Córdoba.- La detención de exmandos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en el Estado, señalados por su participación en casos de desaparición forzada perpetrados durante el Gobierno de Javier Duarte, es de lamentarse, pero al mismo tiempo de celebrar la esperanza de justicia para todas las familias que sufren por la pérdida de un familiar y la violencia, dijo el obispo de la Diócesis de Córdoba, Eduardo Patiño Leal.
Tras celebrar la eucaristía por la Jornada Mundial de Oración para los Enfermos, que se llevó a cabo ayer en la parroquia de San José Obrero, sostuvo que se trata de un momento en el cual hay que orar, no sólo por los enfermos del alma, sino también por aquellos que han perdido un ser querido, ya sea por cuestiones naturales o por la violencia, pues es ésta la que causa un severo daño en la paz de las personas.
En el caso específico de los exmandos de la SSP vinculados con casos de desaparición forzada y asesinatos, afirmó que es una situación que además de preocupar, entristece por el simple hecho de tratarse de personas asignadas para la custodia de la paz y la salud de los ciudadanos y que en lugar de cumplir con su labor hayan sido señalados de atentar en contra de la integridad de muchas personas. “La sociedad tiene que tener servidores públicos honestos, confiables y el hecho de saber que esto pasó en años anteriores nos preocupa mucho, pero en cierta manera da confianza que van a ser procesados y los delitos no van a quedar impunes y se les da seguimiento. Eso da un margen de confianza”, dijo. Sostuvo que de aplicarse penas a los inculpados, la sociedad podrá gozar de mayor tranquilidad y paz al saber que finalmente se ha hecho justicia y no se está dejando en la impunidad a aquellos casos de abusos de poder.
Además, deberán seguir las investigaciones correspondientes para llegar hasta “el fondo” o a la detención de todos los involucrados, a fin de que a todos, sin ningún prejuicio, se les lleve a la investigación correspondiente.
Durante la ceremonia estuvieron presentes representantes de la Pastoral Familiar, quienes consideraron como un problema grave la desintegración familiar.