Cuando a alguien en el gobierno le interesa que algo pase desapercibido (reforma fiscal, energética), busca distractores para que la opinión pública no se entere antes de su aprobación en el Congreso, y no exprese su repudio, sabedores de que una vez que los hechos están consumados, el pueblo de México tiene la gran cualidad de ser sumiso y obediente.
En estos álgidos días, los maestros en defensa de lo que ellos consideran sus legítimos derechos se han convertido en uno de los distractores de la opinión pública, otros más lo son Manuel e Ingrid, los dos fenómenos meteorológicos que afectaron al país, y próximamente tendremos otro en el Golfo de México. El escándalo de Dragon Mart en Cancún también entretiene al respetable público, y AMLO con sus marchas se convierte en cómplice del sistema al ser un distractor adicional. Así, día con día, los mexicanos están entretenidos viendo lo que el gobierno espera que vean, y descuidando los asuntos verdaderamente importantes para el país. Al grado de que incluso los medios de comunicación -sabedores de lo que le interesa a sus lectores- también magnifican los distractores, y dejan de lado, para columnas o pequeñas notas, lo verdaderamente importante.
El distractor más interesante de la reforma fiscal, es el IVA en colegiaturas. De una vez le digo que ese impuesto no va a ser aceptado en el Congreso. Los diputados saldrán a presumir que salvaron la educación de México, aunque le partieron el alma a los productores rurales de los que dependen 25 millones de mexicanos, y al pequeño comercio que en su mayoría sobrevive de sus ventas, y que representa a cuatro millones de mexicanos cuando menos, que de él se mantienen. Y si añadimos a los doscientos mil contadores que se quedarán sin empleo por la eliminación del dictamen, hablamos de un millón más de mexicanos (sus familias) que van a sufrir la reforma fiscal. Treinta millones de mexicanos que van a ver mermados o eliminados sus ingresos. Esa masa crítica es la que en un momento dado puede llevar al país a un problema social muy grave. Observemos lo que pasa cuando se afecta a un millón de maestros, y ahora debemos multiplicarlo por treinta.
Eliminar el dictamen fiscal, además de dejar en indefensión a las empresas, sujetas al criterio del fisco, deja desempleados a doscientos mil profesionistas capacitados y actualizados. Eliminar el régimen de pequeño comercio, deja en una situación precaria ante el fisco a cuatro millones de negocios que ahora tendrán que cumplir obligaciones fiscales mucho más complicadas, sujetos a multas y sanciones que pueden acabar con su patrimonio por cualquier error, además de que pagarán más impuestos y tendrán que llevar contabilidad.
Eliminar las facilidades administrativas a los productores agrícolas, silvícolas, ganaderos y pesqueros implica obligar a los sectores más vulnerables de la población a cumplir obligaciones fiscales para las que no están capacitados, y ser sujetos a sanciones graves. Como los repecos y los campesinos no van a poder cumplir con estas obligaciones van a pasar a la informalidad, lo cual implica a su vez, estar sujetos a extorsiones por parte de las autoridades y en el caso de los campesinos, a vender sus productos más baratos a coyotes, que serán los únicos que les van a comprar sin factura. O en su caso a crear cadenas de producción y distribución de mercancía totalmente en la informalidad, lo cual a fin de cuentas va a reducir la recaudación que pretende el gobierno federal incrementar.
Por último, en México hay alrededor de nueve millones de familias pagando crédito hipotecario, cuyos intereses a partir de enero 2014 causarán IVA. Lo cual incrementa la tasa de interés en un 16%. Esto de por sí ya es un atentado contra el sector más pobre de la población, pues los ricos pagan de contado. Y si añadimos que a partir de enero 2014 la compra de una casa habitación va a causar también el 16% de IVA, el efecto en la industria de la construcción y en el sueño de poseer casa propia de muchos mexicanos es brutal. Considere Ud. El 16% adicional al valor de la casa, lo cual incrementa el costo de financiamiento, más el 16% adicional a los intereses que de por sí son muy caros en México para beneficiar a los bancos extranjeros, todo esto al final de un crédito a 20 años, genera un incremento del 40% sobre el precio original de la casa. Esa es la política social de nuestro gobierno.
Antes del 25 de octubre estará aprobada la reforma hacendaria. Si la población no se entera, -gracias a los grandes distractores-, seremos víctimas de esa reforma y sobre todo, seremos responsables ante las próximas generaciones por haber permitido un atropello de esta magnitud, que en lugar de llevar a México a mejor bienestar, lo va a llevar al atraso y a un desarrollo menor.
Por último, recordemos las crisis del 94 para atrás. Esas mismas crisis se anuncian de nueva cuenta con un endeudamiento de 60,000 (sesenta mil) millones de dólares para 2014.Adiós a la responsabilidad, bienvenido el dispendio, la inflación, las devaluaciones, etc. Pero eso sí, seguiremos celebrando el 15 de septiembre gritando ¡Viva México!, a pesar de estarlo matando.