CÓRDOBA.- Mientras la justicia estadounidense condenó al exmédico del equipo de gimnasia de Estados Unidos, Larry Nassar, a entre 40 y 175 años de prisión por haber abusado sexualmente de más de 150 niñas cuando desempeñaba su cargo, y el director artístico del Ballet de Nueva York, Peter Martins, de 71 años, tuvo que presentar en diciembre pasado su renuncia, ante las denuncias de acoso sexual, y abusos verbales y físicos a las bailarinas, aquí la Fiscalía no ha llamado ni siquiera a declarar al pederasta norteamericano James Kelly, maestro de En Pro del Talento Veracruzano.
Tal como informó desde octubre pasado este medio, al trascender por parte de varios estudiantes de ballet que el maestro James Kelly se aprovechaba de su puesto en esa institución para abusar sexualmente de al menos uno de los alumnos becados de escasos recursos, el coreógrafo Kelly se vio presionado y presentó a la Dirección de Fomento Artístico Cordobés su renuncia, pero no se la aceptaron y continuó con sus clases y su deleznable conducta, hasta que este periódico presentó ante la Fiscalía del Estado una denuncia en su contra, con las llamadas telefónicas y fotos de pornografía infantil incluidas. Es la fecha que no lo han llamado a declarar y afirman que ya huyó de esta ciudad, seguramente en busca de nuevas víctimas inocentes.
Se advierte una gran diferencia en la actuación de la justicia entre Estados Unidos y esta región, de impunidad criminal. Una muestra palpable es la inocultable indignación de Rosemarie Aquilina, la jueza norteamericana del caso del depredador sexual Larry Nassar, quien, tras darse a conocer la sentencia, expresó: “Estoy firmando tu sentencia de muerte. No has hecho nada para que merezcas andar libre. Yo jamás te dejaría solo ni con mis perros”.
La sorprendente actuación de la Jueza norteamericana involucrada en el caso, nos marca diferencias abismales en la procuración y administración de justicia… Y luego se indignan cuando Donald Trump nos tacha de ‘nacos’, pero aquí, en estos rumbos, la Fiscalía no ha girado ni siquiera orden de presentación a declarar al pederasta gringo, hoy en fuga.
¡¡¡Qué País tenemos!!! Y luego, los políticos se indignan porque el presidente Trump nos mira para abajo. Uno se pregunta: ¿Winckler no tendrá hijos, sobrinos, ahijados, o perro que le mueva la cola, para que le cause indignación esta historia? Estamos tan mal y la sociedad tan degradada que se indignan más con quienes los acusan que con el mismo pederasta y quienes le consintieron su gravísimo delito. ¡A la cárcel deberían de irse todos!