La situación económica de varios países de Europa los ha puesto en una posición en donde varias de las demandas de la población y de algunos partidos políticos parecieran mas bien de países en desarrollo o pobres.
Lo que ocurre con el Estado de bienestar es que se les está cayendo a pedazos y hasta ahora las soluciones dadas por los organismos internacionales y los gobiernos han sido mayor austeridad y más recortes a los beneficios que desde la Segunda Guerra Mundial en el siglo pasado estaban asegurados en esa región.
Ahora tenemos, por ejemplo, que en España, uno de los países más azotados por la crisis, de los más de 25 millones de nuevos pobres que se calcula tendrá Europa en 2025, cerca de ocho millones serán españoles, si no cambian las políticas que hasta ahora están aplicando.
Esta predicción y otras muchas que parecieran catastrofistas han aparecido en un informe publicado recientemente bajo el título La Trampa de la Austeridad, elaborado por la conocida ONG denominada Intermon Oxfam. En este informe se menciona que, de mantenerse la tendencia actual, España podría tener 20 millones de pobres en 10 años más, lo que representaría cerca del 40% de su población, cifra que recuerda los peores momentos de la dictadura franquista.
Es por ello que no sólo en España sino en varios Estados europeos la propuesta de un ingreso ciudadano universal, como lo denominamos en México, o renta garantizada ciudadana, como le dicen en los países europeos, está cobrando cada día mayor actualidad.
El pasado 14 de enero se presentó en el Parlamento Europeo una iniciativa ciudadana para implantar una renta básica garantizada en todo el continente. Esta propuesta tiene un año de plazo para que sea apoyada por un millón de firmas de por lo menos siete Estados de Europa. Si se consiguen, la Comisión Europea tiene la obligación de estudiarla detenidamente y ordenar una audiencia pública en el Parlamento Europeo.
En paralelo, en Cataluña, España, se ha sometido ante su Parlamento un proyecto de ley para el establecimiento de la renta garantizada ciudadana, a pesar de que en esa provincia ya existe una renta mínima de inserción, la cual proporciona apoyos a los ciudadanos que se encuentran en situación de pobreza o no consiguen empleo. Pero ahora, con los recortes que están ordenando tanto el gobierno central como el catalán, se está limitando el acceso a dicha renta mínima.
El centro de la propuesta es que sería un subsidio permanente con condición de derecho inapelable que, en una primera etapa, estaría destinado a quienes se encuentran en situación de pobreza y, posteriormente, se implantaría en toda la población .
Como vemos, la idea de un ingreso básico para la población está permeando en Europa, tan golpeada por la crisis, porque lo más importante a considerar es que aunque ésta se resuelva parcialmente, de todas formas habrá personas que no puedan, aunque quieran, obtener algún empleo debido a que en este planeta ya no hay empleo para todos. Estamos viviendo una terrible paradoja que marca la fase actual del capitalismo, en donde hay muchas personas sin empleo y hay muchas personas que tiene dos y tres trabajos a la vez para subsistir.
La principal oposición en contra de la propuesta argumenta que es muy costosa y que no se tienen los recursos suficientes para llevarla a cabo. Sin embargo, en varios países europeos han hecho cálculos y mencionan que, en primer lugar, habría que implantarla por etapas y, en segundo, que con las ayudas actuales los recursos adicionales que se necesitarían no sobrecargarían el gasto del Estado. Se trata más bien de que haya la voluntad política de llevarla a cabo.
A mi juicio, lo más relevante del momento actual es que ya no se trata de una propuesta que hace algunos años se le consideraba una locura. Hoy ya está en la mesa de discusión de muchos analistas, de las universidades y sobre todo de los parlamentos, fundamentalmente en Europa, y ésta es la mejor noticia que podemos tener.