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OCHO DE MARZO

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo  /  columnista

Mañana jueves es Día Internacional de la Mujer, celebración iniciada desde 1975 cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció la causa para lograr la igualdad de género en todos sus aspectos. La fecha es  referencia a las luchas de mujeres obreras en Dinamarca y Nueva York entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.  Comenzó por la reivindicación de los derechos laborales y políticos de la población femenina y poco a poco emigró a los de nueva generación como los sexuales y reproductivos.

Se ha avanzado pero no lo suficiente, persisten rezagos y resistencias. Y por supuesto, en cada País y región el contexto de las mujeres es diferente. Por ejemplo, en Francia la lucha feminista se centra en la inequidad salarial. Según el Consejo Económico, Social y del Medio Ambiente (CESE, por sus siglas en francés) las mujeres galas tienen sueldos inferiores en un 24 por ciento respecto a los varones. El gobierno del presidente Emmanuel Macron se ha comprometido a lanzar un plan, a finales de este mes, para acabar con la inequidad salarial…pero hasta el 2022.

En Alemania, desde este año las trabajadoras pueden iniciar juicios ante tribunales laborales para exigir que sus sueldos sean igualados a los de sus colegas varones si consideran que su pago es injusto por ser mujeres. En Islandia ya está vigente desde enero pasado una Ley que exige a todas las empresas de más de 25 trabajadores  implementar la igualdad de sueldos so pena de enfrentar multas o clausuras por las autoridades.

En España, las demandas y consignas por el Día Internacional de la Mujer también se centran en la cuestión laboral y salarial. Hay un 25 por ciento de diferencia en el salario de un hombre y una mujer español, además de que las féminas trabajan en promedio, entre 4 y 8 horas más que los varones porque además la mayoría son amas de casa, las obligaciones con los hijos y el hogar las obliga a ser empleadas sin remuneración.

Para este jueves, las españolas están convocando a un paro nacional de 24 horas al grito de “¡Ya basta, sin nosotras se para el mundo!” Es una huelga sui géneris porque lo mismo detendrán labores en fábricas y oficinas que en el hogar. Las mujeres podrán concentrarse en lugares públicos –plazas, calles, parques, frente a oficinas o empresas-, pero también desde sus casas podrán declararse en paro de actividades.

Es el segundo año que en España se convoca a la “Huelga Feminista” por colectivos y organizaciones civiles, y en ella se llama también a todas las estudiantes a no acudir a clases o manifestarse en sus aulas de colegios o universidades. Y la convocatoria agrega un tema alterno: el feminicidio, luego de que en el país se registraron 48 asesinatos de mujeres en el último año. “Vivas nos queremos”, dice el lema.

 

CÓRDOBA, LA FEMINICIDA

En América Latina la realidad para el sector femenino tiene situaciones similares, pero con agravantes muy puntuales porque en países como México la discriminación pasó al odio y este se materializó en crímenes. El feminicidio es, quizás, el problema más urgente a atender en el país. Según el reporte de la Organización de las Naciones Unidas, en México se registran hasta 7 feminicidios diariamente y el País se ubica entre los primeros lugares donde las mujeres son asesinadas por ser mujeres, por odio de género.

Catorce de los 25 países más violentos para las mujeres en el mundo se ubican en Latinoamérica y México ocupa el sexto lugar. El 66 por ciento de las mujeres mexicanas han sido víctimas de violencia, es decir que 6 de cada diez féminas han sufrido maltrato físico, el cual frecuentemente termina en homicidio. Por eso, este año en México el lema del 8 de marzo es “¡Alto al feminicidio, el momento es ahora. Ni una menos!”

Veracruz destaca en esas cifras negras. De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el año 2017 la entidad ocupó el segundo lugar dentro de las estadísticas de feminicidios con 79 homicidios, detrás de Sinaloa que acumuló 82 casos y antes de Oaxaca que registró 58 asesinatos. Entre los veinte municipios del País donde más feminicidios se cometieron el año pasado hay tres veracruzanos: el puerto de Veracruz, Xalapa y Córdoba.

En el primero viven 311 mil 835 mujeres y 13 de ellas fueron asesinadas en el 2017. El puerto de Veracruz ocupa el cuarto lugar en la lista.  En la capital veracruzana hay 266 mil 791 mujeres y 10 de ellas fueron víctimas de feminicidio el año pasado. Xalapa se coloca en el décimo lugar. Y en Córdoba, donde viven 110 mil 793 mujeres y asesinaron 5 de ellas en el mismo período. La Ciudad de los Treinta Caballeros se ubica en el lugar 17 del listado.

En el acumulado de los últimos años y dado que la tipificación del delito de feminicidio es reciente y que hay un subregistro de casos, la entidad veracruzana ocuparía en realidad  el sexto lugar del País, aunque hay que agregar también la variante de las desapariciones forzadas cometidas tanto por las corporaciones policíacas como por el crimen organizado. La cifra de personas desaparecidas es danzante. Unos hablan de 3 mil, otros de 9 mil y otros más hasta de 15 mil en los últimos dos sexenios.

No obstante, en las denuncias presentadas el 80 por ciento de las víctimas de desaparición forzada serían mujeres, según la agrupación Articulación Ciudadana para la Equidad y el Desarrollo (ACED). Hay historias que rodean estas cifras calculadas que retratan lo terrible para las mujeres veracruzanas. Por ejemplo, se acaba de dar a conocer que una mujer que logró sobrevivir a una detención policiaca el sexenio pasado –no así su pareja que fue desaparecido- fue violada sexualmente por varios agentes policíacos.

En el 2016, el periódico británico The Guardian informó en un reportaje que en tan sólo tres noches en el mes de noviembre en el 2011 desaparecieron al menos 50 mujeres de entre 20 años de edad en Xalapa, los responsables fueron los integrantes del cartel de Los Zetas. De ese tamaño era el permiso de que gozaba la delincuencia organizada para actuar contra la población. Ninguna de las 50 mujeres fue buscada por el gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Y así se podrían rememorar muchas otras historias de los años de plomo que se vivieron y que sufrieron particularmente las mujeres.

Entonces, como se dijo en un principio, cada país y región tiene sus contextos particulares en cuanto a la situación de la mujer. En Veracruz, la violencia y el crimen supera a los flagelos tradicionales de desigualdad salarial, la inequidad en cargos de gobierno o posiciones empresariales. Acá a la discriminación se suma el odio, la muerte y el terror.

 

PERLAS RARAS

En un entramado casi similar se acaba de dar una perla rara en Veracruz – y se espera que deje de ser extraña para convertirse en frecuente-: la detención de varios elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, incluido el subdelegado de la dependencia en Córdoba, por la desaparición forzada de un joven cuyo cadáver apareció después en un río, maniatado y con huellas de tortura. La víctima se llamaba Juan Arturo Méndez Alcántara, era originario de Cuautlapan, Ixtaczoqui-tlán, y el caso fue conocido por la búsqueda y denuncia de su madre. 

El gobierno estatal actuó en consecuencia y detuvo a sus responsables, entre ellos Patricio Lagunes, el subdelegado de la SSPE en la zona centro. Una acción de este calado era impensable en los sexenios inmediatos. El innombrable y Javier Duarte nunca habrían actuado en contra de sus policías, habilitados para ser el ‘brazo ejecutor’ de la mafia y con permiso para cometer todo tipo de ilícitos por cuenta propia. De ahí la rareza del caso.

Es una posición sustentada con hechos y que ataja a la impunidad que durante doce años entronó al crimen en todo el territorio estatal y se convirtió en pauta gubernamental. Con estos seis policías detenidos, suman ya 25 bajo proceso por el delito de desaparición forzada.

No hay que olvidar que hace un par de semanas fueron aprehendidos 17 elementos de la SSPE por el mismo delito, además el exsecretario del ramo, Arturo Bermúdez y el exdirector de Readaptación Social, Oscar Sánchez Tirado –ambos ya presos- y otros doce expolicías que están prófugos. Hay en total son 37 expedientes penales abiertos por desaparición forzada contra policías y funcionarios de la fidelidad y el duartismo. Lo que no se ha hecho en ningún otro lugar del país.

Estos últimos detenidos estaban bajo el mando del nuevo gobierno, lo que significa que la corporación sigue infiltrada por delincuentes y es urgente que se acelere el proceso de depuración. En las cúpulas de mando podrán tener buenas intenciones pero éstas no sirven de nada si los subalternos y los agentes rasos siguen con ligados a la delincuencia y cometiendo atropellos contra la población como si todavía estuviera vigente la fidelidad.

El perlario del buen gobierno y de la buena policía debe completarse. Para ello es necesario excretar a los criminales que todavía siguen usando el uniforme. Y por supuesto avanzar en las pesquisas hasta llegar a las cabecillas de los sicarios: Duarte de Ochoa y su impresentable antecesor. Ellos, tras las rejas por el genocidio, coronarán el rosario de la justicia transicional.

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