Mariano Escobedo.- El campesino Javier Sánchez Hernández (a) “El Cuajo”, su esposa Enriqueta Constantino Martínez, y su hijo Eugenio Sánchez Constantino, detenidos y presentados ante el Ministerio Público como presuntos sospechosos del crimen del jornalero Serafín Gallardo Flores, fueron liberados ante la presunta falta de elementos para sujetarlos a proceso penal.
De acuerdo con allegados a las diligencias, no fue suficiente el señalamiento que Eugenio hizo en contra de su padre, quien supuestamente le confesó el ataque al finado, además de que el machete revisado no tenía huellas de sangre.
Además Javier rechazó las imputaciones y se mantuvo en el dicho de que él no hizo nada y fue sido sacado por los policías de su casa y sin orden judicial.
Por ello fueron liberados bajo las reservas de ley, y ahora buscan a Isidro Vallejo, el otro inculpado, tal vez para ver si él acepta los cargos y se responsabiliza del asesinato.
El hecho ocurrió el sábado por la tarde, y fue descubierto alrededor de las 21:00 horas, por Iraís Crescencio Arenas, esposa del finado Serafín Gallardo Flores, quien tenía 59 años, con residencia en calle Miguel Hidalgo número 14, de Chicola.
Según Iraís, el sábado alrededor de las 21:30 horas llegó a su casa y encontró a su esposo inerte, bañado en sangre.
Llegaron elementos de la Policía, pero sólo confirmaron la muerte del agricultor, por lo que le dieron parte al Ministerio Público.
Las primeras diligencias revelaron que la tarde del sábado, Serafín estuvo platicando con Isidro Vallejo y Javier Sánchez, sentados afuera de la vivienda.
Las autoridades conocieron que el móvil del asesinato fue un ajuste de cuentas entre compadres, debido a un lío pasional.
Javier Sánchez supuestamente descubrió que su esposa Enriqueta se entendía con Serafín, y el sábado, al calor de las bebidas embriagantes, al parecer fue a la casa del finado y le dio de machetazos.
Sin embargo, el inculpado ha rechazado los cargos, alegando que desconocía del suceso y la versión de su hijo.
Por ello fue liberado, y ahora las autoridades deberán continuar la investigación para dar con el responsable y aplicarle la ley.
Gabriel Lagos
El Buen Tono