados o en el plano celestial: Don Samuel Ruiz de San Cristóbal de las Casas (fallecido), Monseñor Arturo Lona Reyes de Tehuantepec (retirado), Don Sergio Méndez Arceo de Cuernavaca (fallecido), Don José Alberto Llaguno Farías de la Tarahumara (fallecido). Sólo queda Monseñor Raúl Vera López de Saltillo.
Veracruz tuvo dos jerarcas destacables, uno por haber sido tolerante de la Teología de la Liberación y moderado, que en su momento se opuso al poderío de las élites vaticanas cuando presidió el Episcopado Mexicano, y otro por su labor en favor de los pobres. Ellos son Monseñor Sergio Obeso Rivera, arzobispo emérito de Xalapa y el segundo obispo de Veracruz, Don Luis Gabriel Cuara Méndez, quien se destacó sobre todo por su pastoral indígena cuando presidió la Diócesis de Tuxpan. ¡En México urgen obispos al lado del pueblo!
PRIMERA LLAMADA
Está es la primera llamada al teatro popular en Tomatlán donde, como cada año, se pondrá en escena la representación de la Pasión y Muerte de Jesucristo a partir de la noche del Jueves Santo, aunque los visitantes también pueden participar en las ceremonias religiosas del lugar, durante toda la semana porque el teatro es respetuoso de los horarios sacramentales y viceversa. Los organizadores postearon esta invitación en las redes sociales:
“La Pasión en Tomatlán. Éstas vacaciones de Semana Santa ¡Visita Tomatlán! Ubicado a escasas dos horas de la capital del Estado y del puerto de Veracruz -y a 30 minutos de Córdoba y 40 de Orizaba- Admira sus bellos altares, vive la Pasión de Cristo y contempla la Procesión del Silencio. Disfruta de sus paisajes, gastronomía y de la calidez de su gente. #PasiónTomatlán2018.
Desde hace muchos años en nuestro Tomatlán, se han llevado a cabo las escenificaciones de la Semana Santa en Vivo y esta es una tradición que da mucho realce a nuestro municipio y comunidad parroquial, ya que atrae al turismo que no busca diversión sino una experiencia místico-espiritual y nosotros se la ofrecemos.
Para esto se necesita una ardua preparación de quienes representan esta obra bíblica, tanto en lo físico como en lo espiritual. Para aquellos que dicen que en Tomatlán no hay nada o no pasa nada, dejemos de andar buscando por otro lado y vamos a poner el nombre de nuestro pueblo en alto y ponerlo en el mapa, porque en Tomatlán pasa mucho y estamos llenos de riqueza y cultura”.
SEMANA DE ARRANQUE
Aunque es una semana de rezos, para unos, y asueto, para otros, estos días no son ajenos de la política electoral, pues ya el Viernes Santo comienzan las campañas proselitistas para los aspirantes a la Presidencia de la República y al Congreso de la Unión -senadores y diputados- En estos días, por lo tanto, se tendrán que conocer los listados completos de quienes irán como candidatos en todos los distritos. El tiempo se agota y las negociaciones tendrá que concluirse en estos días santos.
A nivel estatal, las campañas electorales para los que buscan la gubernatura iniciarán hasta el 29 de abril. Ya desde la semana pasada quedaron los cuatro candidatos inscritos en el Organismo Público Local Electoral (OPLE). El último en hacer el trámite fue el candidato a la alianza “Juntos haremos historia”, integrada por los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PT), Cuitláhuac García Jiménez.
Ocupante del segundo lugar en las mediciones demoscópicas, entre 3 y 5 puntos abajo del primer sitio, pero con posibilidades para dar la pelea electoral, el diputado federal con licencia por Xalapa es algo mimético, tal vez para despistar al enemigo o para tener un asidero con el cual confundir al electorado, pero Cuitláhuac García se cambió el peinado para parecerse al expresidente Benito Juárez y adoptó el estilo del habla del tabasqueño López Obrador. ¿Querrá dar la impresión de que es un hibrido de ambos?
A lo mejor le funciona eso más que sus propuestas a los electores veracruzanos, las cuales están llenas de lugares comunes, generalidades y ofrecimientos mesiánicos. Por ejemplo, al registrar su candidatura aseguró que apenas llegando a palacio de Gobierno – si gana los comicios- “se acabará la corrupción de tajo”, algo parecido a lo que promete López Obrador de llegar Los Pinos. Los dos ofrecen que sí el andatario no es corrupto el resto de los colaboradores tampoco lo será porque se derramará virtud como si fuera una fuente, de arriba para bajo. Además, García promete corregirle la plana al actual gobierno que encabeza el panista Miguel Ángel Yunes Linares en materia de seguridad. Lo malo es que no dijo cómo, sólo dio pistas que no alcanzan para sustentar un plan real: que entregará becas a los jóvenes para que estudien en lugar de irse a las filas del crimen organizado, que van a dar un salario digno –¿a quiénes? – y tendrá un “plan emergente para los casos difíciles como el narcotráfico, nos vincularemos con las fuerzas federales, nos vamos a vincular con el próximo presidente, Andrés Manuel, para que nos apoye”.
¿Lo entendieron? Algo no cuadra en esa propuesta para un tema tan delicado y urgente. Becas, salarios dignos y vinculación con el próximo presidente de la República -sólo si es López Obrador- es la receta de García Jiménez para enmendar la plana en el rubro de seguridad. Bueno, al menos los veracruzanos pueden darse por bien servidos que no incluyó la propuesta del candidato presidencial de Morena para darle una amnistía a los líderes del narcotráfico. Eso ya es ganancia en el mimético Cuitláhuac García.
Eso sí, durante el mitin en la sede del OPLE se comprobó que López Obrador es indispensable para Cuitláhuac García pues sin él los eventos, sean masivos o pequeños, no prenden. El discurso de García Jiménez es lastimoso, somnífero y por ratos ininteligible. Por más ganas que le ponga al imitar la voz del tabasqueño no despierta los ánimos de los asistentes.