- Los músculos generan energía en forma de calor, para contrarrestar la temperatura exterior
CDMX.- En plena estación de invierno al amanecer, con una masa de aire frío en turno, un baño de agua caliente nos hace entrar en calor y reconforta. Después de secarnos con la toalla, se nos hace un poco difícil salir del baño y llegar hasta la habitación para vestirse debido al frío. Lo hacemos lo más rápido posible, ya que es una sensación incómoda resistir el cambio de temperatura, por lo que comenzamos a temblar.
Se debe a una reacción de nuestro cuerpo a las bajas temperaturas del exterior. Para analizar porqué temblamos, vamos por partes. Todo comienza en nuestro cerebro, en una parte de él llamada el hipotálamo, que está formado por sustancia gris, es una glándula pequeña como un frijol, pero muy importante, ya que nuestra vida depende de las decisiones que tome dicha glándula.
Dentro de las funciones del hipotálamo, sobresale regular nuestra alimentación, el comportamiento de las hormonas, dormir y la temperatura corporal. Se podría decir que actúa como si fuera un termostato y regula nuestra temperatura en el momento indicado.
Cuando los termorreceptores que tenemos en nuestra piel consideran que el frío exterior representa un riesgo al mantenimiento de la temperatura corporal, generan una señal de aviso al hipotálamo.
Éste, al recibirlo, envía la orden a músculos del cuerpo para que produzcan movimientos de contracción de forma repetitiva, lo equivalente a los temblores.
Los músculos generan energía en forma de calor, y en el momento en que el hipotálamo manda la orden para que se hagan las contracciones, estos empiezan a consumir energía corporal para transformarla en calor.
De esta manera, el cuerpo utiliza este calor para compensar un fuerte descenso de temperatura exterior, aunque también lo hace en otros casos como cuando tenemos
fiebre o incluso miedo.
La señal que el hipotálamo manda a los músculos provoca movimientos totalmente involuntarios. Por eso cuando intentas dejar de temblar es prácticamente imposible, y aunque logres hacerlo un breve momento, ellos regresarán de nueva cuenta. Y es de esta manera como el cuerpo humano regula nuestra temperatura, dando como resultado los conocidos temblores, para normalizar la situación.