Aleluya Moreno Lorenses Oropesa
Columnista
Ilustrador ha sido el mes de reposo entre los pasos preelectoral y electoral del simulacro democrático mexicano, ideados por el inefable Instituto Nacional Electoral, INE, a cargo del señoritingo Lorenzo Córdova Vianello; quien, sin poner en duda la validez legal de lo instalado, brega a más no poder por su cantada legitimización certificada con la presencia de selectas instituciones y personalidades democráticas.
Dinero hay para estimular la unción ad-hoc de más de tres mil representantes electos para coronar las reformas Constitucionales de 2013/2018, inclusive, a favor de los intereses del capital financiero internacional.
47 mil millones de pesos ya están siendo ejercidos para ese propósito. Suficientes para accionar operaciones dirigidas a incentivar la participación de la masa de nuevos votantes formada por más de 6 millones de jóvenes que lo harán por vez primera, de 18 millones de adultos de entre 19 y 29 años y, de los abstencionistas; esa importante voz anónima crítica que hace sentir el peso de su inconformidad con el único recurso político -valiosísimo- de que dispone: despreciar la gran fiesta.
Esa que, en cincuenta años de reformismo, no ha podido superar el trance. El no voto de castigo, el desdén, el alejamiento de las urnas, no resulta -como a muchos gusta concluir- de la falta de cultura popular, o de la flojera del respetable irrespetuoso con el cumplimiento del más caro de sus deberes cívicos Constituidos: participar animosamente siendo votado o votando a favor de la idónea selección de lo mejorcito de los connacionales destinados a ocupar puestos gobernantes, según los intereses de quienes así reciclan “la mafia del poder”.
En 2015, el sesenta por ciento de los electores no votaron. A mitad del sexenio de Peña Nieto, quien sólo goza de la estima del 7% de los mexicas, el que más de 40 millones de mexicanos hayan decidido no asistir a urnas es un juicio histórico, que marca la distancia entre el gobernante en turno con el sentir social.
Ello, sin omitir, que, de quienes votan, un 10-15% lo hace por obligación, ilusionado con mentiras, o para ganarse unos cuantos pesos. El resultado es conocido por documentado en todo el Mundo: el voto mexicano es el más caro e inútil del Planeta, pues le niega al régimen y de chiripas al Estado la legitimidad exigida por la cobertura internacional financiera, para posicionarla o no, como paraíso inversionista, para los cuales es clave el mantenimiento de los beneficios macroeconómicos, con nula intervención del Estado benefactor y sacrificando el gasto público (Fitsch Ratings).
El traje de etiqueta, no mata carita. Ofende un simulacro tan encarecido en el concierto de las naciones, en pleno siglo XXI y en medio de crueles relaciones de poder entre el capital y el trabajo; pero, así es: la legitimidad del régimen gobernante es una condicionante impuesta por el capital financiero a sus socios, amigos y nicho de mercado, no tanto como por cositas culturales o humanistas, como por las garantías que ha de ofrecer al prestamista quien se compromete a pagar adeudos heredados y próximos contratados, en medio de un mercado internacional competitivo ya cooptado, mas no por ello estabilizado.
La causa de tanto conflicto al interior de los estados nacionales, como de su concierto mundial es resultado de la lucha de clases borrada en medios de comunicación de masas, así como del discurso del gobernante y de gobernados asimilados: tan des-memorizados y centrado en la personalidad psicológica de los candidatos y de los selectos.
Cuando mire noticias electorales, cáptese la sutileza de las engañifas. Centrar el interés de las notas periodísticas en la honradez cuestionada de quien durante doce años ha estado erogando dinero público; hacerlo contra la perversión usurera del otro o, de la conversión mística de quien siempre ha sido violento, no son más que bolas de humo destinadas a ocultar lo evidente.
Ayuda a la toma de decisiones en conciencia, captar que, tras del cristalino concierto internacional de las naciones, debajo del escenario, en el proscenio y entre butacas locales, los intereses de cada quien están amarrados, según el grupo de poder al que pertenecen, a la clase social que desde hace un siglo detenta el poder en México.
Pocos, sobre montones. Más claro, ni las pestilentes aguas del drenaje profundo de la Capital republicana: cincuenta poderosos grupos financieros recibieron en Acapulco a los seis preca-candidatos presidenciales.
Para ellos da lo mismo quien firme Bandos Presidenciales, licitaciones y más leyes secundarias durante el próximo sexenio, una vez que los aspirantes coinciden en que la economía de mercado ya legalizada por las reformas del 2013-2018, inclusive, es correcta y nada harán por cambiar de vía.
Además, refrendaron que la causa del subdesarrollo no es el régimen de propiedad privada, ni las relaciones de propiedad social que desperdiga, sino los malos hábitos gobernantes de inútiles malandros deshonestos, mentirosos y corruptos. Acaso, el dilema es quien de los aspirantes cuenta con los aprestos para controlar a las masas inconformes, evitando hasta donde se pueda hacerlo con el concurso de las fuerzas represivas especializadas.
“Ahí está el detalle”, como dice Cantinflas. Hay la tendencia a hacer una comparación entre los resultados exitosos en campaña de Donald Trump, mentiroso, misógino, burdo, marchante, usurero, nacionalista a ultranza y, las posibilidades del Peje para lograr lo mismo: hacerse del poder por la vía electoral, desplazando a los viejos de poder y sus políticas.
Omiten, que, tras de Trump no están solamente la maléfica Ivanka y su novato marido y yerno, sino poderosos grupos financieros que no tenían participación estratégica en el mercado mundial. Ahora, con el control del gobierno, que no del parlamento norteamericano, exigen su tajada del mercado financiero continental, tanto como del internacional, imponiendo relaciones económicas proteccionistas a ultranza, blandiendo el garrote nuclear en contra de sus enemigos de siempre, así como de sus aliados.
La mejor protección del Imperio no es intramuros, sino activas cabezas de playa. ¿Por qué Trump amenaza blindar la economía gringa, con cercas fascistas y convenios comerciales leoninos? Porque insiste en afectar intereses de sus congéneres, para obligarlos a compartir tajadas del pastel.
Se trata de una pelea inter-oligarca para volver a repartirse el mundo económico, que obliga a los grupos locales de todo el Planeta a tomar partido por unos o por otros grupos financieros de ascendente chino, europeo, ruso, o, gringo.
De los grupos de poder, tres juegan a compartirse el pastel, y, uno, no entiende la clave de la jugada. Así, la Banca, las Casas de Bolsa, la Coparmex, la Canaco, la Canacintra, Televisa, los grupos financieros nacionales y maridados con fondos de inversión internacional como Scotiabank, BBVA-Bancomer, Santander, Citibanamex, Banorte y HSBC, Inbursa, pujan por conservar, recuperar o ampliar sus nichos de mercado, hasta ahora dominado por los neoliberales alineados con Bush, Obama y Clinton.
Es verdad que la riqueza está constituida por recursos de dinero capital, materias primas e instalaciones, pero la principal fuente de su creación es la fuerza de trabajo, que, mediante el pase mágico de ponerlos en juego inteligentemente los transforma.
Por ello, se capta, la pelea del grupo de Trump exige para su peculio tajadas del petróleo, de minas, de cultivos mexicanos; pero, especialmente, exige parte del mercado interno y, de éste, seleccionar la fuerza de trabajo mínima requerida para mover sus industrias expatriadas.
Tercer strike…¡ponchado! En la 81 Convención Bancaria, con dos strikes en la cuenta del bateador, López Obrador recibió su tercera bola y, para evitar su próximo ponche, amenazó con “no detener al tigre enojado”, de no reconocérsele su codiciada victoria.
Si la bestia no es la burguesía, pues ésta se contenta aun con garras de papeles mediocres, o sea con bajos porcentajes de interés bancario, ni tampoco son los partidos ni sus bases controladas, ¿acaso el tigre, serán las masas inconformes con su situación de parias?; qué, creyéndolas encantadas, dice controlar mediante sus miles de inexistentes comités de base, cuando en realidad son clubes de adheridos inseguros por interesados y/o espontáneos. O, peor, apoyados por los filiales estatales de Canacintra.