Que penoso espectáculo de un tipo surtiendo a golpes a un coche estacionado, y el de una turba entrando por la fuerza al recinto de la Cámara de Diputados, mostrando precisamente que el “movimiento” está infiltrado por otros grupos pagados por algún interesado en crear caos en la capital.
Lo malo es que ahora el caos es en todo el sureste del país.
Se olvidaron varias cosas en este caso, en primer lugar si íbamos a tomar nuestras medidas ¿Por qué encerrar a la “maestra”? A Chuayffet le ganó la sed de venganza antes que su obligación de un funcionario. Pudimos aprovecharla.
Después nos olvidamos que los “disque” maestros de Oaxaca, son aquellos que todos los años dejan de trabajar por lo menos dos meses, y toman el zócalo de la ciudad sin mayor problema para ellos, por lo que son materia dispuesta para abandonar el trabajo. No se dignan en tomar en cuenta el daño a la ciudad y el turismo que llega. Total, ellos ganan sin trabajar.
Es muy cierto, están mal pagados y con malas condiciones en sus traslados por las pésimas vías de comunicación, pero eso no es pretexto suficiente para convertirse en “patanes” en lugar de profesores.
Por último, podría pensarse que faltó estrategia, pues no se tomó en cuenta que los profesores son del mismo partido político del presidente, lo que le impedía mostrar la fuerza en contra de ellos.
Si hubiera dejado a Calderón que prendiera la “mecha”, él podría quedar ahora como el salvador del país, además de que le facilitaría la solución en las otras reformas que falten. La midió mal y ya están involucrados en la revuelta más de 20 estados.
Los dejaron crecer mucho y los grupos de choque que se quedaron en el zócalo, pensaron que iba a ser lo mismo como al principio y tampoco midieron las consecuencias de sus actos.
Esto debió hacer al principio. Contra la fuerza bruta no se puede negociar. Y sólo mostrando fuerza estamos parejos.
Mal manejado el problema. Ahora habrá que sacrificar a Chuayffet como muestra de buena fe del presidente.