Orizaba.- La Iglesia católica no debe negarse a bendecir a quien se suicida, por el contrario, los sacerdotes tienen que estar dispuestos a escuchar a una persona con ideas de quitarse la vida cuando desea hablar, manifestó el coordinador de la Pastoral diocesana para Medios de Comunicación, Marcos Palacios Cárdenas.
Consideró que cuando alguien quiere matarse, antes desea hablar, “a nadie se le debe rechazar por suicidarse y si Dios es misericordioso, qué puedes decir”.
Indicó que es necesario partir de la idea de que Dios perdona a todos los que se acogen a su misericordia, porque no se concibe que alguien por cometer malos actos reciba como respuesta de su parte venganza o castigo.
Por el contrario, recordó que Él no es ni piensa como los hombres, perdona absolutamente a todos, “creo que las personas que se suicidan llegan a tener un momento tan difícil que no son capaces de pensar, carecen de su uso de razón pleno, las tiene que empujar algo”.
Esa es la razón por la que los sacerdotes o la Iglesia Católica no pude ni debe condenar a quien se suicida, si bien la persona tomó una decisión que no es la más acertada, tampoco se le debe negar a los familiares, que ya de por si sufren el dolor de ver la pérdida de su ser querido, una celebración religiosa o una bendición, remarcó.
Refirió que hace muchos años se sabía que algunos sacerdotes evitaban celebrar misa a quien se había suicidado, se llegó a decir que no debían de llevarlos a los templos, pero hoy la situación cambio.
Habló de que bajo ninguna circunstancia se condene a quien decidió quitarse la vida, más bien, “tenemos que preguntarnos los sacerdotes, papás, esposos y demás familiares, si escuchamos o queremos hacerlo a las personas y hacerles saber que un problema, por muy grande que sea, no rebasa las fuerzas del ser humano y que se debe buscar la mejor solución”.
Son momentos que el sacerdote debe hacer las veces de Cristo misericordioso, al final de cuentas somos administradores de la misericordia no dueños de ella”.
Marcos Palacios Cárdenas
Sacerdote
Matilde De los Santos
El Buen Tono
