Córdoba.- Fieles devotos al Santo Niño “Jesús de las Suertes” abarrotaron ayer el templo de San Sebastián durante todo el día para honrarlo y celebrarlo.
Creyentes pidieron su intercesión para atender temas de salud, pero principalmente para que los niños crezcan agradecidos con el cariño de Jesús durante toda su vida.
En entrevista al término de la celebración eucarística, el sacerdote Erasto Ramírez Razo recordó que el “Niño de las Suertes”, no es un Santo para obtener un premio o ganarse la lotería, pues no son este tipo de cuestiones en las cuales se tiene su ayuda divina.
Por dedicar la fiesta a los niños, recordó aquellos casos de infantes que se encuentran en las calles o en condiciones de abandono, para quienes pidió que en esta Cuaresma y de forma general exista gente que comparta con ellos, pues son los preferidos por Jesús ante su inocencia y pureza de corazón.
Es por ello que lo ideal es que ante este llamado a la caridad, se busque atender las necesidades de los vulnerables, por ejemplo, en casos donde los niños están pidiendo dinero en los cruceros darles un alimento para saciar su hambre.
Explicó que no se trata de dar las sobras, sino de compartir lo que uno come, sobre todo en estos casos donde los niños están pasando carencias. Aunque existen otros donde los infantes son explotados, consideró que lo necesario es atender a los niños que en verdad lo necesitan, principalmente al existir casos que piden por alguna otra situación y para lo cual se debe confiar en el espíritu de percepción que Dios nos da y poder así identificar las verdaderas necesidades.
Aunado a las cuatro celebraciones religiosas que se llevaron a cabo ayer por la mañana, los fieles también participaron en una procesión en su honor, partiendo del templo para recorrer algunas calles del Centro de la ciudad.
LA HISTORIA
El “Niño de las Suertes” se apareció por primera vez en el año de 1806, cuando dos sacerdotes misioneros caminaban rumbo a Tlalpan y en las inmediaciones oyeron el llanto de un niño.
Por tratarse de un lugar desplobado, acudieron al lugar de donde provenían dichos sonidos, encontrando un hermoso niño, desnudo, de unos cuantos meses de edad, que al tomarlo en las manos se convirtió en la imagen que hoy se conoce. Al mismo tiempo, se dice, brotó un manantial de agua que desde entonces se denomina el Ojo del Niño y que aún existe en lo que fue la hacienda de San Juan de Dios, hoy seminario de los Padres Salesianos.
